CARPETA
Resultado incierto
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
Por vez primera en elecciones locales, el pronóstico de la contienda del próximo domingo es incierto: los candidatos a la gubernatura de las dos principales fuerzas electorales tienen fortalezas y debilidades que los equilibran. Quizá el ganador registre una ventaja menor a 18 votos por casilla electoral; de ser así, las protestas, los recuentos y las impugnaciones serán reiteradas y magnificadas, y sería el Tribunal Electoral el que levante el brazo del ganador.
Javier López Zavala tiene una mayor aceptación entre las ciudadanas; en los adultos mayores de 50 años; en aquellos que tienen estudios básicos; entre los obreros, campesinos y amas de casa; entre los ciudadanos que desaprueban al gobierno de Felipe Calderón; en aquellos que dicen que los principales problemas de la entidad son los servicios y la obra pública; y entre la población de ingresos básicos, bajos y medios bajos.
Resultado incierto
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
Por vez primera en elecciones locales, el pronóstico de la contienda del próximo domingo es incierto: los candidatos a la gubernatura de las dos principales fuerzas electorales tienen fortalezas y debilidades que los equilibran. Quizá el ganador registre una ventaja menor a 18 votos por casilla electoral; de ser así, las protestas, los recuentos y las impugnaciones serán reiteradas y magnificadas, y sería el Tribunal Electoral el que levante el brazo del ganador.
Javier López Zavala tiene una mayor aceptación entre las ciudadanas; en los adultos mayores de 50 años; en aquellos que tienen estudios básicos; entre los obreros, campesinos y amas de casa; entre los ciudadanos que desaprueban al gobierno de Felipe Calderón; en aquellos que dicen que los principales problemas de la entidad son los servicios y la obra pública; y entre la población de ingresos básicos, bajos y medios bajos.
Rafael Moreno Valle tiene más aceptación entre los ciudadanos en los jóvenes; en los que tienen estudios de enseñanza media o más; entre empleados y trabajadores por cuenta propia; entre la población de ingresos medios altos y altos y entre los que consideran que el principal problema de la entidad es el gobierno de Mario Marín.
El voto verde, que tradicionalmente era priista, hoy es compartido y en peligro de extinción, los ciudadanos se urbanizaron, diversificaron sus opciones electorales y reciben de buen agrado los regalos de los contendientes, de unos, los tinacos; del otro, el dinero para instalarlos y pagar las pipas. Esta elección es un duelo de billeteras.
Hace tres y seis años, la aceptación del candidato priista a la presidencia municipal de Puebla doblaba en preferencias a la del candidato panista; hoy están prácticamente iguales; la distancia se ha reducido mucho. La diferencia entre las preferencias se registra por la incorporación de ciudadanos ajenos a los partidos políticos, que se han inclinado más por una de las opciones. Si solamente sufragaran aquellos que manifestaron una filia electoral, el resultado es uno; si se incorporan los ciudadanos sin filia partidista, pero con mucha fobia antigubernamental, es otro el resultado. El nivel de compromiso o lealtad con las dos principales fuerzas electorales es el mismo; la diferencia es atribuible a los candidatos.
A dos semanas de los comicios, el nivel declarado de participación electoral es más alto hoy que hace tres años, pero más bajo que hace seis años.
En el mejor de los casos, la participación electoral medida con relación a la lista nominal de electores es de alrededor de 52 por ciento, es decir, dos millones de votos en urnas. Un día lluvioso o jaleo excesivo en las casillas pueden desincentivar la participación; un día soleado y tranquilo podrá estimularla.
Hay evidencia sobre una turbulencia electoral para el próximo domingo: hay un supuesto pago del voto acreditándolo a través de un par de fotos tomadas con un celular (una cruzando el nombre del candidato, otra foto depositando la boleta en urna). Tres de cada cuatro ciudadanos posee un celular, y supuestamente hay candidatos que han rentado celulares para equipar a los electores que quieran intercambiar su voto por un par de fotos de Hidalgo.
Los funcionarios de casilla no tienen facultades para catear a los electores, impedirles el acceso a la urna, negarles el derecho de votar, tampoco pueden retenerlos o consignarlos, usurparían funciones que no le corresponden.
Cualquier ciudadano puede armar un jaleo en las casillas si le impiden votar, lo catean o le sustraen su celular. Si esa situación se presentara, la participación electoral puede ser menor a la esperada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario