martes, octubre 04, 2011

Organizar la fuerza del Pueblo : Guillermo Fabela Quiñones



Organizar la fuerza del Pueblo
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes

Ante la triste realidad del país, producto de la voracidad de unos cuantos, de su mezquindad y ausencia total de patriotismo, es inaplazable un cambio de régimen, pues no hacerlo en los próximos años sería dar paso a un gobierno policíaco. Esto es muy claro debido a los niveles que alcanzó la descomposición del tejido social, a la crisis generalizada que afecta a la sociedad nacional, y a los gravísimos problemas de una economía estancada, que no ofrece soluciones ni respuestas al creciente desempleo, a la imparable carestía de la vida, a la costosa falta de oportunidades para los jóvenes.
Aun cuando nos inclinemos a pensar que ya tocó fondo la dramática decadencia de un régimen en franca bancarrota, luego de dos sexenios de gobiernos del PAN y de casi tres décadas de neoliberalismo, lo cierto es que tal supuesto no es óbice para que la mafia del poder quiera seguir al frente del Estado, sin importar las consecuencias. Tan es así que a toda costa quiere llevar a Los Pinos a Enrique Peña Nieto, lo que sería tanto como permitir que los peores vicios del sistema se magnifiquen aún más, al fin que para evitar los gravísimos efectos de tal desaguisado se fundaría un régimen absolutista amparado en la fuerza bruta.
Para la oligarquía no es verdad que exista un régimen que no da más. Sus integrantes están convencidos de que sigue siendo útil a sus fines, por eso en los comicios del próximo año hará hasta lo imposible por evitar el triunfo de las fuerzas democráticas, aun cuando con ello ponga en grave peligro lo que nos queda de gobernabilidad en el país. De ahí el imperativo de llegar a julio con un pueblo lo mejor organizado posible en torno al objetivo de impedir, por la vía pacífica, la continuación de un régimen ultrarreaccionario que está llevando a los mexicanos a la desesperación y a la pérdida total de confianza en el futuro.


En este sentido, es fundamental que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se consolide y cumpla con los propósitos que ha venido delineando Andrés Manuel López Obrador, pues sólo así será viable la instauración de un nuevo régimen, acorde con el imperativo de salvar a la nación del caos al que iría de manera indefectible bajo los lineamientos de una clase política fascista. La crisis actual es un esbozo de cómo sería la vida del país, si por desgracia lograra mantenerse en el poder el grupo surgido a principios de los años ochenta, con Carlos Salinas de Gortari como líder indiscutible.
El amplísimo poder de convocatoria demostrado por el político tabasqueño, tanto en sus recorridos por todo el territorio nacional, como en el acto del domingo 2 de octubre, es una demostración de que el pueblo mexicano sigue teniendo fe en la posibilidad de lograr cambios que enderecen el rumbo del país. Ahora sólo resta que se mantenga vivo ese ánimo, esa confianza en el futuro que inspira López Obrador, lo que fue ampliamente ratificado este domingo que acaba de pasar. La experiencia acumulada luego de tres décadas de ardua lucha contra el régimen del PRIAN, es fundamental para no repetir errores ni permitir que los esquiroles y traidores logren sus perversos objetivos. Es impostergable anularlos como fuerza política al servicio de la oligarquía.
Es su discurso en el Auditorio Nacional, López Obrador fue muy claro en los objetivos del Morena. Es una prioridad insoslayable organizar al pueblo, por ser la única vía para renovar la vida política, social y económica de México. La sociedad en su conjunto ha sido víctima, cada vez de manera más insolente y arbitraria, del influyentismo, la corrupción y la impunidad, flagelos de los que se sirve la oligarquía para apuntalar sus privilegios e intereses. En los próximos años es vital acabar con esos lastres, se podrá lograr en la medida que el pueblo ponga su grano de arena: el voto a favor de las fuerzas progresistas y democráticas que Morena está organizando a lo largo y ancho del país.
En los meses que faltan para las elecciones de julio próximo, es una prioridad ineludible despertar la conciencia de la población, amodorrada e hipnotizada por tanta propaganda insidiosa de los medios electrónicos pagada con dinero público. Hay que hacerle entender al pueblo que en sus manos está la posibilidad de un cambio de régimen, que sea verdaderamente favorable a sus legítimos derechos y aspiraciones de vivir en una nación justa y democrática.
Hay que darle al pueblo la seguridad de que es factible la transformación de la vida pública de México, siempre y cuando todos y cada uno pongamos algo de nuestra parte. Por muy firme y bien intencionado que sea un liderazgo, por sí solo no podría lograr los cambios monumentales que demanda la nación en esta hora crucial. Se requiere la participación de las masas, es decir los trabajadores, los campesinos, los estudiantes, los intelectuales, los empresarios. Estamos ante la última oportunidad, sin duda, de revertir una decadencia que nos está aniquilando como sociedad organizada.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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