miércoles, diciembre 08, 2010

Guillermo Fabela Quiñones : Congruencia, arma definitiva

Congruencia, arma definitiva
Por Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes

Vista la realidad nacional con objetividad, no hay tiempo que perder para evitar que la situación del país aflore en mayor violencia. Es preciso demostrar que a pesar de la ingobernabilidad que se vive en muchas regiones, es factible manejar un estado de cosas que amenaza desbordar los cauces institucionales. Pero esto lo podrá llevar a cabo la sociedad organizada sólo en torno al imperativo de frenar la instauración de un régimen claramente fascista, pues a pesar de que la ultraderecha avanzó de manera considerable en los últimos diez años, aún quedan resabios del proceso democratizador que iniciaron organizaciones progresistas en 1988. Por eso es vital desenmascarar los afanes aliancistas de la fracción del PRD que dirige Jesús Ortega, ya que no tienen otra finalidad que servir a los intereses del grupo panista en el poder.

Sin alianzas con organizaciones democráticas el PAN no tiene futuro, por eso es lamentable que la fracción de “Los Chuchos” se preste a servir de punta de lanza de un grupo de interés que sólo busca apuntalar sus privilegios. En la década que lleva el partido blanquiazul al frente de las instituciones nacionales, ha quedado claro que su único y primordial objetivo es servirse del poder para sumar prebendas y privilegios. Nada relevante ha hecho en beneficio de la sociedad nacional, ni siquiera los programas sociales de carácter asistencialista son suyos, sino herencia del pasado priísta y los más significativos son producto de los gobiernos perredistas en la capital de la República.


Es de llamar la atención que sea Ortega quien convocara al nuevo dirigente del PAN, Gustavo Madero, a una alianza para contender juntos por el gobierno del Estado de México. Y puntualizó: “Esperemos que la nueva dirección del PAN también mantenga ese interés para inaugurar una nueva etapa del desarrollo democrático”. La experiencia histórica demuestra que los relevos en el mando no modifican nada cuando lo que urge erradicar son prácticas e instituciones caducas y corruptas. Ningún desarrollo democrático cabría esperar de una alianza entre fuerzas antagónicas. Si funcionó en Oaxaca la alianza con el blanquiazul, fue porque el candidato Gabino Cue no se comprometió con la derecha, y ahora en el gobierno tendrá que demostrar que no existen ni existirán componendas reprobables.


Sería un gravísimo error estratégico continuar alianzas que no tienen otra finalidad que darle al PAN un oxígeno que le urge para mantenerse a flote. Seguramente, una vez conseguido ese propósito, se olvidarían de los compromisos con sus aliados, tal como sucedió en Durango. Es muy obvio que tal es el objetivo que busca Felipe Calderón en el Estado de México y también en Coahuila. Se equivoca Ortega si cree que engaña a la opinión pública con sus comentarios justificatorios. El PRI sólo podrá ser derrotado por el pueblo unido en torno a un proyecto de nación incluyente, no mediante alianzas vergonzosas, sin ningún sustento que les dé validez y confiabilidad.
Ortega debería ser el primero en escuchar sus palabras para demostrar congruencia. Dijo: “La población demanda de los partidos políticos que atiendan los problemas del país, no que se pierda el tiempo en defender intereses particulares o individuales”. ¿Qué otra cosa ha hecho la fracción de “Los Chuchos” sino defender intereses particulares? Nunca en ningún país han funcionado alianzas entre fuerzas políticas antagónicas, mucho menos cuando lo que está en juego es el futuro de la nación en su conjunto, como es el caso de México en la actualidad. Estamos en una verdadera encrucijada en la que se habrá de definir qué proyecto triunfa, si el de los tecnócratas neoliberales al servicio de una minoría oligárquica, o el de la sociedad en su totalidad defendido por las organizaciones progresistas y democráticas.
Los dirigentes de las fuerzas democráticas y progresistas deberían ser los primeros en demostrar congruencia, para así tener la suficiente autoridad para exigir a sus seguidores no pierdan el tiempo en cosas insustanciales que sólo benefician a los enemigos políticos. La meta por alcanzar es muy clara: frenar las ambiciones de la ultraderecha por mantenerse en el poder a fin de consolidar su proyecto antidemocrático y entreguista. ¿Cómo es posible entonces que una fracción que se dice de izquierda pretenda servir de peón del grupo en el poder que sólo busca apuntalar su hegemonía sobre el resto de la sociedad? La congruencia en política es una condición fundamental para alcanzar éxitos irreversibles, de largo alcance, pues sólo así se puede contar con una base social que sirve de lanza y escudo.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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