Es en la ética donde el futuro puede cambiar
María Teresa Jardí
Está bien que los gobernantes quieran a su pueblo. Pero, de regreso a la ética, es de lo que habla la necesaria refundación de la República mexicana. No está mal que AMLO se refiera al regreso del amor, en las condiciones de desamor absoluto impuestas por el genocida Calderón que, no hay que olvidarlo, se ha mantenido durante seis años al frente del Ejecutivo usurpando el puesto, por el apoyo del resto de la clase política.
Es en la ética donde se debe concretizar el amor del aspirante a refundar la República, que ha dejado de serlo suplida por la inseguridad como regla.
En el regreso a la ética es donde se encuentra el cambio. Nada fácil, es cierto. La ejecución de la ética a manos de la derecha panista dificulta el cambio, que necesariamente debe pasar por el impulso de años a una educación que logre suplir lo que la deseducación impuesta desde la telebasura y con la baja en la educación escolarizada, ha destruido de mala manera.
Pero igual es en la ética donde debe fundarse el futuro que esperamos los mexicanos que se puede concretizar con la llegada de AMLO. Lo enseñaron los griegos e incluso Séneca con su elección de vida estoica. La que por cierto contiene cierto paralelismo con la vida de Andrés Manuel. No se debe perdonar a todos. No se puede negociar con todos. No hay manera de que salga bien la aspiración de quedar bien siempre con todos. La muerte de Séneca, suicidándose, para no tener una muerte peor, ordenada por Nerón, con el que Séneca también creyó, así lo demuestra.
A AMLO lo han traicionado algunos de aquellos en los que ha creído, al punto de imponerlos como manejadores de la cosa pública. Y ahora que surge como quien pinta para ganar la elección que viene, alguno de ellos hasta se entera del aporte del EZLN a la vida nacional. Buscando, con desplegados a modo, el acomodo en el futuro gabinete, sin entender, quien se ha dedicado a perseguir a los zapatistas a lo largo de su gobierno represor, que a veces es necesario romper cuatro cristales incluso para conquistar el amor.
La apuesta de Beltrones es una apuesta clara en contra de Moreira. Está aprovechando Manlio Fabio, que sí es político, el sentir ciudadano, despertado por la acusación del PAN, no respondida con celeridad por el presidente del PRI. De repente es como si el único corrupto del país fuera Moreira. Beltrones, sabe que no, pero lo está capitalizando a su favor, de entrada, para convertirse en el amo del PRI. Más allá de que Beltrones haya entendido, igual que Televisa, que ni él ni Peña Nieto son los buenos de cara al 2012.
Peña Nieto se encuentra a la baja en las preferencias de quienes de manera tan adelantada lo quisieron convertir en el único candidato con opción al relevo del Ejecutivo federal. Pero igual para AMLO no es buena idea aliarse a la telebasura. No lo es como manera de obtener el voto ciudadano. Puede que, por ahora lo cobije, pero lo hace porque sabe que es el que puede ganar con el apoyo de un pueblo decidido a pasar al PAN la factura.
Para cambiar hay que poner orden en la casa y el orden empieza por acotar los poderes fácticos que además tan mal han tratado a AMLO. Andrés Manuel tiene que perder el miedo a los ciudadanos y entender que entre ellos es donde están sus únicos reales aliados.
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