viernes, julio 09, 2010

Jorge Canto Alcocer : Los “Chuchos”, fieles a su rastrera tradición

Los “Chuchos”, fieles a su rastrera tradición
Por Jorge Canto Alcocer


Mientras el país se cae a pedazos ante los gravísimos errores de la derecha en el poder, una parte importante de la izquierda mexicana le hace el juego y hasta la apoya electoralmente, en un despreciable maridaje que se ha denunciado puntualmente desde las páginas de nuestro POR ESTO!
Los “Chuchos”, sin embargo, no están contrariando su actuar político. Desde su advenimiento al escenario público, allá por los años setenta del pasado siglo, Jesús Ortega y la mayoría de sus adláteres militaron en ese remedo de izquierda denominado Partido Socialista de los Trabajadores, una organización totalmente corrompida encabezada por el tristemente célebre Rafael Aguilar Talamantes. De hecho, Ortega resultó el más avezado de los discípulos de ese notable comerciante de la política, que lucró con descaro con la victoria electoral de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, y terminó plenamente entregado al gobierno espurio de Salinas de Gortari.
El propio Aguilar Talamantes, que pretende retornar a la grilla y al cochupo a través de una organización que chistosamente denominó “Rumbo a la democracia”, ha reconocido abiertamente que su carrera fue patrocinada por Luis Echeverría, ni más ni menos que uno de los más notables autores intelectuales del genocidio del 2 de octubre de 1968. Pues bien, Jesús Ortega fue hechura completa de Aguilar, quien lo trataba como su “delfín” dentro del PST, hasta que, demostrando más habilidad que su padrino, el líder de los “Chuchos” rompió con ese partidillo de membrete y fue uno de los fundadores del PRD en 1989.

Desde aquellos años, Ortega ha buscado encarnar una supuesta “izquierda moderna”, caracterizada por el cuidado en el vestir, la mesura en el hablar y la facilidad para transar. Con estos modos se mantuvo en una gris segunda fila del PRD desde su fundación hasta el 2006. Siempre deslindado de las luchas populares, siempre dispuesto a la entrevista para los medios conservadores, siempre apapachado por los reaccionarios y los traidores, “Chucho” Ortega fue adelantando paso a pasito dentro del grupo dirigente del Partido de la Revolución Democrática.
Por desgracia, muchos miembros del PRD se identifican con el “chuchismo”, es decir, son descarados comerciantes de la grilla más baja –ni siquiera se le puede llamar política- dedicados a vender a sus organizaciones, sus voces y sus “conciencias” al mejor postor. Para muestra, la lamentable actuación de la inmensa mayoría de los dirigentes perredistas de nuestro Yucatán, tan triste e incongruente que, durante la victoriosa campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, éste confiaba más en un amplio grupo de priístas yucatecos que, sin salirse de su Partido, comprendieron que la candidatura del hoy Presidente Legítimo encarnaba sus ideales políticos.
Con el apoyo de la escoria perredista, así como con el contubernio del totalmente parcial y gobiernista Tribunal Federal Electoral, los “Chuchos” han secuestrado la presidencia nacional, la mayoría de las dirigencias estatales y una gran cantidad de puestos de elección popular. Desde este poder, así como con el manejo de la mayor parte de los recursos económicos del Partido, Jesús Ortega se ha dado a la tarea de aplastar al movimiento popular que diera la victoria a Andrés Manuel López Obrador hace cuatro años.
Las alianzas con la derecha son la más reciente estrategia para desprestigiar y hundir al PRD. Por ello nos asombra que algunos políticos cercanos a AMLO sigan este peligroso y deleznable juego. En este sentido, sobresalen las figuras de Manuel Camacho Solís, que está apoyando la política de alianzas, y de Amalia García, que protagonizó la caótica y fatal ruptura del Partido en Zacatecas, misma que culminó en una aparatosa derrota electoral.
Nuestro Presidente Legítimo ha obrado –desde nuestra perspectiva- de manera impecable después de la consumación del fraude electoral. Su legitimidad como líder del movimiento popular de Resistencia contra la derecha y la contrarrevolución es innegable. Su figura, negada y vilipendiada por casi todos los medios, continúa de manera terca y persistente denunciando a las mafias en el poder y sus camarillas políticas protectoras. Consecuente con todo ello, Andrés Manuel ha anunciado su intención de presentar su candidatura a las elecciones de 2012, una candidatura que construye día con día a ras de tierra, como damos testimonio cotidianamente desde las páginas del periódico de la Dignidad.
Por eso ha llegado ya la hora de las definiciones. Los “Chuchos”, fieles a su rastrera tradición, seguramente tratarán de obstaculizar la campaña obradorista y beneficiar a los partidos vinculados a las mafias. Eso es indudable, pero ¿qué camino tomará el resto de la izquierda ante la coyuntura? Las actitudes de líderes como Camacho Solís y Amalia García en las recientes elecciones, desgraciadamente, no nos permiten avizorar el futuro con optimismo.

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