Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
Incomprensible actitud en la Izquierda
Cuando la izquierda se integró en una gran alianza partidista para enfrentar la hegemonía del PRI, avanzó lo que nunca había logrado en sesenta años. Así, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ganó las elecciones de julio de 1988, y puso los cimientos de un movimiento impulsor de avances democráticos que desgraciadamente no acabó de consolidarse, porque el grupo en el poder encabezado por el espurio Carlos Salinas de Gortari, dedicó sus principales esfuerzos a desmembrar al Frente Democrático Nacional, que postuló a Cárdenas, con éxito notable como lo demostró al haberse podido “legitimar” un gobierno nacido de un grotesco fraude electoral.
Por eso ahora sería un gravísimo error no caminar en la misma dirección toda la izquierda, para enfrentar al candidato del PRI al gobierno del Estado de México, en los comicios que serán sin duda la antesala de lo que podría ocurrir en julio de 2012. Los últimos acontecimientos en torno al proceso electoral que se avecina en la entidad con mayor número de electores, patentizan que no se quieren aprender las lecciones de la historia, por las razones que sean, principalmente la necedad en no dejarse guiar por el sentido común, sino por intereses mezquinos.
Por Guillermo Fabela Quiñones
Incomprensible actitud en la Izquierda
Cuando la izquierda se integró en una gran alianza partidista para enfrentar la hegemonía del PRI, avanzó lo que nunca había logrado en sesenta años. Así, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ganó las elecciones de julio de 1988, y puso los cimientos de un movimiento impulsor de avances democráticos que desgraciadamente no acabó de consolidarse, porque el grupo en el poder encabezado por el espurio Carlos Salinas de Gortari, dedicó sus principales esfuerzos a desmembrar al Frente Democrático Nacional, que postuló a Cárdenas, con éxito notable como lo demostró al haberse podido “legitimar” un gobierno nacido de un grotesco fraude electoral.
Por eso ahora sería un gravísimo error no caminar en la misma dirección toda la izquierda, para enfrentar al candidato del PRI al gobierno del Estado de México, en los comicios que serán sin duda la antesala de lo que podría ocurrir en julio de 2012. Los últimos acontecimientos en torno al proceso electoral que se avecina en la entidad con mayor número de electores, patentizan que no se quieren aprender las lecciones de la historia, por las razones que sean, principalmente la necedad en no dejarse guiar por el sentido común, sino por intereses mezquinos.
Lo más lamentable es que los conflictos entre los partidarios de Andrés Manuel López Obrador y los del grupo de “Los Chuchos”, crean confusión entre los votantes, situación que finalmente podría ser hábilmente aprovechada por el gobernador Enrique Peña Nieto, para hacer ganar al candidato del partido tricolor, que será sin duda el que decidan él y su grupo de interés. No es fácil comprender cómo es que López Obrador apoya la candidatura de la senadora Yeidckol Polevnsky Gurwitz, cuando es un hecho que en los comicios pasados para gobernador, quedó en tercera posición, demostrando en esa ocasión que no reunía las condiciones para contender contra el binomio PRI-PAN. De ahí que “Los Chuchos” no la apoyen y consideren que con ella la alianza entre PT y Convergencia tendría una derrota segura.
Sin embargo, tampoco es fácil entender la alianza que proponen “Los Chuchos” entre PAN y PRD, en la cual seguramente el candidato sería propuesto por el partido blanquiazul, porque sería equivalente a una traición de alcances estratégicos, pues la izquierda llegaría muy desdibujada a los comicios presidenciales del 2012. En cambio, el PAN recibiría el oxígeno que le hace mucha falta después del pésimo desempeño del partido en el ejercicio del poder durante diez años hasta el momento. Bajo un punto de vista estrictamente político, no tiene sentido una alianza tan incomprensible, que contribuiría a fortalecer el abstencionismo a extremos inauditos.
Así como están las cosas en la izquierda, no se necesita ser víctima de una derrota en las urnas, ya que entre ellos mismos se están haciendo pedazos. Ciertamente, “Los Chuchos” no tienen autoridad moral para criticar a sus adversarios, pero en este caso tienen razón al oponerse a la candidatura de quien ya padeció el sinsabor de la derrota en los comicios pasados, a quien además acusan de ser “ferviente admiradora del gobernador Enrique Peña Nieto”, según el líder estatal perredista, Luis Sánchez Jiménez. Váyase a saber si es justa o no tal afirmación, pero lo cierto es que la senadora no tiene la estatura suficiente para enfrentar un compromiso de la magnitud de los comicios más importantes del país el año que viene.
Es cierto que Alejandro Encinas sería un rival muy fuerte contra quien el PRI le pusiera enfrente. Pero declinó ser el abanderado de la izquierda, sin abundar en sus motivos. Con la izquierda unida como un gran frente amplio, el líder de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados tendría enormes posibilidades de ganar a un candidato muy comprometido con la oligarquía que impone sus condiciones en la entidad mexiquense. Sin embargo, al no aceptar el reto, Encinas le facilita el trabajo de zapa a “Los Chuchos”, quienes así justificarían su decisión de aliarse con el PAN bajo el argumento de que sólo así se podría derrotar al PRI.
Esto no sería fácil, sino todo lo contrario, porque los militantes de base de una y otra corriente ideológica, no aceptan en los hechos una alianza que consideran contra natura, como quedó probado en Durango en los pasados comicios de julio. Si funcionó en Oaxaca, cabe insistir en ello, fue porque en dicha entidad no existe un férreo conservadurismo panista, como en el estado norteño. En realidad, en Oaxaca ganó la oposición a un gobierno caciquil, mientras que en Durango la derecha resultó ganadora incluso con el triunfo del PRI. De ahí la necesidad de que López Obrador reconsiderara su postura, y que “Los Chuchos” sopesaran con visión estratégica una situación que de consumarse se les habrá de revertir en el 2012.
(gmofavela2010@hotmail.com)
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