Lo mismo debe ocurrir en otras cárceles
María Teresa Jardí.-
A pesar de lo difícil que es para los mexicanos conservar ni la más mínima capacidad de asombro. No deja de sorprender la insistencia de los a modo que ahora se muestran azorados por la “ilegal”, dicen, campaña de López Obrador rumbo al 2012. Cuando los mismos callan sobre la gran campaña televisiva que el poder fáctico viene realizando, prácticamente desde la asunción del “haiga sido como haiga sido” usurpador Calderón, a favor de Peña Nieto.
Peña Nieto a fin de cuentas es una hechura de Televisa y como su hechura le han montado una campaña para convertirlo en “su” Presidente, pero sentado en la silla que debiera ocupar el presidente de la república elegido mayoritariamente por los ciudadanos mexicanos. Y el que tiene detrás muchos, pero muchos millones de ciudadanos mexicanos es AMLO, no Peña Nieto. Se les olvida, incultos que son, lo que el artículo 39 constitucional señala.
Peña Nieto no tiene más mérito, si eso puede ser por alguien considerado un mérito, que el de tener como compañera a una actriz de telenovelas y el de aparecer con un copete “divinamente” rizado, es de suponer, que por los mismos que maquillan a los actores.
Olvidado está ACTEAL y la impunidad a policías violadores de mujeres por mandato de sus jefes. Olvidados los asesinatos de un niño de catorce años y de Alexis Benhumea, talentosísimo bailarín. Bailarín de altos vuelos. No cómico de quinta a la mexicana de la telebasura deseducativa. Olvidado por ese deseducativo poder de hecho, que por encima del poder político se ubica, están los crímenes que, entre otros, a Peña Nieto tienen como autor. Crímenes los cometidos en ACTEAL, aún impunes, pero no olvidados ni por muchos mexicanos ni por la comunidad internacional.
Poder político, por otro lado, inexistente y el que con su ausencia desde Fox y con el barbarismo de Calderón, ha permitido el llenado --del vacío dejado-- por el poder fáctico que las televisoras tienen. A pesar de lo cual a las que ya alcanzan “los levantones”. Así funcionan los grupos paramilitares que: siempre, siempre, siempre… se salen de control.
Si fueran más cultos lo sabrían los que correctamente demandan la aparición de sus compañeros e incorrectamente acusan a la CNDH de haber dado a conocer el hecho con toda su crudeza.
Con su “autocensura”, en casos como el de Fernández de Cevallos, lo que buscan es convertir la censura en regla para todos los medios. Cuando la única manera, todavía, queda claro, de parar a los grupos paramilitares que proliferan, pasa justamente por dar a conocer, como lo hacen el POR ESTO! y La Jornada y algunos pocos diarios escritos más, el horror de lo que en México sucede con toda su crudeza. El horror que va ligado a la existencia de esos escuadrones de la muerte que una limpia de mexicanos están haciendo, SISTEMATICAMENTE, desde la asunción de Calderón como usurpador del Poder Ejecutivo. Es necesario que la sociedad conozca y vea y se horrorice, incluso con esa falta de respeto a los cadáveres, amontonados uno sobre otro, de los que fueron, antes de su ejecución, personas. Como lo habrán sido también los asesinos, antes de haber sido entrenados por bestias salvajes, muchos en la yanqui Escuela de la Américas, mejor conocida como Escuela de los Asesinos, para propiciar la limpia de mexicanos que es claro, repito, que en México se está haciendo, sin la menor de las dudas. Siempre se salen de control los grupos paramilitares y para no crearlos y para combatir su creación sirve la historia que acompaña a la memoria. La represión va primero por unos, luego por los otros y al final a todos llega. Ingenuo es haber soñado que no iban a llegar a los periodistas televisivos los “levantones”. Donde todo se puede con la garantía absoluta de la impunidad que como regla a todos llega más temprano que tarde. Ya no debe quedarle a nadie ninguna duda de la limpia que de mexicanos el panista usurpador fascista está llevando a cabo. Lo de Durango es claro. Reos de día y sicarios, contratados como ejecutores, por los que tienen el control del poder, por la noche. Y como Durango debe suceder en otras cárceles. Es incomprensible que no salgamos millones de ciudadanos todos los días a la calle a exigir la renuncia de Calderón y el castigo implacable --aunque impecable, nosotros no somos igual que ellos-- a Genaro García Luna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario