sábado, noviembre 12, 2011

La triste mirada de HRW : Julián Andrade



La triste mirada de HRW
Julián Andrade


El informe Ni seguridad, ni derechos, que acaba de presentar José Miguel Vivanco de Human Rights Watch (HRW) es un retrato estremecedor de lo que está ocurriendo en nuestro país desde hace cinco años.
HRW trabajó dos años en la documentación de violaciones graves a los derechos humanos.
Lo que encontró no son buenas noticias y al menos durante las horas posteriores a la presentación del documento, no hay desmentidos puntuales del gobierno federal, sobre los casos concretos que se estudiaron.
El equipo de Vivanco documentó que 170 personas fueron torturadas; se acreditó la desaparición de otras 29 y que se perpetraron 24 ejecuciones extrajudiciales.


En todos los casos se cuenta con testimonios y con pruebas que acreditan su veracidad, esto para evitar ser presas de la propaganda que también generan los propios criminales.
La tortura es una de las prácticas más ruines. Durante décadas se trabajó en extirpar esa triste rutina del trabajo policial.
No fue sencillo, sobre todo porque los policías estaban acostumbrados a arrancar confesiones luego de largas sesiones de martirio.
Uno de los motivos de la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue justo el de abolir el tormento como una forma de investigación.
Los resultados fueron notables y, si bien la tortura no desapareció, se le mantuvo en niveles marginales.
Ayudó mucho, por cierto, desterrar las declaraciones que no fueron hechas en presencia de un abogado.
Terminará por ser paradójico que el gobierno más empeñado en deslindarse del pasado sea el que haya propiciado el retorno de la tortura, uno de los peores reflejos del antiguo régimen.
En el reporte se señala que “la mayoría de las víctimas en los casos documentados por HRW eran hombres jóvenes de origen humilde o de clase trabajadora. Muchos tenían familia e hijos pequeños” y de la mayoría no se conocían sus antecedentes delictivos.


Hay registros judiciales que muestran que uno de los acusados de secuestro, quien fue torturado, no se encontraba en México cuando ocurrieron las fechorías por las que fue culpado.
Para HRW una de las explicaciones del recrudecimiento de la violencia es por la utilización de fuerzas de seguridad, incluidas las militares, que no estaban capacitadas para una tarea como la que se les vino encima.
Uno de los problemas de la estrategia de combate al crimen es que suele confundir los términos y ello deriva en que no se corrijan algunos errores.
Los criminales son la peor amenaza para los ciudadanos mexicanos, de eso no hay duda, pero las violaciones a los derechos humanos las cometen las autoridades, así señala la doctrina y lo hace para que cada quien asuma sus responsabilidades.
HRW está hablando de eso, lo que no quiere decir que no sepan que las fuerzas armadas y las policías están enfrentando el que probablemente sea el reto más grande de su historia.

julian.andrade@razon.com.mx
Twitter: @jandradej

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