miércoles, agosto 31, 2011

¿Cómo se convierte a un ser humano en un “Zeta”? : María Teresa Jardí




Una nota a la que se le dio poca importancia por la prensa fue hace unos días motivo de interés de los twitteros, la de un perrito colgado en un asta bandera de un recinto policiaco, en las instalaciones de la ASE, por sus siglas.
El asta bandera de La Agencia de Seguridad Nacional del Estado de México, con sede en Netzahualcoyotl, donde “policías”, entrenados por David Garay Maldonado, de triste recuerdo a su paso por otras dependencias policiacas, alguien grabó al evidentemente asesinado cachorrito, que en fotos y vídeos aparece muerto e incluso parece haber sido quemado, aunque se defiendan los responsables, temporalmente cesados, de cara al poco público interesado en la perversidad policiaca mexicana y debidamente soplados al oído por su jefe, como es lógico, diciendo cualquier cantidad de chorradas: como que lo colgaron en aras de salvarlo de ser llevado a la perrera e insistiendo en que se encuentra vivo, sin prueba alguna, como es obvio, luego de haberle abandonado en un mercado. Así se entrena a “Los Zetas” por el prianismo mexicano que impone la corrupción como gozo de la impunidad absoluta para las mafias que la clase política y empresarial controlan.
Más allá de la demostración de que se puede resolver, todavía, lo que desata un gran malestar ciudadano. El caso del asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia, el allanamiento, con robo, agravado por tratarse de agentes policiacos, de la casa de otro poeta o la quema de amas de casa en un casino. Que no así el resto de atroces actos criminales cuando de pobres a secas se trata. Más allá de la demostración de que cuando se quiere resolver, se puede hacer. No deja de ser curioso el interés de vender, desde ya, que no quisieron quemar a nadie ni midieron la gravedad de sus hechos, los culpables detenidos, probablemente chivos expiatorios, o si no lo son del todo, con los que se ha debido acordar que pronto serán sacados de la cárcel, de vender la ausencia del ánimo criminal para obtener el resultado de sus actos, en aras de que no sorprenda el que en unos meses, quizá, algún periodista pueda enterarse y denunciar sobre la clemencia con la que actuará el juez designado para que no se considere tan grave, el hecho que debió buscar que se le apruebe la Ley de Seguridad Nacional como el capricho del momento de quien usurpa el poder hace ya seis larguísimos años.

¿Cómo se convierte a un ser humano en un “Zeta”?
María Teresa Jardí

En materia de derecho penal, en aras de la defensa del culpable, la intención es fundamental para que el juez pueda dictar, en Justicia, una sentencia. No es lo mismo un homicidio cometido por alguien que debido a un accidente atropella a una persona. Que atropellar el marido a la mujer, o viceversa, al sacar el coche de garaje para casarse dos semanas después con su amante.
Queda claro que la intención es determinante en aras de que la sentencia sea justa, aunque el resultado en ambos casos sea la muerte de otro, pero en uno producido de manera involuntaria y en el otro como crimen con todas las agravantes que los códigos de la materia consignan.
Calderón no quiere irse y si puede cancelar la elección lo hará sin dudarlo y si no puede impondrá al precio que sea al que le garantice mejor el no castigo, al menos, por parte de la “justicia” mexicana, de sus muchos crímenes. Y van por eso subiendo de tono las agresiones en muchas pistas en contra de todo el que a esto se oponga. Incluso se puede poner como una de ellas el hecho de obligar a Lujambio a renunciar a sus aspiraciones políticas. Quizá el bueno para cubrirle las espaldas incluso es Peña Nieto, aunque sea priísta. Quizá, así se lo ha garantizado la telebasura en aras de seguir siendo ella la que mantenga el control de la política. La agresión a Moreira, sin importar si es falso o cierto lo del endeudamiento para beneficio propio, en manos de golpeadores panistas, es otro ejemplo claro del actuar de Calderón en otras pistas. Pero su fuerte es la represión y es ahí donde confía en convencer a la sociedad de la necesidad del uso de la fuerza cancelando para el pueblo todas las garantías. Calderón es un delincuente de ligas mayores y los mexicanos vamos a merecer el futuro que viene por no haber sido capaces o peor aún por no haber querido entender incluso la locura de poder que a Calderón aqueja, exigiendo su no llegada, usurpando, y una vez impuesto: su salida.

No hay comentarios.: