viernes, noviembre 26, 2010

Juan R. Menéndez Rodríguez : Impotencia, rabia y miedo

Impotencia, rabia y miedo
Por Juan R. Menéndez Rodríguez


“No se puede gobernar a base
de impulsos de una voluntad
caprichosa, sino con sujeción a
las leyes. No se pueden improvisar
fortunas, ni entregarse al ocio y a la
disipación, sino consagrarse asiduamente
al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada
medianía que proporciona la retribución que la
ley les señala”.-
Benito Juárez García

En el despertar de cada amanecer es fácil darnos cuenta de lo ingenuos que somos con frecuencia y de cómo, aunque los adultos digamos lo contrario, una parte de nosotros continúa siendo infantil.
Tan sólo imaginar bien, amable y estimado lector, el escuchar y ver en la televisión las balaceras al Norte, Sur, Este, Oeste y Centro de Monterrey casi cualquier día de la semana, recordamos cuando leíamos acerca de los autobuses-bomba en países del Medio Oriente o sobre el intercambio de disparos en la Franja de Gaza o en ciudades de Irak o de Afganistán o sobre los atentados de ETA en medio de cualquier sitio, a cualquier hora; o sobre la lucha interna y añeja en Irlanda del Norte entre católicos y protestantes.
Por supuesto, no todo acaba ahí, pero si hacemos una lista de los atentados en India o en Pakistán, o si nos detenemos en los crímenes y las masacres en Bosnia (por elegir sólo un lugar), nos acabaríamos todo este espacio.
Sin embargo, cuando leíamos sobre cualquiera de esos temas, ingenuos o estúpidamente pensábamos: “Sólo un loco viviría ahí… ¿Cómo podrá la gente continuar con su rutina entre las amenazas de bombas, de granadas, de asaltos y de agresiones a inocentes?”.
Mire y observe, amigo lector, al regiomontano de hoy: invadidos por el miedo se han ido replegando a sus casas que están en proceso de convertirse en auténticas guaridas.
Colmados de rabia intentan no pensar todo el día en lo mismo, pero entonces escuchan las sirenas hacia el Sur, descubren que es la hora en que recogen a sus hijos por ese rumbo.
La impotencia se mezcla con el miedo y con la rabia. Llaman al teléfono celular. Sí hay respuesta y todo hasta ese momento marcha bien, respiran un poco (¡falta el regreso!); si no hay respuesta, esta amalgama de sentimientos los hace pensar todo tipo de cosas. Literalmente luchan por serenarse y por detener el pavor con la lógica, pero rara vez funciona.

(Imaginar bien, amigo lector, es cuestión de ejercitar el poder de la imaginación y poner en marcha la creatividad para acercarnos lo más posible al terreno de una realidad que, aunque virtual, nos resulta diáfana y presente).
Por eso decimos: nunca dejamos del todo nuestras actitudes infantiles. Así como los niños muy pequeños creen que nada más los papás de los otros se mueren (nunca los de ellos), así nosotros creímos durante mucho tiempo que esas guerras internas sólo podían suceder en lugares remotos, jamás en México.
Vamos a escribir algo muy breve, amigo lector, pero con mucha fuerza y motivación: nada justifica la violencia en ninguno de los sitios mencionados ni en ningún lugar del mundo pero, por lo menos, en todos esos casos hubo o hay un fundamento ideológico que los lleva a pelear por sus creencias. Por supuesto, su manera de luchar es inhumana y, por lo tanto, inadmisible y punible, pero existe un ideal, mal perseguido si usted gusta, pero lo hay.
¿Cuál es el ideal aquí? ¿Cuál es la lucha ideológica? ¿Cuál es el objetivo positivo a alcanzar? No hay respuesta para esas preguntas porque es una lucha por el poder, por el control. Nada más, pero nada menos.
El pasado fin de semana, el correspondiente al “puente-foxista” del mes de noviembre, los regiomontanos, que habían estado mucho tiempo sin atreverse a acercarse a la frontera, un grupo de varios matrimonios decidieron irse de “shoping” en sus sendas y lujosas camionetotas a modo de “caravana” y amparados unos en otros para lograr las ofertas en turno de los grandes centros comerciales de esa región. Con los asaltos a plena luz del día en la carretera a Reynosa (Tamaulipas), con las amenazas de los sicarios de “Tony Tormenta” de vengar su muerte y con el reciente narco-bloqueo de ambos carriles al mismo tiempo, algunas de esas parejas decidieron mejor quedarse en casa.
Unos niños del 3er. grado de Primaria estudiaron qué es una entrevista; la tarea consistió en entrevistar a otros niños, mayores o menores; tema libre. Al día siguiente, al leer los trabajos en clase y en voz alta, resultó que varios habían preguntado: “¿A qué le tienes miedo?”. La respuesta hasta hace poco hubiese sido: “Al ‘Coco’, a los fantasmas, a las víboras…”; ahora fue: “a que me maten de un balazo en la cara, a que los malos secuestren o maten a mis papás, a que nos echen una granada en la casa, a que se lleven a mi hermanito en la camioneta…”.
Por ello, amigo lector, no es justo ni eso ni nada de lo que hoy están sufriendo millones de mexicanos. Y lo peor es que no hay solución a la vista.
Con rabia, sí, insistimos en nuestra pregunta original ante la profunda ceguera mental de Fecal: ¿nos estás oyendo usurpador inútil?

E-Mail: jr_menrod@hotmail.com

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