El estira y afloja (y la traición) entre AMLO y Ebrard
Por Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
Un investigador de la talla de Paul Félix Lazarsfeld, llegado de la gloriosa capital de Austria: Viena. Matemático, doctorado en Física y licenciatura en Psicología, especializado en sociología en las ramas de política y temas electorales, expone en memorable ensayo: “En cierto modo las modernas campañas presidenciales concluyen antes de terminar”, y que con buenas encuestas, estudios de opinión directa e indirecta a través de los medios de comunicación y otros métodos, es posible saber por cuál partido y qué candidato va a votar la mayoría al asistir a las urnas.
También, y quizás con mayor certeza, se puede llegar a saber cuándo un presidente, como en nuestro caso Calderón, ya concluyó su ejercicio, así sea mucho antes de que termine el período para el cual fue electo. En cuanto a duras penas Calderón tomó posesión (con la contribución del PRI para la gobernabilidad, y al que ahora combate a muerte, para tratar de impedir su regreso e imponer sucesor), dejó de ser un presidente. Soltó a los militares contra las delincuencias y punto. De esa decisión no ha salido. No supo cómo ejercer el cargo, salvo para sus desplantes autoritarios, abuso del poder, corrupción a lo bestia y escandalosos sueldos y canonjías a su grupo de élite, empezando por su amigo del alma Genaro García Luna, el todopoderoso titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
Por Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
Un investigador de la talla de Paul Félix Lazarsfeld, llegado de la gloriosa capital de Austria: Viena. Matemático, doctorado en Física y licenciatura en Psicología, especializado en sociología en las ramas de política y temas electorales, expone en memorable ensayo: “En cierto modo las modernas campañas presidenciales concluyen antes de terminar”, y que con buenas encuestas, estudios de opinión directa e indirecta a través de los medios de comunicación y otros métodos, es posible saber por cuál partido y qué candidato va a votar la mayoría al asistir a las urnas.
También, y quizás con mayor certeza, se puede llegar a saber cuándo un presidente, como en nuestro caso Calderón, ya concluyó su ejercicio, así sea mucho antes de que termine el período para el cual fue electo. En cuanto a duras penas Calderón tomó posesión (con la contribución del PRI para la gobernabilidad, y al que ahora combate a muerte, para tratar de impedir su regreso e imponer sucesor), dejó de ser un presidente. Soltó a los militares contra las delincuencias y punto. De esa decisión no ha salido. No supo cómo ejercer el cargo, salvo para sus desplantes autoritarios, abuso del poder, corrupción a lo bestia y escandalosos sueldos y canonjías a su grupo de élite, empezando por su amigo del alma Genaro García Luna, el todopoderoso titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
El presidencialismo calderonista desde su inicio no funcionó y mucho menos como buen gobierno republicano. De ahí que desde hace cuatro años se tantee el terreno para buscar a los nuevos candidatos que ahora están en la disputa. Dentro de las facciones del PRD, está el ex candidato presidencial que obtuvo casi 15 millones de votos (contra Calderón que el IFE, el TRIFE y con el disimulo de la Suprema Corte, le agregaron algunos sufragios para darle la victoria al panista) y que es López Obrador. Éste, con mal tino, hizo su Frankestein: Marcelo Ebrard, quien tiene atrás a su ex protector Manuel Camacho, ambos conspirando contra el tabasqueño para eliminarlo de la contienda interna y externa.
El enano de Ebrard y AMLO estiran y aflojan a la sombra del tonto decir: “el que esté mejor posicionado” (mismo pseudoargumento de Peña Nieto, el ya contra la espada de Atenco y la pared de las derrotas del PRI). Eso es un mito, ya que ni de lejos Marcelo está en esa situación. El tabasqueño ha mantenido encendida su presencia y es claro que, con el PRD de Los Chuchos (los otros traidores) o sin ese despedazado partido, que sólo AMLO podría unir, será López Obrador uno de los candidatos presidenciales del 2012. PRI y PAN tendrán que postular, con programas y pactos: social, económico y cultural, a políticos capaces de enfrentar el populismo del tabasqueño que, en el fracaso de Calderón ha encontrado el caldo de cultivo para sus aspiraciones. Los panistas sólo tienen mediocridades. El PRI, insisto, sí tiene uno, pero no es el galán del filme El copetes: Peña Nieto. Mientras tanto sigue el estira y afloja entre AMLO y Ebrard, éste último con su traición.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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