sábado, octubre 15, 2011
Absurdo pretexto intervencionista : Guillermo Fabela Quiñones
Absurdo pretexto intervencionista
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Es alarmante que el gobierno estadounidense afirme que más peligroso que el terrorismo, para su seguridad nacional, es el narcotráfico en México. Esto a raíz del supuesto complot orquestado por el gobierno iraní para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington, con la participación, imposible de confirmar, de un integrante del cártel de “Los Zetas”, a quien contactó un ciudadano de origen iraní nacionalizado estadounidense, ya preso. Esto a pesar de que cada día que pasa crecen las dudas sobre la verosimilitud de un plan que rezuma mala fe, un simple pretexto como lo fue en su momento la invasión a Irak, dizque para eliminar un arsenal no permitido en poder de Saddam Hussein, el cual nunca fue hallado.
Parece un patrón establecido que cuando Estados Unidos atraviesa momentos críticos graves, sus agencias de inteligencia ponen en marcha acciones encaminadas a distraer a la opinión pública. Es incuestionable que la súper potencia pasa por una crisis económica de grandes alcances que podría superar a las anteriores, de acuerdo con especialistas, y desembocar en una profunda recesión. Tal situación vendría a sumarse al creciente desempleo que aumenta cada día y no parece tener una solución en el corto plazo. Las consecuencias comienzan a avizorarse, como lo deja ver el movimiento “Ocupa Wall Street”, que va ganando simpatizantes en un mayor número de ciudades. Lo que más debe preocupar a la clase política en Washington es que el movimiento está abriéndose camino entre importantes sectores de la clase trabajadora.
A los mexicanos nos debe preocupar, muy seriamente, el interés de la Casa Blanca en meternos en su dinámica antiterrorista, pues eso daría la pauta para intervenir más directamente, incluso con tropas del ejército estadounidense, en la vida pública de México. Son ya muy claros los indicios a este respecto, ahora reforzados con la declaración de que los narcotraficantes mexicanos son incluso más peligrosos que los terroristas. En días recientes, el gobernador Perry de Texas había hecho una amenaza contundente y muy inequívoca sobre su “derecho” a enviar tropas a nuestro país para salvaguardar la seguridad de Estados Unidos.
El imperio está buscando pretextos, por burdos que sean, para desviar la atención de sus ciudadanos de los problemas internos, cada vez más dramáticos, por temas que además son de importancia coyuntural para activar su malograda economía y justificar más presiones a México, país que siguen ambicionando por sus todavía muchos recursos, que desean explotar en su beneficio. Quieren aprovechar la oportunidad que representa un país sin un gobierno capaz de defender su soberanía, entreguista como pocos en el mundo en la actualidad. Fue muy claro el subsecretario de Estado cuando afirmó en el Congreso: “Obviamente, queremos asegurarnos que el apoyo, el equipo, la asistencia y la cooperación con México, pueda hacer frente también a este tipo de amenazas (el terrorismo)”.
He aquí el cobro de facturas por la “ayuda” representada por la Iniciativa Mérida: el gobierno mexicano tiene que seguir al pie de la letra las instrucciones de la Casa Blanca, aunque ello nos signifique gravísimos problemas en el corto plazo, principalmente vernos envueltos en las guerras de Washington contra sus enemigos, aun cuando los mexicanos no queramos participar en semejante irracionalidad que nos acarrearía enormes problemas y ningún beneficio.
Asombra que ahora los cárteles del narcotráfico se hayan convertido de la noche a la mañana en “terroristas”, cuando la realidad nos muestra que este fenómeno tiene más de medio siglo de vida. Se olvidan en la Casa Blanca que su bonanza se debe a la necesidad que tienen más de 25 millones de adictos de sus dosis diarias de estupefacientes. Se olvidan asimismo que ellos mismos propiciaron el negocio desde antes de la Segunda Guerra Mundial, debido a la necesidad de drogas ilícitas para sus soldados. Se olvidan que los cárteles nunca habían sido violentos, ni mucho menos “terroristas”, pues siempre habían estado dedicados a lo suyo, o sea el cultivo, trasiego y comercialización de los enervantes. Lo que menos querían son problemas con las autoridades, como lo patentizan los hechos.
Los problemas los ocasionan gobiernos que se quieren pasar de listos, y los que ahora quieren tener mayor control del negocio, como sucede actualmente. De ahí el rotundo rechazo a legalizar la comercialización de drogas ilícitas, pues una medida así redundaría en una creciente pérdida de rentabilidad del narcotráfico. La DEA es la oficina del gobierno estadounidense desde la cual se administra el negocio, sólo alguien muy ingenuo supone que su responsabilidad es luchar contra el flagelo. Ahora vemos que además se pretende usar como pretexto para intervenir en México sin un mínimo recato. Es inexplicable que después de más de medio siglo de operar un negocio, sin otro fin que el lucro, y cuando es el más boyante del planeta, los cárteles quieran complicarse la vida metiéndose de terroristas. ¿A quién quieren engañar?
(gmofavela2010@hotmail.com)
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