jueves, octubre 27, 2011

JAIME ORNELAS DELGADO : El neoliberalismo no da más


TENDAJÓN MIXTO
El neoliberalismo no da más
JAIME ORNELAS DELGADO


La modalidad neoliberal del capitalismo mexicano hace cada vez más evidente su incapacidad para impulsar el crecimiento de la economía y, en consecuencia, genera poco empleo y provoca crecientes niveles de pobreza social y regional.

En septiembre, la última cifra oficial conocida, el desempleo abierto afectó 5.7 por ciento de la población económicamente activa; a la falta de empleo se suma el hecho de los bajos salarios de quienes están ocupados, lo cual ha provocado que el porcentaje de personas con trabajo cuyo ingreso no les permite cubrir el importe de la canasta básica alimentaria se haya elevado 23.4 por ciento en los cinco años de la administración de Felipe Calderón.

Estas cifras provienen de un estudio realizado por el Tecnológico de Monterrey que también advierte sobre el incremento de la pobreza laboral en 18 de las entidades federativas durante el actual gobierno federal. Esto significa que los trabajadores aún con empleo viven en condiciones de creciente pobreza en la mayor parte del país. El indicador que mide esta situación, la Tendencia de la Pobreza Laboral (TPL), lo elabora trimestralmente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo oficial encargado de medir la pobreza en México. Dicho indicador mostró, a mediados de este año, su peor desempeño desde 2005. De las 18 entidades en donde el TPL aumentó de la manera “más alarmante son Baja California, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas y el Distrito Federal, donde la pobreza laboral aumentó 85, 69, 66, 57 y 53 por ciento, respectivamente.


Entre otras, una de las causas de esta lentitud en el crecimiento y en la generación de empleo que terminan por elevar la pobreza se debe a la falta de dinamismo de la inversión pública y privada. A partir del gobierno de Miguel de la Madrid se redujo sensiblemente la inversión gubernamental, pretendiendo que el crecimiento económico se sustentara, primordialmente, en la inversión privada; sin embargo, a pesar de los incentivos que los empresarios recibieron su inversión no fue suficiente como para compensar la reducción del gasto público de inversión. Hoy, la inversión total no alcanza ni siquiera los montos previos a la crisis de 2007, que ya era muy reducida.

Una opinión desprevenida podría asegurar que en el país no existen recursos para ser invertidos, lo cual es falso si como nos enteramos recientemente un total de 292 mil 637 millones de pesos depositados en el sistema privado de fondos para el retiro; es decir, pertenecientes a los empobrecidos trabajadores mexicanos, han sido transferidos al exterior para que una parte (222 mil 404 millones) fuera invertida en la compra de acciones de empresas que cotizan en mercados bursátiles fuera del país y el resto (70 mil 232 millones) se usara para adquirir títulos de deuda internacional.

Por supuesto, si estas inversiones fueran exitosas y dejaran utilidades, la mayor proporción corresponderían a las Afores, casi todas de propiedad extranjera (cuatro de ellas, Banamex, ING, Bancomer y Principal, controlan 50 por ciento de los fondos de pensión). Eso si, en caso de haber pérdidas éstas se cargarían exclusivamente a los recursos de los trabajadores que, como ya ha ocurrido, verían disminuidos sus fondos de pensión. Por esa razón no extraña que las Afores hoy obtengan utilidades cercanas a los 38 mil millones de pesos anuales y que México corra el riesgo de ser un país de ancianos pobres.

¿Cómo mantener un sistema así, que en el fondo es la propuesta tanto de la regresión autoritaria como de la continuidad conservadora? ¿Cómo sostener al neoliberalismo que ha logrado lo que en ningún país del mundo ocurre, que 85 por ciento de la banca se encuentre en poder del capital extranjero? Sin duda, lo que México necesita es un cambio de rumbo, el neoliberalismo no da más.

Ahora sigue el negocio de la reconstrucción

Después de ocho meses de sistemática demolición de Libia por parte de la OTAN y Estados Unidos, como si éstos no dispusieran de la tecnología necesaria para localizar un blanco deseado, cayó y fue asesinado brutalmente Muamar Kadafi, quien estuvo 42 años en el poder de ese martirizado país. De esta manera, lo que en su inicio fue un movimiento popular en busca de la democracia se desvirtuó por la intervención estadounidense y europea movida por su codiciosa búsqueda de los recursos energéticos de Libia, convirtiendo la contienda en un nuevo y vasto mercado de armas. Y no sólo eso, ahora ¿a quién cree usted que le quedará el negocio de la reconstrucción? Por lo pronto, ya Obama declaró “seremos socios de esa nación”. Así, la culminación de esta guerra de occidente contra Libia no parece representar un paso hacia la paz, la democracia y el desarrollo de este país, como tampoco no lo ha sido la intervención armada en Irak o en Afganistán. Y ahora, ¿quién sigue? Cual será la nueva aventura bélica del Premio Nobel de la Paz ¿Irán? ¿Siria? Ojalá no se le vaya ocurrir México, convertido por la desbordada imaginación de las agencias gubernamentales yanquis, en territorio de conjuras islámicas.

Aclaración

Entregar la riqueza nacional al capital extranjero, no es audacia es traición.

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