Jorge Chávez Palma
El proceso electoral en catorce entidades del país se realizó bajo la cobertura legal de cada estado y está bajo el control del gobernador en turno.
El IFE, a nivel nacional, es una de las instituciones que han sido afectadas por el latrocinio neoliberal, ha sufrido la alteración de sus funciones como ha ocurrido con la PGR, el Senado, la Cámara de Diputados, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otras más que requieren una renovación sustancial. No existe un árbitro imparcial, las reglas del juego las deciden los intereses del dinero, quien ha resultado “el vencedor”.
El resultado del reciente proceso electoral no modifica de ninguna manera las características del proyecto de nación que ha confeccionado el grupo dominante conducido por la gran burguesía, por más que en algunas entidades haya ganado el PRI o el PAN.
La casta enquistada en el poder del Estado tiene una decisión bifronte que han arreglado con un cogobierno vergonzante, donde hay complicidades en un nefasto bipartidismo y aunque reciente, mantiene a Puebla en una secuencia infausta de más de ochenta años, dejando a los poblanos en indefensión total para conseguir la inclusión de representantes de masas marginadas históricamente; empresarios y políticos tienen secuestradas las decisiones gubernamentales y la orientación que sigue nuestra entidad. Ellos forman una clase parasitaria de oropel que les permite disponer de inmensos recursos del erario y las ganancias que produce.
Larguísima campaña electoral confinada a una guerra sucia entre los aliancistas del PRI y del PAN, quienes pusieron en práctica todas las maniobras conocidas utilizando el dinero público disponible y entregarlo a cada uno de los caciques de cada estado para inducir el voto, en un derroche interminable, dispendio insultante y grosero de recursos que tanto hace falta ante las acuciantes necesidades del pueblo.
Ante todo ello se manifestó de igual manera el descontento de la población por tales conductas despreciables. El electorado le cobró la factura a los señores feudales de Oaxaca, Puebla y de otras entidades que durante el sexenio se adornaron con la impunidad en su mandato, con escándalos a nivel nacional e internacional que provocaron con sus excesos represivos.
El recuento de esta jornada refleja una real involución política con un priismo y un panismo que hacen gala al exhibir su experiencia en los artificios para hacerse del poder, con el caciquismo como argumento, el corporativismo vulgar, el clientelismo persistente. Políticos profesionales enchufados al presupuesto del que no desean separarse de por vida y como chapulines, saltan de una posición a otra.
Esta generación de políticos que hoy acceden al poder es de reciente cuño, pero con los mismos vicios y mañas, es remedo “transicional”, los panistas han emulado al priismo delincuencial, aún más, los han rebasado, armados de una impunidad tozuda con la que se están acabando al país. Ahora ya son empresarios metidos a la política y navegan en dos pistas, utilizando el cargo para ejercer influencias y ampararse en la inmunidad para sacar provecho en sus negocios personales, ahí está la inmensa fortuna alcanzada por Diego Fernández de Cevallos.
La burbuja marinista es un grupúsculo formado al paso de los años en los cenáculos del poder. A través “de un pacto de amigos” se propusieron hacer carrera política y fijándose el objetivo de lograr posiciones claves en la nomenclatura del poder y con persistencia lacayuna llegaron a controlar la gubernatura con Marín, llegando al pináculo de su ambición. Habían marcado un futuro promisorio como la presidencia nacional del PRI, Secretarías de Estado de alcance federal y porqué no, la Presidencia de la República. Solo que en 2006 cometen el error garrafal al agredir a la periodista Lydia Cacho con la complicidad del empresario maquilero Kamel Nacif y, tropiezan en sus ambiciones, fue fenomenal, Marín estuvo en un tris de perder la gubernatura y pudo salvar este incidente cuando se intercambiaron los favores entre Calderón para apoyarse mutuamente, un amasijo de favores entre un espurio y el otro misógino violador de la ley.
Los poblanos levantamos la mira y nos lanzamos a las calles y cuando se pudo decidir la salida de Marín, los panistas recularon y no nos alcanzó la fuerza para culminar con un proceso reivindicativo y justo.
A la distancia de años, los ciudadanos fueron a cobrarles la factura con el repudio a Zavala y a Montero y a toda la estructura priista que lleva ochenta y un años de imponer su voluntad a todo un pueblo noble y se llevan una derrota demoledora. Moreno Valle estará acotado por dos muros, la gordillo y el Yunque, un futuro especialmente nefasto.
¿Y la izquierda? ¿Dónde quedó? Puebla, con toda su tradición de izquierda social, con un historial, un movimiento variopinto de expresiones progresistas, demócratas revolucionarias, está ahora diseminada en el espejo del cuerpo social, es todo un continente que está aportando su mejor sustento a la lucha y al proceso de enfrentarse a las fuerzas representadas por la Puebla conservadora y fascistoide.
En la otra acera está esa izquierda partidista en su minúscula expresión secuestrada por algo que le llaman pomposamente “pragmatismo” y solamente son las chambas pregonadas por merolicos de opereta, acuciados por vivir como los oligarcas, competir con sus hábitos y perdiendo sus principios, sus códigos, sus pulsiones, sus causas, se vuelcan hacia el escenario del coro oficial, se forman en las filas de la unanimidad y la verdad única, la izquierda moderna, la del chuchismo talamantiano a quien se le olvidó quienes nos robaron la elección en 2006 y ahora le entran en el colaboracionismo con los enemigos de la democracia niña que todavía está a miles de leguas del espacio cósmico para que se asome entre nosotros.
Mantener posturas críticas no es fácil en un país donde lo habitual es la incondicionalidad; los poblanos mantenemos la disposición de continuar colocando los ladrillos del edificio de la democracia; así ha sido durante estos últimos sesenta años en un amplio movimiento popular regional que construimos entre diversas generaciones con páginas de historia esplendente.
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