La que no lo va a amparar es la Corte Celestial...
Por María Teresa Jardí
Un poco fuera de tiempo, de acuerdo a la velocidad de las malas noticias que son la nota diaria de lo que ocurre en el país, de todas maneras no quiero dejar de compartir con ustedes algo que me ronda con relación a la elección michoacana y que hoy creo que viene a cuento ligado con una Rayuela de La Jornada.
Saben bien los que me leen, aunque sea de vez en cuando, que estoy convencida de que nuestros problemas tienen que ver con la forma corrupta de ejercer el poder con la que se ha llegado al extremo de sentar en el sillón del Ejecutivo federal a un llegado “haiga sido como haiga”, según la propia explicación dada por quien usurpa el puesto.
Lo que hoy quiero compartir con ustedes tiene que ver con las declaraciones sobre los nexos del PRI con el narcotráfico por parte de la que a pesar de la cargada militarizada y marinada, resultó perdedora frente a un priísta, sobre quien, mis amigos que viven en ese estado y que no son del PRI, decían que era el candidato a quien los michoacanos preferían como gobernante, justamente porque no se conocían vínculos de él con los narcos y los que se azoraron, después, con las mentirosas declaraciones de la hermana perdedora. A final de cuentas del hermano, que ya se alza en incómodo y que más incómodo se va a convertir cuando juzgado sea por sus crímenes brutales, delitos de lesa humanidad.
Se azoraron con las mentirosas declaraciones, dado que la propia “Cocoa” Calderón pregonaba, cuando candidata, que la elección en ese estado estaba bloqueada, en términos de la propia definición de la palabra bloquear, que encuentro en la Red y que dice: “Operación militar o naval que consiste en cortar las comunicaciones de un lugar aislando al enemigo”.
Y no. Lo que pasó es que la gente guardó el miedo bajo la cama a pesar del blindaje militar y naval y salió a votar por quien consideran el mejor y por eso el del PRI ganó.
La Rayuela de La Jornada de ayer decía que: “Si el presidente Calderón se siente calumniado, más vale que acuda a un tribunal celestial, en lugar de la tremenda Corte”.
Y aunque lo ampare, añado yo, la tremenda Corte de Injusticia que opera en México, no es ahí donde tiene perdido el litigio por sus crímenes de lesa humanidad. Mientras que, si Dios existe, clara está su condena al infierno por su genocidio aplicado como exterminio de mexicanos y de migrantes centroamericanos pobres. Y tampoco se puede creer que el diablo vaya a ser benévolo con quien se ha empeñado a ocupar en la Tierra su lugar como el hacedor de crímenes atroces como los que aquí ha encabezado el usurpador Calderón.
La Cocoa perdió porque su hermano, no contento con llegar “haiga sido como haiga sido”, eligió convertirse en un genocida, porque tiene alma para serlo, está claro. Pero en parte también por su gran incapacidad incluso para entender que se equivocó al iniciar la guerra de exterminio.
Así que... Juzgado ya ha sido por los mexicanos de manera implacable. Y juzgado será, más temprano que tarde, en los tribunales internacionales por sus crímenes atroces, sumados a su incapacidad para reconocer sus errores. En lugar de amenazar con demandar a los que lo llevan, correctamente, a los tribunales internacionales, pocos todavía, pero que representan a millones, tendría que rectificar de inmediato.
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