A 36 años de la caída en combate de Lucio Cabañas
Por Julio Pimentel Ramírez
Reflexionar y recordar este 2 de diciembre la vida y muerte del profesor Lucio Cabañas adquiere particular importancia porque a 36 años de la caída en combate del fundador y comandante del Partido de los Pobres, aunque el México de hoy no es el mismo que el de hace cuatro décadas, prevalecen muchas de las condiciones y contradicciones económicas, sociales y políticas que dieron origen a la lucha de los campesinos guerrerenses y de otros sectores sociales de aquellos años.
El ejemplo de Lucio Cabañas sigue vigente entre nosotros, sobre todo ahora en que se agudiza la estrategia de criminalización de las luchas y movimientos sociales, se incrementa la pobreza, el desequilibrio social, se deteriora el nivel de vida de los mexicanos, aumenta el desempleo y la migración, producto todo ello de una política económica que perjudica a los que menos tienen y entrega al extranjero los últimos reductos de la soberanía nacional.
Así vemos que a cien años de la Revolución mexicana y a más de siete lustros de las luchas revolucionarias de Arturo Gámiz, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas y el de decenas de luchadores que en la segunda parte del siglo XX entregaron sus vidas por culminar los sueños y compromisos de Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata y Francisco Villa, entre otros, siguen pendientes los objetivos de alcanzar una sociedad igualitaria, una nación soberana, digna y justa.
Por Julio Pimentel Ramírez
Reflexionar y recordar este 2 de diciembre la vida y muerte del profesor Lucio Cabañas adquiere particular importancia porque a 36 años de la caída en combate del fundador y comandante del Partido de los Pobres, aunque el México de hoy no es el mismo que el de hace cuatro décadas, prevalecen muchas de las condiciones y contradicciones económicas, sociales y políticas que dieron origen a la lucha de los campesinos guerrerenses y de otros sectores sociales de aquellos años.
El ejemplo de Lucio Cabañas sigue vigente entre nosotros, sobre todo ahora en que se agudiza la estrategia de criminalización de las luchas y movimientos sociales, se incrementa la pobreza, el desequilibrio social, se deteriora el nivel de vida de los mexicanos, aumenta el desempleo y la migración, producto todo ello de una política económica que perjudica a los que menos tienen y entrega al extranjero los últimos reductos de la soberanía nacional.
Así vemos que a cien años de la Revolución mexicana y a más de siete lustros de las luchas revolucionarias de Arturo Gámiz, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas y el de decenas de luchadores que en la segunda parte del siglo XX entregaron sus vidas por culminar los sueños y compromisos de Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata y Francisco Villa, entre otros, siguen pendientes los objetivos de alcanzar una sociedad igualitaria, una nación soberana, digna y justa.
Siete décadas de priísmo y una de panismo erosionaron las instituciones surgidas del movimiento revolucionario de 1917 y la oligarquía dominante se apresta a eliminar los últimos reductos de carácter social, al tiempo que con la estrategia de “guerra” contra el narcotráfico, impuesta por Estados Unidos y adoptada por Calderón en su vano intento de legitimarse, pugna por imponer un régimen policiaco-militar de rasgos fascistoides.
Tomando en cuenta las circunstancias y el tiempo transcurrido, hay hechos que nos muestran que sigue intacto el hilo conductor de la represión e impunidad del régimen político mexicano, que no ha modificado su esencia a pesar de la alternancia de partidos en la administración federal, uno de ellos es el hostigamiento y persecución en contra de medios de comunicación que se atreven a dar voz a fuerzas sociales y políticas molestas para las cúpulas del poder.
En los años 70 la revista POR QUE? -dirigida por el periodista Mario Menéndez Rodríguez- ofrecía sus generosas y valientes páginas a la publicación de los documentos de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y el Partido de los Pobres, entre otras guerrillas de la época. En respuesta el gobierno de Luis Echeverría Alvarez ordenó su cierre y destrucción de su maquinaria, previos actos de intimidación y represión en contra de sus directivos.
Ahora el POR ESTO!, Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía, y su director general, son sometidos a recurrentes medidas de hostigamiento y acoso de los gobiernos panistas y sus socios, por brindar espacio al movimiento popular en defensa del petróleo, la economía popular y la soberanía nacional, así como por no quitar el dedo del renglón respecto al carácter ilegítimo y espurio de Felipe Calderón.
En los 60s, se vivía en Guerrero una situación de violencia estructural. Caciquismos añejos, abusos, corrupción, crímenes, violaciones, miseria, insalubridad, inequitativa distribución de la riqueza, son algunos de los factores que a diario debe de combatir la población campesina e indígena guerrerense.
¿Hay mucha diferencia con lo que sucede actualmente en el país? Dos terceras partes de los mexicanos en la pobreza, desempleo en crecimiento mientras un puñado de millonarios concentra la mayor parte de la riqueza nacional, un presidente espurio, incapaz y autoritario, gobernadores “preciosos” y represivos, partidos políticos sumidos en el oportunismo y el desprestigio, violencia e inseguridad, corrupción rampante en amplios sectores de la función pública, parecen darnos la respuesta a dicha interrogante.
Al hablar de Lucio Cabañas, si bien recordamos hechos acontecidos hace ya casi cuarenta años, nos estamos refiriendo a páginas de la historia nacional que aún no se han cerrado, los expedientes siguen abiertos: persisten en México más de mil 300 personas detenidas desaparecidas, 600 de ellas en Guerrero -más de cien de éstas con el apellido del jefe insurgente; cientos de masacrados y decenas de ejecutados extra judicialmente, sin olvidar los torturados y encarcelados sin respetar procesos legales.
Los responsables intelectuales y materiales de los delitos de lesa humanidad que enlutaron cientos de hogares y que agravian a la sociedad en su conjunto, permanecen en la impunidad. Con dificultad, la verdad se abre paso pero la justicia espera su turno.
A 36 años de la caída en combate del profesor Lucio Cabañas Barrientos en las sierras del Sur, nos permitimos una reflexión de uso común al subrayar que hay hombres que al morir físicamente pasan a formar parte de los espíritus inmortales y no es que se trate de seres extraordinarios o de semidioses al estilo de la cultura griega, sino que su legado de integridad entre lo que se piensa, se dice y se actúa, su entrega incondicional a la causa de los que menos tienen, es un ejemplo para quienes se comprometen con la necesaria utopía de que un mundo mejor es posible.
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