jueves, noviembre 10, 2011

¿Quiénes son y dónde están los destructores? : Jaime Ornelas Delgado


¿Quiénes son y dónde están los destructores?

Jaime Ornelas Delgado
Afirma Felipe Calderón, quien presume ser presidente de la República, que “en México puede haber gente que destruye, pero la que construye, la que hace la obra para construir al país es mucho más”. Puede ser que haya muchos más mexicanos que intentan contribuir a la construcción de un México distinto y que, por el contrario, sean muy, pero muy poquitos quienes destruyen ese esfuerzo, lo que sí es seguro es que éstos son más poderosos porque trabajan bajo la protección del propio gobierno federal.
Destruyen quienes se han beneficiado del fraude electoral y se encaraman al poder de manera ilegítima; destruyen los mejores esfuerzos de construcción pacífica del país, todos aquellos que inician guerras sin la más mínima idea de la trascendencia de sus actos y que significan más de 50 mil muertes, de los cuales la mayor parte es de ciudadanos que nada tienen que ver con ese conflicto que ha llevado a la nación a un callejón sin salida; destruyen, los precandidatos que prometen seguir con la estrategia bélica sin el menor juicio crítico y festejan sus ocurrencias fotografiándose junto a genocidas; destruyen y desalientan, quienes encarcelan a periodistas que se “atreven” a entrevistar a indignados de Ciudad Juárez o quien da la orden de reprimir una marcha pacífica en esa misma martirizada ciudad; destruyen los pocos que amasan enormes fortunas mediante la impune corrupción en la Comisión Federal de Electricidad y en Pemex o reciben beneficios indebidos de Procampo; otros pocos, pero muy poderosos, obtienen grandes ganancias con las depredadoras empresas mineras que no consideran lucrativo el rescate de los mineros que mueren por las deterioradas condiciones de seguridad en las que trabajan; otra “ridícula minoría”, prometió la transición democrática y sólo impuso una modalidad económica que empobrece a los muchos que quieren construir, que no ofrece empleo, que no logra hacer crecer la economía y pone los recursos del gobierno federal al servicio de la candidata al gobierno de Michoacán, en una franca y condenable intromisión en el proceso electoral de aquella entidad; destruyen, esos sí, las autoridades que sólo atienden los justos reclamos de los indígenas de la otra campaña cuando estos se declaran en huelga de hambre. 
Cínicos que forman parte de la minoría destructiva de los esfuerzos de la mayor parte de los mexicanos, son aquellos funcionarios que se olvidaron del campo e hicieron que la producción de granos básicos no permita la autosuficiencia alimentaria y que nuestro país en América Latina se haya convertido en el principal importador de granos alimenticios; igual de cínico y destructor, es el gobierno que le reclama a Moreira el elevado endeudamiento de Coahuila y permite que la deuda de la CFE crezca 94 por ciento o que prometa construir una refinería, de las cinco necesarias, y tres años después ni siquiera haya terminado la barda perimetral o que protege monopolios y se entrega al duopolio televisivo para seguir alienando a la población; el gobierno que reduce los recursos para la educación y los eleva para sostener su guerra privada y que no ha logrado construir un sistema de ciencia y tecnología que responda a las necesidades de la población. Ese gobierno si que destruye voluntades y esperanzas.
En fin, esa minoría que destruye los esfuerzos de la mayoría que intenta construir un país distinto, está ahora en el poder. Pero nada es eterno y menos lo son los gobiernos que han mostrado incapacidad manifiesta para coordinar los esfuerzos de las grandes mayorías cada vez más hartas de engaños e ilusiones frustradas.

Indignados
Como advierten los apreciables indignados de la Plaza del Sol: “no somos antisistema, el sistema es anti–nosotros.”

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