sábado, octubre 29, 2011

Asunto estorboso, la soberanía : Guillermo Fabela Quiñones



Asunto estorboso, la soberanía
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones



Es incuestionable que la pérdida de soberanía se agravó dramáticamente en los últimos treinta años, pero en el actual sexenio el problema se magnificó a niveles inaceptables. Hay cada vez más señales de la intromisión del gobierno estadounidense en los asuntos nacionales, con la total omisión de las autoridades mexicanas. Esta realidad fue aceptada por la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, en relación con las acciones que llevan a cabo en México agentes de la agencia antidrogas de la Casa Blanca. En conferencia de prensa, puntualizó que “no es ninguna novedad” la presencia de agentes de la DEA en el país.
Sin embargo, en su comparecencia ante la comisión respectiva del Senado en días recientes, había negado esa versión, motivo por el que legisladores del PRI advirtieron que llamarán a cuentas a la canciller, “porque reconoció que agentes de la DEA operan en México y en la comparecencia comentó que esos agentes estaban con pasaporte diplomático y no tenían ninguna facultad para operar nada”, dijo Carlos Jiménez Macías. A su vez, la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Rosario Green, anunció que se están preparando las acciones necesarias, “a fin de que Espinosa no nos ande echando mentiras”.
Para la canciller, no es ningún problema que haya agentes extranjeros operando libremente en territorio mexicano, pues según ella “somos muy estrictos en cuidar que el marco jurídico vigente se aplique”. Si ese fuera el caso, no tendrían permitido permanecer ni siquiera unas horas en el país haciendo labores que sólo deben competir al gobierno mexicano. Según la funcionaria, “sabemos número y ubicación (de agentes),



Pero es tema reservado por seguridad”. Asombra y alarma que la señora Espinosa considere fundamental salvaguardar la seguridad de agentes extranjeros y no la soberanía nacional.
Esto es muy delicado, teniendo en cuenta que los designios del grupo en el poder en Washington son liquidar de una vez por todas cualquier asomo de nacionalismo en México, a fin de poder actuar libremente en contra de los intereses de los mexicanos. Son muy evidentes los signos que así lo revelan, como por ejemplo en los últimos días el interés de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en conceptuar a los cárteles del narcotráfico como “terroristas”. Así lo dijo: “He expresado mi preocupación sobre eso en el pasado y somos sensibles a las características que estos cárteles han adoptado y que ciertamente se asemejan a actividades terroristas”.
Esto explica el incomprensible afán de Calderón de continuar una “guerra” absurda, que lo es a partir de que sus resultados son absolutamente contrarios a lo que cabría esperar, o sea acabar con los cárteles y reducir a su mínima expresión el trasiego de enervantes. Mantener el alto nivel de violencia en las calles, bajo el argumento del combate a la delincuencia organizada, es la fórmula idónea para que la Casa Blanca tenga el pretexto de meterse hasta la cocina en los asuntos que sólo deberían competir a los mexicanos. Es obvio que las instrucciones que tiene el inquilino de Los Pinos son mantener su fallida estrategia sin importar las críticas ni sus consecuencias.
Es muy ilustrativa la Declaración de Ginebra, iniciativa diplomática impulsada por Suecia para medir el grado de violencia en el mundo. Afirmó el jueves que la “línea dura” adoptada por el gobierno de Calderón contra los narcotraficantes, ha llevado el flagelo “a niveles más altos que en muchas zonas de guerra”, y lo peor, “con resultados ambiguos”. Tan lo son que en vez de que disminuya la violencia, los hechos muestran que continúa cada día con más fuerza, y que las actividades delictivas aumentan asimismo de manera alarmante, sobre todo el narcotráfico, de acuerdo con los últimos reportes de la ONU.
Pero Calderón sigue sin escuchar a sus críticos, y hasta se molesta cuando se le señala su terquedad en seguir por una ruta que sólo nos conduce al abismo de la ingobernabilidad. Después de asistir a la ceremonia en el Senado, donde Cuauhtémoc Cárdenas recibió la medalla “Belisario Domínguez”, en cuyo discurso cuestionó la estrategia anticrimen de Calderón, así como su política económica, pues “en la democracia, la seguridad y la justicia son asuntos de la sociedad civil”, y que las fuerzas armadas “no pueden seguir expuestas a riesgos derivados de una función que no les corresponde”; Calderón concurrió a una comida de Nacional Financiera, y allí puntualizó que “para atrás en seguridad y en competitividad, ni para tomar vuelo”.
Queda demostrado, de acuerdo con lo expuesto por la señora Clinton, que la instrucción dada a Calderón es que se mantenga firme en su estrategia, y contra lo que juró al tomar posesión de su alta responsabilidad, debe seguirla al pie de la letra, aun cuando vaya en contra de la seguridad nacional y la soberanía. De ahí que este tema fundamental, la defensa del interés nacional, luego de tres décadas de “gobiernos” entreguistas, sea una entelequia. Y ahora hasta un asunto estorboso.

(gmofavela2010@hotmail.com)

No hay comentarios.: