jueves, julio 22, 2010

Jaime Ornelas Delgado : Los nombramientos

TENDAJÓN MIXTO
Los nombramientos
Jaime Ornelas Delgado


A Rubén García y Zapata
por tanta amistad.

Los cambios recientes en el gabinete de Felipe Calderón han mostrado la catadura del panismo hoy aliado a los chuchos. Resulta que el ex jefe de comunicación de Los Pinos, Maximiliano Correa, carece de la preparación profesional más elemental para haber ejercido el cargo que desempeñó hasta hace unos días. En efecto, el señor Correa, que actuaba con el nombre artístico de “Max”, es músico y fue baterista del grupo “Parchís” de donde lo rescató Calderón para llevarlo a gobernar con él. El mayor mérito de “Max”, fue conocer, casi circunstancialmente, al presidente espurio hace algunos años, y eso fue suficiente. Pero algo similar ocurre con los nuevos secretarios, tanto el de Gobernación, Francisco Blake Mora, como el de Economía, Bruno Ferrari, nada tienen que hacer en el sitio a donde los llevó su amistad con Calderón.

Blake Mora, el cuarto secretario de Gobernación en lo que va del sexenio, fue traído de Baja California, donde se desempeñaba como secretario de Gobierno, después de que el PAN sufriera una estrepitosa derrota frente al PRI el pasado 4 de julio. Ese día, Acción Nacional perdió las cinco presidencias municipales de ese estado y 13 de las 16 diputaciones de mayoría. En aquella entidad se responsabilizaba a Blake Mora del fracaso electoral y los panistas exigían su renuncia, lo salvó el nombramiento que le ofreció Calderón a este oscuro funcionario, cuyo mayor mérito es ser “un operador político leal, práctico y eficaz”, como lo definió su amigo Calderón al presentarlo como sucesor de Gómez Mont.


Del señor Bruno Ferrari, ni hablar, sus méritos y luces son inconmensurables: licenciado en derecho canónico por el Centro Académico Romano de la Santa Cruz de Roma y abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho, donde fue “compañero de banca” de Calderón. También tiene maestría en “Ciencias del Matrimonio y la Familia”, cursada en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Ahora, Este abogado es el encarado de levantar a la alicaída economía mexicana.

Todo parece ser una burla sangrienta ¿no le parece?


Marcelo
Muchos nos preguntábamos cómo era posible que Marcelo Ebrard, aparentemente tan decente y bien portado, hiciera alianza con la derecha que se robó la presidencia. Hay quienes dicen que esas alianzas eran posibles en las entidades federales, porque esa derecha no es la misma que aquella que se encaramó en el poder contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Así, lo que en los estados era virtuoso se hacía vicioso en la federación. De esta manera, aconsejado por su ex jefe Manuel Camacho Solís, Marcelo se entregó a las alianzas con singular alegría y apenas, hasta ahora, se comienza a comprender su estrategia política.

Resulta que don Marcelo anda como alma en pena, con menos gracia por supuesto que el carnal de Tin–Tan, pidiéndole a sus aliados de hoy que no lo traten mal, que la actitud del gobierno federal no es la que debe prevalecer entre amigos que se mostraron tanto afecto en los últimos procesos electorales; que no se le puede dar ese trato a los aliados, sobre todo si éstos siempre están dispuestos a ir a donde los llamen para levantarle el brazo a cualquier candidatos, aunque sean de derecha –o quizá por eso mismo–, pero amigos del presidente espurio o por lo menos de la miss Gordillo o si de ambos mejor.

En una reunión con representantes de varias ciudades del mundo, Ebrard reconoció que “el Distrito Federal se encuentra en conflicto permanente con el gobierno federal”, y pidió, en cambio, una relación “productiva, útil y sensata” entre la Federación y su gobierno, y luego, en lo que sonó a un pase de factura por las alianzas, dijo que el trato fiscal al Distrito federal es “un absurdo a escala nacional” que debe resolverse mediante “una decisión política, nada más”, decisión cuyo retraso no tiene razón de ser cuando la pide un aliado tan solícito y bien portado como don Marcelo.

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