María Teresa Jardí
La primera línea obligada de investigación es: a quién beneficia. Si se busca, claro está, resolver ese o cualquier otro caso de asesinato. Es a lo que deben dedicarse el PRI y el PRD, incluso por razones de sobrevivencia.
Línea que se debió seguir —y que aún falta por realizarse— en el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio que, al no haberse realizado, en este caso, permitió de entrada la imposición de un impresentable al frente del Ejecutivo. Impresentable que realizó la entrega al PAN que hoy ahoga, con un usurpador como cabeza, al país en la sangre de los pobres contra los que realiza una limpia. Genocida que busca imponer a su hermana al frente del castigado estado de Michoacán.
Más allá de que hable también el caso del desahogo de las particulares fobias de Calderón en contra de algunos miembros de la clase política, a los que odia de manera especial, como ha quedado claro tanto en el caso de Moreira por no haberle permitido imponer a su compradre, convertido en golpeador panista en contra del presidente del PRI, como a Godoy, que ya había sufrido tanto el fallido michoacanazo, como la persecución a su hermano, que puede ser un delincuente, pero quien es perseguido por ser hermano de Godoy y no por delincuente. Ahí está, Molinar Horcasitas (La Razón 5/XI/11),
nada menos que el responsable de la entrega de las guarderías, como negocio particular incluso a la familia de la mujer de Calderón, usado hoy como golpeador a modo del usurpador contra Godoy.
A Moreira deberían más bien premiarle. Porque si endeudó al Estado es porque se negó a recibir dinero del narcotráfico, es de suponer. Godoy y Moreira deberían propiciar la realización a fondo de esa primera línea de investigación de todo crimen que es la que lleva al beneficiado con el crimen.
El asesinato del alcalde panista de La Piedad, llevado a cabo, impunemente, delante de sus correligionarios de partido, mientras al alcalde se expuso a que le ocurriera cualquier cosa al hacerlo volantear en esa zona violenta. Los que, por lo visto, a pesar de que se dedican a escribir sobre el acto en el mismo twitter, que le gusta tanto usar al usurpador panista, salieron del Estado gobernado por uno de los políticos a los que alcanzan los muchos odios de quien se sabe que llegó no siendo el legítimo y sí el usurpador del puesto que la ciudadanía le confirió a otro de manera mayoritaria. Individuo que ha demostrado hasta dónde lo pueden llevar sus odios que incluso ha sido denunciado ante los organismos internacionales por haber elegido convertirse en el genocida que a México le está cancelando la posibilidad de escribir una historia menos atroz.
¿A quién beneficia ese crimen a unos días de unas elecciones manipuladas desde y por el Ejecutivo, usurpado, para sentar aunque sea en el gobierno michoacano a la hermana que por elemental moral no tendría que participar en la contienda electoral?
El asesinato del alcalde panista de La Piedad beneficia en primer lugar a Calderón que necesita aunque sea ese estado como reducto para dejar acomodada políticamente a su familia. Beneficia a la hermana del usurpador, a la que quiere imponer como gobernante michoacana. Beneficia al PAN que lo tiene todo perdido mientras exista en México una contienda electoral incluso manipulada. Basta salir a la calle, para entender, lo que es obvio, que saben también los pensantes que le puedan quedar al PAN como militantes, que los mexicanos no queremos a ese partido nunca más en la vida, ni en el gobierno federal ni en el gobierno de ningún otro estado de la maltrecha república que deja Acción Nacional ahogada en sangre, con el tejido social rasgado hasta el punto de que no va a poder ser zurcido en lo que resta del siglo, con niños que si no son asesinados están siendo programados para convertirse en asesinos seriales, sin instituciones y con varios ejércitos peleando también por las plazas en la calle... Estaríamos locos los mexicanos para querer al PAN de nuevo al frente de algún estado de la república.
¿A quién afecta el crimen del alcalde de La Piedad? Presumiblemente otro crimen de Estado. Afecta al PRD, en primer lugar, pero también al presidente del PRI con el que se ensaña, el mismo usurpador beneficiado por el crimen de su correligionario. Calderón es un mal enemigo y el odio que le despierta Moreira, porque se quedó su hermano como gobernante de Coahuila, cuando él había decidido regalarle ese estado a su compadre, está a la vista de quien quiera verlo y el crimen del alcalde michoacano —a sólo unos días de celebrarse la elección en el estado gobernado por un perredista, también odiado por Calderón— no debería investigarse por separado.
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