El Viaducto avanza hacia Mictlán: Moreno Valle doblegó al INAH
Anamaria Ashwell
La ley no es tan poderosa como algunos quisiéramos en Puebla.
Lo demuestra la impunidad con que actuó a favor de su versión de “progreso” el gobernador Rafael Moreno Valle, quien para “cambiarle el rostro” y proseguir el “proceso de transformación” que intenciona para Puebla, apuntaló un Viaducto, con enormes sumas de recursos públicos, sin proyecto ejecutivo ni permisos de ley en tiempo y orden. Según declaraciones propias, al gobernador le bastó que algunos le aplaudan en la calle para convencerse que los poblanos necesitan de sus “grandes obras” y de su “gran visión”; y sin rubor y sin un dejo de ironía, con mala sintaxis además (según consta en el comunicado público) celebró finalmente su victoria por haber logrado a tiempo (“las obras culminarán el 5 de mayo de 2012”) los permisos sacados al INAH, a posteriori, para poder avanzar la construcción del Viaducto (ya avanzado). Y sin incomodarse siquiera a sabiendas que lo logró a costa de doblegar y humillar el mandato constitucional que tiene el INAH para resguardar los bienes culturales de la nación. Aunque para ello le asistió don María y Campos porque todos sabemos que para bailar un paso doble se necesitan dos.
La nuestra, largo tiempo lo han señalado los politólogos, es una economía cerrada y con gran cantidad de monopolios de facto. El ejercicio del poder público, por su lado, ostenta el monopolio mayor porque se adueña de cuantiosos recursos públicos que el gobernante en turno gasta como si esos dineros fueran suyos y no de los contribuyentes. La transmisión democrática resultó en los hechos en una enorme transferencia del poder desde la presidencia a los gobernadores de los estados. Y los gobernadores lo ejercen a discreción con instituciones fiscalizadoras sometidas, con congresos afines, sin contrapesos y exhibiendo nula disposición para responder por el interés general. Además gobiernan con alegre y abierto reparto de privilegios y dineros que sus estados no recaudan sino que demandan a la Federación. Así, el gobernador con licencia de Coahuila, Humberto Moreira, sobre endeudó a su estado (de 320 millones de pesos a 32 mil millones sin contar pasivos) deuda que ahora explica fue producto de inversiones en “infraestructura y puentes vehiculares” (Reforma, 26 de agoto, 2011).
Ignoro quienes fueron los “especialistas y personal técnico” que avalaron el dictamen del INAH (nadie a podido acceder al dictamen técnico ni a la licencia expedida) que Don María y Campos le concedió al gobernador Moreno Valle para que proceda a construir su Viaducto en Puebla, aunque con unas modificaciones al proyecto inicial: excavando ahora los suelos del lecho del río de San Francisco para crear dos pasos a desnivel. Todos los dictámenes, de investigadores del INAH en Puebla (pero también de muchas academias de ciencia e historia a nivel nacional e internacional) que promovimos y conocimos, se habían pronunciado con negativas y contra argumentos sólidos y técnicos porque ese Viaducto del gobernador no tiene ninguna justificación racional e introduciría a la larga mayor tráfico vehicular en la zona de monumentos de Puebla.
Nos hemos preguntado muchos cuales serían los motivos que llevan al gobernador a construir vialidades que no se necesitan, pasando por encima de viviendas de familias humildes en algunos tramos, pagando a una constructora extranjera un descomunal y elevado puente vehicular que solo pocos países del mundo han podido solventar y avanzando con tanta premura un Viaducto que ni los permisos del INAH ni los requisitos de estudios de impacto ambiental federales los tenía procurados. Una respuesta puede estar en el poder real de un gobernador actual; que puede gobernar sin obligaciones, explicaciones ni razones porque percibiéndose representante de las mayorías termina por asumir que el dinero a su cargo le pertenece solo a él. Para invertirlo, también improductivamente, si le da la gana. Pensamos en un momento que con el dinero a manos llena que le entrega la Federación quizás estimó el gobernador que dos mil millones no eran tantos y que se pueden invertir bien en un Viaducto para que los coches luzcan y porque las escuelas para discapacitados, las vecindades a punto de derrumbarse, la distribución inequitativa de agua potable, los drenajes destrozados de la ciudad, los pobres que piden limosna en las calles, los ambulantes que engrosan una economía informal que abarca casi 50 por ciento de la población ocupada, pueden esperar porque no se ven. Uno de nosotros hizo un cálculo: se gastarán 210 millones de pesos por kilómetro en estos cuatro nodos vehiculares (incluyendo el Viaducto) y con el dinero de un kilómetro se podría resolver, o empezar a resolver, el desperdicio de agua potable en cañerías viejas y el acopio de pluviales para reabastecer acuíferos en todo el municipio de Puebla. Pero las necesidades de agua de un gobernador son distintas a las de un asalariado que con su salario mínimo puede comprarse su pipa de agua. También exploramos si los requerimientos de tiempo en una producción de Televisa pudo haber impuesto al gobernador premuras porque la celebración del Centenario de la Batalla del 5 de Mayo tenía que lucir con coches y sin atascamiento de tráfico para el invitado principal, el Presidente Calderón. Además, un médico norteamericano y aficionado historiador, llamado Hayes Bautista, auto adjudicado experto en la Batalla del 5 de Mayo, les explicó (con una conferencia en la Palafoxiana) que esa fiesta también había que organizarla en “ELEI”. “No puede ser” siempre interrumpió uno de los académicos a quien también le tocó su fichaje, como si fuéramos todos criminales y que difundieron en la red con el afán de desprestigiarnos (especialmente a mí con una foto que más bien tiene parecido con la esposa de Shrek). Pero desde junio empezamos todos a rondar ese segundo piso que subía, subía, subía la pendiente hasta que se detuvo en seco, con cuatro pilares invadiendo zona de monumentos, porque se les acabo el cerro y a partir de allí el terreno inestable, puro relleno, prometía hundirles al coloso. Nunca cuadraron las cifras del tráfico tampoco y una entre nosotros insistía ¡pero esto es una insensatez! Más aún, sin gastar un solo centavo ya existían periféricos y vías que podían desahogar tráfico si querían unir Valsequillo y Africam con Atlixco; pero nunca pudimos descifrar que era lo que buscaban con estas inversiones millonarias. Y por qué insistían en atravesar con tráfico la zona de monumentos. Esa es otra pregunta que nos estábamos contestando pero en voz baja porque para entonces la insensatez iba en serio y las amenazas también.
Los tramos y kilómetros así como el costo en dinero (casi 2 mil millones de pesos) que el gobernador Moreno Valle invertirá en estos cuatro nodos vehiculares ellos mismos los subieron a la red (suponemos para cumplir con la formalidades de la leyes sobre transparencia) pero el proyecto, es decir las maquetas y los cálculos de la constructoras, cambiaban, confundían y mareaban a la vez. Se sucedieron así violaciones a las leyes federales y estatales porque el coloso seguía colándose en zona de monumentos y el ayuntamiento les giró permisos a una de las maquetas que el gobernador terminó abandonando por inviable. Por lo visto ellos nunca estuvieron avisados de nada pero el de Obras Públicas quiso congraciarse con el gobernador, quizás hundiendo al Alcalde de paso, pero violando él también la ley. La ultima maqueta en versión virtual le gustó a don María y Campos y el 24 de agosto se la aprobó; quizás porque reduce carriles existentes y atrae hacia el centro histórico tráfico vehicular que antes no tenía a la zona monumental como su destino. Además es muy moderno y tiene dos pasos para coches a desnivel.
Al inframundo en la religiosidad mesoamericana los antiguos Mexicanos le llamaron Mictlan. Sahagún cuenta que los pobres “miserables” que llegaban allí iban todos muertos por “justicia o enfermedad” o por cualquier razón que no fuera la de aquellos que morían en la guerra. Esos iban al cielo donde estaría por supuesto I. Zaragoza.
El Mictlan era un lugar oscuro, sin luz ni ventanas y extraviaba a los que allí se adentraban. Duverger, un académico y antropólogo también minoritario, sospechó que el descenso al Mictlan no era un paso en vertical sino exactamente como en uno de los pasos a desnivel del Viaducto de Moreno Valle: un regreso por debajo de la tierra con dirección hacia el norte. Al que por ahí transitaba se le debía derramar agua en la cabeza para dotarlo de un medio acuático en tiempos mesoamericanos. Exactamente como sucederá en temporada de lluvias cuando esos hoyos a desnivel del Viaducto se llenen de agua y los que se encuentran en sus coches transitando por abajo queden más que mojados. Pero el gobernador nos ha tranquilizado: eso le ahorrará entre 30 y 40 millones de pesos y la obra se cumplirá sin retrasos.
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