viernes, julio 30, 2010

Susana Rappo : Sólo el pueblo

A DEBATE
Sólo el pueblo

Susana Rappo


La gran concentración que volvió a llenar el zócalo de la ciudad capital del país en apoyo a Andrés Manuel López Obrador para la candidatura a la presidencia de la República en 2012 mostró la organización construida a lo largo y ancho del país al amparo del fraude electoral de 2006. Expresión de la férrea voluntad de un sector de la sociedad a comprometerse con una transformación social que cambie el rumbo del país, que ponga en el centro de la discusión las necesidades de su población y que establezca una nueva correlación de fuerzas que por diversas vías modifique las relaciones e instituciones del poder político y económico en México.

Expresión también de la necesidad de una mayor organización nacional que permita construir un escenario electoral que frene un nuevo fraude y establezca nuevas reglas de participación que impidan la utilización del dinero público, que lucra con la pobreza y la utiliza para ganar elecciones.

Del fraude del 88 al de 2006 hoy podemos decir que hay un movimiento ciudadano y una estructura organizativa, extendida de manera territorial a través de las redes ciudadanas y/o muchas otras formas organizativas que están pugnando por la transformación pacífica del país y que han encontrado en López Obrador un liderazgo comprometido y representativo de las mejores batallas sociales. Un liderazgo que ha crecido a la par del movimiento y que es claro en sus convicciones.

Una nueva etapa de la organización popular se ha abierto; será intensa, de múltiples manifestaciones si compartimos la idea que “sólo el pueblo puede salvar al pueblo”; la posibilidad de ganar la presidencia en 2012 se asocia ineludiblemente al fortalecimiento de la organización desde abajo, que servirá no sólo para defender los votos, sino como correa de transmisión para decidir sobre los temas más acuciantes y fundamentales sobre los que se necesita decidir.

La candidatura de López Obrador se ha constituido en el elemento articulador de la diversidad y de los procesos de resistencia en el país.

La energía social, que al calor de numerosas disputas ha llenado en las últimas décadas la plancha del zócalo como fiel muestra de inconformidad del rumbo y la exclusión que en el país se iba dando, pero también de encuentro de las voces disidentes, no había logrado hasta 2006 el elemento aglutinador que permitiera encauzar de manera conjunta la necesidad y el sentido del cambio.

Hoy, diversos sectores sociales del campo y las ciudades han expresado su voluntad de organizarse y construir desde abajo una fuerza social que por la vía pacífica cambie el rumbo del país y nos permita remontar su actual decadencia.

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