Contra el establishment
Washington amenaza con investigar judicialmente al portal de Internet
Chomsky: muestran los documentos odio de gobernantes a la democracia
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de diciembre de 2010, p. 3
Washington amenaza con investigar judicialmente al portal de Internet
Chomsky: muestran los documentos odio de gobernantes a la democracia
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de diciembre de 2010, p. 3
Nueva York, 30 de noviembre. El gobierno de Estados Unidos amenaza fiscalizar judicialmente a Wikileaks mientras intenta superar la crisis diplomática provocada por la divulgación de más de 250 mil cables de sus 274 embajadas y consulados, y se intensifica el debate sobre las implicaciones de la filtración. Noam Chomsky consideró que esto revela “el profundo odio” de los gobernantes a la democracia.
Mientras la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reunió con contrapartes en Asia central –muchos de ellos mencionados en los cables– para intentar aminorar el golpe y rescatar su prestigio, el procurador general, Eric Holder, y el Pentágono reiteraron que se impulsan investigaciones “criminales” acerca de las filtraciones de Wikileaks.
Algunas versiones periodísticas señalaron que las autoridades consideran aplicar la Ley de Espionaje contra Julian Assange, el fundador y director de Wikileaks. El vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, declaró que, “obviamente, hay una investigación criminal sobre el robo y difusión de información sensible y clasificada”. Explicó que se evalúa toda una gama de opciones para castigar a los responsables.
Minimizan la filtración
Otros funcionarios del gobierno de Barack Obama continuaron minimizando el asunto. El secretario de Defensa, Robert Gates, declaró hoy a reporteros en el Pentágono que la divulgación ha sido un asunto “embarazoso”, pero que las consecuencias para la política exterior estadunidense son limitadas. “El hecho es que los gobiernos establecen relaciones con Estados Unidos porque está en su interés, no porque les gustamos, no porque confían en nosotros y no porque creen que podemos mantener secretos.”
Hillary Clinton reiteró en Kazajstán que “fue un acto muy irresponsable” que “puso en riesgo las vidas de personas inocentes en todo el mundo, sin tener consideración para los más vulnerables, incluyendo periodistas”.
Insistió en defender la libertad de expresión y criticó a los gobiernos que reprimen a los periodistas. En la era del Internet, sostuvo, es difícil balancear la libertad y la responsabilidad. “Tenemos que apoyar y proteger la libertad de expresión, sea de un individuo o de un periodista. Pero también tiene que haber algunas reglas o algún sentido de responsabilidad que debe ser inculcado.”
En tanto, el Departamento de Estado desconectó el acceso a los archivos de la red cibernética clasificada del gobierno y redujo el número de empleados que pueden ver mensajes diplomáticos. La medida es temporal, indicó el vocero P. J. Crowley, mientras se reparan “debilidades en el sistema que se han evidenciado por esta filtración”.
A la vez, el Departamento de Estado intentó desmentir que los diplomáticos estadunidenses son espías. El cable divulgado por Wikileaks firmado por Clinton, que incluye instrucciones a funcionarios estadunidenses a buscar información hasta de ADN, escaneos oculares y biométricos de representantes de otros gobiernos y de los más altos funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, provocó críticas en varias partes sobre si los diplomáticos estaban espiando.
Un alto funcionario del Departamento de Estado –no identificado– declaró que las solicitudes para obtener esa información personal fueon enviadas por “administradores de la comunidad de inteligencia”, y que los diplomáticos estadunidenses no tenían obligación de cumplir con esos pedidos, reportó la agencia Ap. El vocero Crowley subrayó que “nuestros diplomáticos son diplomáticos, no bienes de inteligencia”.
El caso detonó un creciente debate aquí sobre el impacto y el significado de la filtración masiva de documentos clasificados –la más grande en la historia. “Tal vez la revelación más dramática (…) es el amargo odio a la democracia que es revelado por el gobierno de Estados Unidos –Hillary Clinton y otros– y también por el servicio diplomático”, consideró hoy Noam Chomsky, en entrevista con Amy Goodman en el noticiero Democracy Now. “Debemos entender (…) que una de las razones principales de los secretos gubernamentales es para proteger al gobierno de su propia población”, agregó.
Tomó como ejemplo lo dicho ayer por Clinton acerca de que los cables “confirman el hecho de que Irán representa una amenaza muy seria ante los ojos de muchos de sus vecinos”, ya que los documentos revelan que líderes árabes instaron a Washington a atacar Irán. Chomsky señaló que “las encuestas más recientes (realizadas por Brookings Institution) reportan que 80 por ciento de la opinión pública árabe ve a Israel como la principal amenaza en la región; la segunda es Estados Unidos, con 77, e Irán con 10 por ciento. Eso no se reporta en los periódicos, pero seguro es muy familiar para los gobiernos de Israel y Estados Unidos y sus embajadores” y, por tanto, lo que revelan los cables no es la posición de los pueblos de la región, sino de los dictadores árabes y de los gobiernos occidentales.
Así, “el significado principal de los cables divulgados hasta ahora es lo que nos dicen del liderazgo occidental”, señaló Chomsky. Al omitirse la opinión pública del mundo árabe, como en otros aspectos que abordan esos cables, reiteró, eso “revela el odio profundo a la democracia por parte de nuestro liderazgo político y (en este caso) el liderazgo político israelí”.
Esto apenas comienza
Los cuatro diarios y la revista que han difundido el vasto acervo de cables diplomáticos informan que continuarán publicando más durante al menos una semana. Algunos editores afirmaron que esto apenas comienza.
Todo empezó, al parecer, con un analista de inteligencia militar estadunidense de 22 años de edad, quien aparentando que escuchaba a Lady Gaga –cantando y moviéndose–, estaba “bajando” más de un cuarto de millón de documentos diplomáticos que, después de entregarlos en una minimemoria portátil a Wikileaks, sacudieron a varios gobiernos del mundo.
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