Por María Teresa Jardí
El usurpador Felipe Calderón llegó al poder por la puerta de atrás y se escondió en un bunker, mientras se hace justicia y va a la cárcel.
Del PAN se van a recordar dos cosas: a Vicente Fox como el que ahogó al país con la corrupción de su mujer y de los hijos de ésta. Y a Calderón como el que dio el salto al baño de sangre de mexicanos haciendo una limpia de pobres.
Lo que va a perseguir a Fox y a Calderón como pesadilla, mientras vivan, es haber convertido al PAN en el fraude despreciable que hoy es ese partido que ofrecía democracia y trabajo por el bien común, para llegar imponiendo dictadura y abuso en aras del bien propio. Los plazos se cumplen y los errores se pagan pasando a veces facturas muy altas. En Zapatero —salvadas todas las diferencias ya que él no es un genocida, pero destructor igual del PSOE— tendrían que verse retratados el usurpador y su partido.
A lo que se refiriera Socrátes Rizo es al control de los daños, que es lo que están haciendo todos los gobiernos del planeta con relación a la droga mantenida como mercancía clandestina, porque de la derrama del narcotráfico vive el imperio yanqui que encabeza Obama y por eso la mujer de “El Chapo” va a parir a gringolandia.
El equivocado es Calderón. Los que le apuestan a ese control lo que propician justamente es el no convertir la violencia y el crimen en regla.
El PRI, al menos, dejó preso a “El Chapo”. Y es el PAN el que llegó abriéndole las puertas a ese delincuente, para además permitirle convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta. Y por eso tienen que ser juzgados incluso exempleados del priísmo como García Luna y Jorge Tello, convertidos en favoritos del usurpador panista.
Control de daños, justamente, es lo que se ha sabido hacer en Yucatán por Ivonne Ortega. Lo que se agradece. Y aunque va subiendo de tono la delincuencia también en Yucatán, se mantiene más o menos a raya a la más violenta. Es cuestión de quehacer político y también de inteligencia.
No sé si Colombia tuvo la oportunidad de obrar de otra manera, ya que cargaba con una guerrilla añeja que además había apostado por el terrorismo como norma.
Pero no es el caso mexicano y Calderón es imperdonable. Y no somos solamente los mexicanos sus víctimas. Calderón ha convertido al PAN en el enemigo de la nación. Sabios que son los pueblos, el mexicano, a pesar de la manipulación televisiva, lo intuye y la sociedad no quiere más al PAN como gobierno. Y como lo suyo es la guerra sucia y la venganza. Y como Calderón es incapaz de asumir la derrota. La misma guerra sucia, que contra el pueblo mexicano despliega, la ha trasladado al PRI porque Moreira se atrevió a dejar a un hermano. Lo que es cuestionable, pero quien ganó, frente al que quería imponer el usurpador en Coahuila, con un margen que no dejaba duda.
Calderón incapaz de escuchar a nadie que no sea el mismo, es incapaz de escuchar a los ciudadanos. Pero los electores igual están pasando ya al PAN las facturas.
El pueblo de México no merecía el entreguismo canalla de corruptos de mierda que han destruido el tejido social fomentando el deseo de venganza. Ni merece la búsqueda desesperada de hacer surgir una guerrilla. Lo que salta a la vista que están impulsando, buscando salvarse al menos por seis años más, Calderón y la mafia que lo acompaña.
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