Carlos Fernández-Vega
México SA
Miningreso: 2 pesos más por año
Canasta básica: 200% de aumento
Jícamas y aceitunas para Pemex
En unos días más se conocerá el tradicionalmente gigantesco aumento a los salarios mínimos, el cual, una vez más, no rebasará el cálculo gubernamental en materia de inflación. En lo que va del calderonato, tal incremento (nominal) ha sido (hasta 2011) de 23.32 por ciento (promedio de las tres zonas geográficas), contra un avance de 22.46 por ciento en el índice inflacionario oficial (al cierre de octubre pasado), de tal suerte que la ganancia real del mini-ingreso ha sido de 0.17 por ciento anual (2 pesotes con 20 centavos), aunque falta por considerar el crecimiento de precios en los dos últimos meses del presente año, con lo que tal ganancia quedará en el olvido.
Con el pretexto de que ya nadie gana un salario mínimo en México, y sólo se utiliza como referencia para cuantificar las multas, el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos se apresta, una vez más, a violar la Constitución al despreciar lo que ella establece sobre el particular (“los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos…”). Con los miserables 2 pesos con 20 centavos que como promedio anual tal consejo ha autorizado de incremento, difícilmente cumple con la ley.
Ante esta terrible realidad, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM pregunta: ¿cuál debería ser el monto del salario mínimo para 2012?. Y apunta: los 59.82 pesos diarios que se pagan actualmente (zona geográfica A) están muy lejos de satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores. Se requieren más de 850 pesos diarios para cubrir dichas necesidades básicas, tener acceso a vivienda, alimentación, transporte, vestido y calzado, educación y salud dignos. Para ponérsela más fácil a la élite gobernante, hemos decidido dar a conocer el salario mínimo, el más mínimo indispensable, esto es sólo centrándonos en aquellos productos que nos llevan a meramente subsistir, es decir, los alimentos vitales que no pueden faltar a nadie; para ello calculamos el precio de la canasta alimenticia recomendable (CAR) para el primer día de octubre del presente año en 180.92 por día.
Ese sería el mínimo del salario mínimo, sin considerar el deterioro del poder adquisitivo en los dos meses que faltan de 2011 y todo 2012. Para adquirir la CAR y no padecer pobreza alimentaria, cualquier trabajador debe recibir mínimamente 180.92 pesos como percepción, por una jornada de ocho horas. Cualquier sueldo que esté por debajo de ese monto no alcanza siquiera para alimentarse, de acuerdo con los parámetros necesarios para una familia. Existe la política del Estado de imponer anualmente la llamada política de topes salariales, que opera desde inicios de los años 80 con el llamado modelo neoliberal, que ha consistido en que el incremento a los sueldos se determine en función del aumento inflacionario (el oficial) para el año respectivo”.
Derivado de lo anterior, prácticamente siempre resulta mayor el incremento inflacionario –sobre todo en los productos de primera necesidad de la canasta básica, como los alimentos– que el aumento salarial autorizado, lo que ha dado como resultado que año tras año las percepciones acumulen pérdida de poder adquisitivo, la cual alcanza 82 por ciento en las tres últimas décadas. Lo anterior se expresa en una reducción sistemática de la canasta básica de las familias trabajadoras y, por tanto, del cada vez más deprimido mercado interno, generando mayor desempleo ante la reducción o baja en el ritmo de crecimiento de la economía, aunado al disminuido ingreso real y el mayor y crónico desempleo.
A estas alturas, para adquirir la CAR se necesita que un trabajador promedio gane por lo menos tres salarios mínimos; en el arranque de octubre de 2011, el precio de esa canasta se ubicó en 180.92 pesos. Ello, si una persona sólo tuviera que alimentarse, pero el alimento no es todo lo que se necesita para vivir; las familias también pagan renta, luz, agua, se transportan a sus trabajos. Como se constata, si el salario mínimo no alcanza para comprar la CAR, qué se puede esperar de otros satisfactores y necesidades. ¿Por qué no se cumple lo establecido por la ley? Lo anterior quiere decir que dos terceras partes (65.45 por ciento) de la población ocupada en México carece diariamente del ingreso suficiente para adquirir la canasta alimenticia recomendable, por lo que está condenada a vivir en niveles de desnutrición.
El primer día de diciembre de 2006, cuando se instaló Calderón en Los Pinos, el salario mínimo se fijó en 48.57 pesos diarios; en igual fecha, la CAR tenía un precio de 80.83 pesos, una diferencia entre uno y otra de 66.4 por ciento. Cinco años después, el mini-ingreso es de 59.82 (zona geográfica A) y el precio de tal canasta de 180.92 pesos, una diferencia de 202.45 por ciento.
El CAM amplía el periodo de análisis y aporta los siguientes comparativos: en enero de 1982, con un salario mínimo se compraban 51 kilogramos de tortilla; para el primero de octubre de 2011, únicamente 5.2; de 280 piezas de pan blanco, el mini-ingreso ahora sólo adquiere 30; compraba 12 kilogramos de frijol bayo, y a estas alturas apenas 2.14; treinta años atrás alcanzaba para 19 litros de leche y siete de aceite, y ahora menos de 4 y por abajo de 3, respectivamente. Y con salarios de hambre y buen fin quieren reactivar el mercado interno y que los mexicanos vivan mejor.
Las rebanadas del pastel:
El gasto pendejo de hoy es una sección que publica el blogdeizquierda.com, y aporta una enorme cuan bella perla de cómo se utilizan los recursos públicos en este país: Petróleos Mexicanos (contrato número 4200088447, del 27 de julio de 2007, con Jesús Reyes Heroles júnior en la dirección general) destinó ¡¡¡9 mil 584.40 pesos!!! para comprar jícama grande seleccionada 2 piezas a la empresa Rancho El Oriente. La unidad administrativa que celebró el contrato fue (sic) especialista en relaciones laborales 3. Entonces, no es una pendejada, pues si ya es un verdadero asalto que con recursos presupuestales se paguen hasta las jícamas de los funcionarios, cómo calificar el hecho de que por cada una de ellas Pemex pagó ¡¡¡4 mil 792.20 pesos!!! ¿Pues de qué eran? ¿De oro? Por si fuera poco, la paraestatal pagó, un año atrás y al mismo proveedor, 12 mil 876.85 pesos por aceitunas, 92 mil 35.58 por abarrotes, 56 mil 911.82 por frutas y más de 62 mil por el mismo concepto, pero ya en tiempos del júnior, mientras a 66 por ciento de los mexicanos no les alcanza para comer.
cfvmexico_sa@hotmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario