Desde el malévolo cónclave
Por Jorge Lara Rivera
Hervidero de fanatismo parecía el anfiteatro donde este fin de semana una prédica falsaria y desacreditada llamaba a la histeria colectiva, a la sinrazón y a la legitimación de la impunidad tratando de conjurar la condena que merece su conducción de los asuntos públicos en toda la última década. Summum de cinismo e hipocresía el régimen federal panista osaba festinar así haber convertido en un lodazal la función pública tras 10 años en el poder, afirmando “vivimos mejor” sin especificar si, facciosa pero sinceramente, se refería a la plaga de altos burócratas (que en esta Administración creció exponencialmente para pagar inconfesables favores políticos que ayudaron a empoderarla) o a la Nación, con evidente mentira. “Irresponsabilidad, opacidad, simulación” infestaron de invectivas su discurso y es que de todo eso sabe mucho la banda que es el gabinete y asociados –baste recordar escándalos recientes– pues practica con ventaja el catálogo de vicios (nepotismo, amiguismo, compadrazgo, tráfico de influencias, cohecho, etc.) que se supone evitaría el Programa Nacional de Transparencia y Combate a la Corrupción del Ejecutivo federal que inició hace más de 2 años con bombo y platillos.
Un auge sucio innegable: en 2010 deslizó 9 puestos a México con respecto al año previo, ubicándole en el lugar 98 de una lista de 178 países, y con una calificación apenas unos decimales superior a 3. Del mismo modo que su jactanciosa propaganda alardea de “cobertura universal” de los servicios de salud con el Seguro Popular (el cual en los hechos resulta inoperante y pesado lastre para instituciones desgastadas como el IMSS y el ISSSTE desbordando sus menguadas capacidades de atención y precipita su quiebra); cuando sus actos son muestrario contundente en contrario por su poco apego a ella, se vanaglorió de “haber construido una Democracia”: el mismo jefe del Ejecutivo ha violado la Constitución al difundir propaganda oficial a favor del PAN en el período de obligado silencio previo a las elecciones de julio; ha designado por “dedazo” a los 2 últimos dirigentes nacionales blanquiazules y se apresta a hacerlo con un tercero; impuso a su pariente política Mariana Gómez del Campo en la dirigencia partidista del DF y desde la alta investidura con que se hizo “haiga sido como haiga sido” apoya ilegítimamente la candidatura de su hermana mayor Luisa María Calderón Hinojosa, buscando imponerla como gobernadora en Michoacán. Así, en un Auditorio Nacional que se colmó con acarreados y en medio de una estridencia triunfalista que no tiene sustento –ninguno– en la realidad, quien presumía “tener las manos limpias” y fue cuestionado sobre el autopréstamo que siendo director de Banobras se dio para comprar casa, por el contrato (cuando secretario de Energía) por 2 mil millones de pesos adjudicado a su cuñado Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, y la autorización de convenios lesivos a PEMEX para favorecer a la familia de Juan Camilo Mouriño T., su subsecretario; mostró las ensangrentadas con la pérdida de vidas inocentes por causa de su improvisación y necio empecinamiento en una ¿estrategia? de combate al crimen organizado que sólo se basa en la represión violenta, echando gasolina a la hoguera creada con una extrema depauperación propiciada con la falta de eficaces políticas de desarrollo social y el entreguismo que se le reprocha del patrimonio nacional a intereses extranjeros. Experto ilusionista el panismo empoderado alardeó de logros deletéreos que existen sólo en indicadores macroeconómicos amañados y estadísticas equívocas, sostenidos al altísimo costo de una virtual guerra civil que lleva ya más de 30 mil bajas, pérdida de gobernabilidad en grandes porciones del territorio nacional, el surgimiento de 10 millones de nuevos muy pobres y la duplicación, tan sólo en 2009, del número de compatriotas que viven en condiciones de “inseguridad alimenticia severa” (arreglándoselas con 13 pesos o mucho menos al día –según reporte del CONEVAL y la UNICEF– con el consecuente aumento de la amenaza del hambre a los hogares nacionales. Mitómano el discurso oficial en el acto pareció convencido del verismo de sus mentiras y denostó autoritarismo atribuyéndolo a los gobiernos anteriores, pretendiendo obviar la reciente memoria de su propia conducta vejatoria de principios legales elementales como el respeto a la libertad de asociación con el injerencismo gubernamental violentando la vida interna y la autonomía de los sindicatos minero y electricista; su falta de respeto a la autonomía municipal, su aplicación de 1 decreto extintorio antes de publicado en el Diario Oficial para que surtiese efectos legales; la pretensión de B. Ferrari, secretario de Energía, de obviar al Congreso homologando las normas de comercio exterior para favorecer a empresarios gringos; y la de Juan Molinar H. para aprobar la Licitación 21 desplazando de facto a la COFETEL. Pero se entiende: el gobierno es presa de una inocultable desesperación y desde la soberbia que le signa da coletazos. Hasta la Iglesia, añeja aliada del panismo intolerante, con oportunismo toma distancia al criticar la política ambiental del régimen. ¡Qué tal!
Hervidero de fanatismo parecía el anfiteatro donde este fin de semana una prédica falsaria y desacreditada llamaba a la histeria colectiva, a la sinrazón y a la legitimación de la impunidad tratando de conjurar la condena que merece su conducción de los asuntos públicos en toda la última década. Summum de cinismo e hipocresía el régimen federal panista osaba festinar así haber convertido en un lodazal la función pública tras 10 años en el poder, afirmando “vivimos mejor” sin especificar si, facciosa pero sinceramente, se refería a la plaga de altos burócratas (que en esta Administración creció exponencialmente para pagar inconfesables favores políticos que ayudaron a empoderarla) o a la Nación, con evidente mentira. “Irresponsabilidad, opacidad, simulación” infestaron de invectivas su discurso y es que de todo eso sabe mucho la banda que es el gabinete y asociados –baste recordar escándalos recientes– pues practica con ventaja el catálogo de vicios (nepotismo, amiguismo, compadrazgo, tráfico de influencias, cohecho, etc.) que se supone evitaría el Programa Nacional de Transparencia y Combate a la Corrupción del Ejecutivo federal que inició hace más de 2 años con bombo y platillos.
Un auge sucio innegable: en 2010 deslizó 9 puestos a México con respecto al año previo, ubicándole en el lugar 98 de una lista de 178 países, y con una calificación apenas unos decimales superior a 3. Del mismo modo que su jactanciosa propaganda alardea de “cobertura universal” de los servicios de salud con el Seguro Popular (el cual en los hechos resulta inoperante y pesado lastre para instituciones desgastadas como el IMSS y el ISSSTE desbordando sus menguadas capacidades de atención y precipita su quiebra); cuando sus actos son muestrario contundente en contrario por su poco apego a ella, se vanaglorió de “haber construido una Democracia”: el mismo jefe del Ejecutivo ha violado la Constitución al difundir propaganda oficial a favor del PAN en el período de obligado silencio previo a las elecciones de julio; ha designado por “dedazo” a los 2 últimos dirigentes nacionales blanquiazules y se apresta a hacerlo con un tercero; impuso a su pariente política Mariana Gómez del Campo en la dirigencia partidista del DF y desde la alta investidura con que se hizo “haiga sido como haiga sido” apoya ilegítimamente la candidatura de su hermana mayor Luisa María Calderón Hinojosa, buscando imponerla como gobernadora en Michoacán. Así, en un Auditorio Nacional que se colmó con acarreados y en medio de una estridencia triunfalista que no tiene sustento –ninguno– en la realidad, quien presumía “tener las manos limpias” y fue cuestionado sobre el autopréstamo que siendo director de Banobras se dio para comprar casa, por el contrato (cuando secretario de Energía) por 2 mil millones de pesos adjudicado a su cuñado Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, y la autorización de convenios lesivos a PEMEX para favorecer a la familia de Juan Camilo Mouriño T., su subsecretario; mostró las ensangrentadas con la pérdida de vidas inocentes por causa de su improvisación y necio empecinamiento en una ¿estrategia? de combate al crimen organizado que sólo se basa en la represión violenta, echando gasolina a la hoguera creada con una extrema depauperación propiciada con la falta de eficaces políticas de desarrollo social y el entreguismo que se le reprocha del patrimonio nacional a intereses extranjeros. Experto ilusionista el panismo empoderado alardeó de logros deletéreos que existen sólo en indicadores macroeconómicos amañados y estadísticas equívocas, sostenidos al altísimo costo de una virtual guerra civil que lleva ya más de 30 mil bajas, pérdida de gobernabilidad en grandes porciones del territorio nacional, el surgimiento de 10 millones de nuevos muy pobres y la duplicación, tan sólo en 2009, del número de compatriotas que viven en condiciones de “inseguridad alimenticia severa” (arreglándoselas con 13 pesos o mucho menos al día –según reporte del CONEVAL y la UNICEF– con el consecuente aumento de la amenaza del hambre a los hogares nacionales. Mitómano el discurso oficial en el acto pareció convencido del verismo de sus mentiras y denostó autoritarismo atribuyéndolo a los gobiernos anteriores, pretendiendo obviar la reciente memoria de su propia conducta vejatoria de principios legales elementales como el respeto a la libertad de asociación con el injerencismo gubernamental violentando la vida interna y la autonomía de los sindicatos minero y electricista; su falta de respeto a la autonomía municipal, su aplicación de 1 decreto extintorio antes de publicado en el Diario Oficial para que surtiese efectos legales; la pretensión de B. Ferrari, secretario de Energía, de obviar al Congreso homologando las normas de comercio exterior para favorecer a empresarios gringos; y la de Juan Molinar H. para aprobar la Licitación 21 desplazando de facto a la COFETEL. Pero se entiende: el gobierno es presa de una inocultable desesperación y desde la soberbia que le signa da coletazos. Hasta la Iglesia, añeja aliada del panismo intolerante, con oportunismo toma distancia al criticar la política ambiental del régimen. ¡Qué tal!
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