miércoles, octubre 12, 2011

AMLO y el fortalecimiento de la resistencia : Jorge Canto Alcocer



AMLO y el fortalecimiento de la resistencia
Jorge Canto Alcocer

Lo mismo en los cafés que en las tertulias familiares, en los ámbitos académicos y en el México profundo, la figura de Andrés Manuel López Obrador va cobrando día a día una presencia mayor. A despecho de las irracionales descalificaciones y las obsesivas campañas fascistas en su contra, el líder nato del movimiento popular comienza a trascender los espacios de la movilización social y a escalar posiciones en las mediciones electorales, justo nueve meses antes de la crucial contienda de 2012.
Ya el triunfalismo priísta que permeó hasta hace unas semanas empieza a desdibujarse, y la aparente figura invicta de Peña Nieto manifiesta la corrosión del tiempo y el desgaste natural de las posiciones políticas, sobre todo cuando no son congruentes ni honestas. De los candidatos de la derecha ni hablar, su único camino, como advertimos en colaboraciones anteriores, es el terror. El escenario va quedando, pues, desbrozado para un enfrentamiento claro y transparente entre el candidato del pueblo y el de la oligarquía.
En este contexto debemos entender los intentos por quebrar la unidad de la izquierda enmascarados en el llamado por un gobierno de coalición frente a la previsible falta de mayoría que se anticipa arroje la jornada del próximo mes de julio, firmado mayoritariamente por políticos e intelectuales orgánicos, algunos de ellos con décadas de vivir de un sistema al que critican con moderación y superficialmente, pero al que no cuestionan en lo real ni en lo profundo.


Cierto que algunos nombres imponen respeto, como el de Cuauhtémoc o el de Carlos Fuentes, pero otros, como Jorge Alcocer –perfecto ejemplo del traidor a la izquierda que sin empacho firma y afirma cualquier cosa por la que le paguen hacerlo- Manlio Fabio Beltrones o Denisse Dresser, nos dan cabal cuenta de la credibilidad de la convocatoria.
Para la izquierda, la disyuntiva es grave: luchar hasta las últimas consecuencias por una victoria popular que permita iniciar la verdadera transformación del país, o recoger, como hasta ahora ha hecho, unas cuantas y tristes migajas con la esperanza –o el cuento- de que se sigue construyendo para el futuro.
Pero nuestro pueblo, nuestros ninis, nuestros migrantes, nuestros adultos mayores, nuestros muertos, no permiten la menor demora. ¿Con qué cara les explicaremos que no será ahora, y que tenemos que seguir aceptando el gobierno de los corruptos y los incapaces? Ellos no se apellidan Fuentes, ni Aguayo, ni Ebrard, ni Beltrones, ni reciben sueldos multimillonarios, ni premios internacionales, ni regalías estratosféricas.
Ningún acuerdo con los corruptos, ni con los traidores, ni con los oligarcas. La lucha del pueblo debe servir al pueblo o, simplemente, no sirve. Por ello, sin coaliciones ni retrocesos, nuestra apuesta es por el movimiento popular y su inclaudicable líder.

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