Entre falangistas y dinosaurios
Por Jorge Canto Alcocer
Cierto es que el personaje de Juan Sandoval Íñiguez llama generalmente más a la risa que a la reflexión. Sus bufonadas son ya históricas –e histéricas-, pero son dignas de atención, pues nos manifiestan de un modo llano, sin retorcimientos ni sutilezas, el pensar del grupo más retrógrada y fanático de los mexicanos, un grupo al que podemos llamar “falangista” sin ruborizarlos a ellos ni a los asesinos que comandara el “generalísimo” Francisco Franco en la España de la Guerra Civil y de la dictadura.
Varias advertencias habían sido lanzadas desde hace semanas sobre el recrudecimiento de la estúpida “guerra” y de su irracional violencia. Nosotros mismos lo señalamos ya en múltiples ocasiones como un marco para la acción y expansión del autoritarismo y la ultraderecha. La espeluznante masacre de Guadalajara es hasta ahora el último acto de este deleznable clima, y las grotescas palabras del cardenal católico la más reciente convocatoria de la reacción para escalar la violencia y suprimir todas las posibilidades de una vida libre y desarrollada en este país.
“Ojalá venga para acá el Ejército, ojalá venga y nos libre –como si el Ejército fuera el Padre Nuestro-, Guadalajara es una ciudad muy grande, muy importante para la región, para que se pueda trabajar en paz, tener turismo”, exclamó el vetusto sacerdote al comentar los recientes asesinatos, igualando metafóricamente el todopoderoso accionar de lo sobrenatural con la furia represora de las fuerzas del Estado.
Este, señores, es el verdadero debate del 2012. No el posible retorno del viejo cascarón priísta a Los Pinos, o la continuidad del lamentable panismo. La pugna es más básica, y se da entre quienes pretenden sacrificarlo todo en pro de una supuesta seguridad bajo un esquema de renuncia a las libertades y los derechos fundamentales, y los que pensamos que es posible un México distinto, que enmiende el camino de las injusticias, las discriminaciones y las abominaciones, y nos permita por fin el desarrollo pleno de todas nuestras potencialidades.
Mientras los falangistas piden más violencia y más represión, los “dinosaurios” le apuestan a la seguridad antidemocrática del absoluto control político. La unción de Peña Nieto en un acto apoteósico y clamoroso, sin el menor cuidado por las formas, con el cinismo de los peores años de un Partido Único que fue fiel reflejo del absolutismo porfirista y del Estado Virreinal que lo precedió, es la otra alternativa oligárquica, que vulnera en igual medida que el descarado terrorismo de Estado nuestras posibilidades de evolución.
Ante el acoso de falangistas y dinosaurios, Andrés Manuel y el movimiento popular de resistencia iniciarán formalmente la carrera rumbo al 2012 el próximo 18 de diciembre. Trabajar a ras de tierra, llevar el mensaje de liberación de la violencia, la antidemocracia y la miseria al mayor número de mexicanos es nuestra única arma contra esos poderes. Lograr la conciencia política de nuestra Nación el único camino posible hacia la victoria. Desde esta tribuna, indudablemente, perseveraremos por dicha senda.
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