A DEBATE
Inaceptable
El lunes 1 de marzo de 2010, La Jornada de Oriente registró en su edición la acusación que habitantes del municipio de Cuetzalan del Progreso realizaron a los gobiernos federal y estatal por la construcción de 102 viviendas de tres por cuatro metros, en una zona de riesgo, donde serían reubicadas las familias afectadas por el huracán Dean, el cual azotó la Sierra Norte en 2007.
Exigieron a las autoridades locales realizar una revisión de la obra, transparentando el expediente, para conocer a los beneficiarios y la adjudicación de la obra, ya que hasta el momento no ha existido información de la misma. Aparentemente la obra habría rebasado al ayuntamiento, ya que el mismo, en voz de uno de sus funcionarios, está en contra de la misma.
Recordando algunas propuestas, desarrolladas en otras partes del país, la construcción de una obra de este tipo estaría enmarcada en lo que se ha denominado Ciudades Rurales Sustentables, cuya primera experiencia se encuentra en Chiapas, y según se informa “busca incidir en el desarrollo regional y ordenamiento territorial para enfrentar los problemas de marginación, pobreza, dispersión poblacional y atender a la población afectada por los fenómenos climáticos, desarrollando Ciudades Sustentables con servicios de calidad, equipamiento y oportunidades económicas y de desarrollo social y humano”.
Las líneas de acción que se retoman y que cualquiera nosotros puede verificar en la página del gobierno chiapaneco son: 1) combatir el binomio dispersión–marginación; 2) reducir la dispersión poblacional, la pobreza extrema y la marginación; 3) atender a la población afectada por fenómenos naturales; 4) favorecer la cohesión social, reducir los riesgos y proporcionar una mejor calidad de vida a los habitantes actuales y a los residentes futuros de las localidades y 5) generar crecimiento, inversiones, empleos de calidad y riqueza social.
Las acciones para la construcción de dichas ciudades parten, según se afirma, de la convergencia de esfuerzos entre los actores locales, nacionales e internacionales, las autoridades de los tres órdenes de gobierno, la iniciativa privada y organizaciones no gubernamentales, retomando en sus acciones los 10 puntos plantados en la Cumbre del Milenio.
Si la obra en Cuetzalan, hoy denunciada por sus habitantes, se ubica en este contexto de nuevas estrategias de políticas públicas, la vulgarización del concepto de sustentable ha llegado a su máxima expresión, volviéndose inaceptable.
SUSANA RAPPO
El lunes 1 de marzo de 2010, La Jornada de Oriente registró en su edición la acusación que habitantes del municipio de Cuetzalan del Progreso realizaron a los gobiernos federal y estatal por la construcción de 102 viviendas de tres por cuatro metros, en una zona de riesgo, donde serían reubicadas las familias afectadas por el huracán Dean, el cual azotó la Sierra Norte en 2007.
Exigieron a las autoridades locales realizar una revisión de la obra, transparentando el expediente, para conocer a los beneficiarios y la adjudicación de la obra, ya que hasta el momento no ha existido información de la misma. Aparentemente la obra habría rebasado al ayuntamiento, ya que el mismo, en voz de uno de sus funcionarios, está en contra de la misma.
Recordando algunas propuestas, desarrolladas en otras partes del país, la construcción de una obra de este tipo estaría enmarcada en lo que se ha denominado Ciudades Rurales Sustentables, cuya primera experiencia se encuentra en Chiapas, y según se informa “busca incidir en el desarrollo regional y ordenamiento territorial para enfrentar los problemas de marginación, pobreza, dispersión poblacional y atender a la población afectada por los fenómenos climáticos, desarrollando Ciudades Sustentables con servicios de calidad, equipamiento y oportunidades económicas y de desarrollo social y humano”.
Las líneas de acción que se retoman y que cualquiera nosotros puede verificar en la página del gobierno chiapaneco son: 1) combatir el binomio dispersión–marginación; 2) reducir la dispersión poblacional, la pobreza extrema y la marginación; 3) atender a la población afectada por fenómenos naturales; 4) favorecer la cohesión social, reducir los riesgos y proporcionar una mejor calidad de vida a los habitantes actuales y a los residentes futuros de las localidades y 5) generar crecimiento, inversiones, empleos de calidad y riqueza social.
Las acciones para la construcción de dichas ciudades parten, según se afirma, de la convergencia de esfuerzos entre los actores locales, nacionales e internacionales, las autoridades de los tres órdenes de gobierno, la iniciativa privada y organizaciones no gubernamentales, retomando en sus acciones los 10 puntos plantados en la Cumbre del Milenio.
Si la obra en Cuetzalan, hoy denunciada por sus habitantes, se ubica en este contexto de nuevas estrategias de políticas públicas, la vulgarización del concepto de sustentable ha llegado a su máxima expresión, volviéndose inaceptable.
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