miércoles, marzo 24, 2010

Alfredo Jalife-Rahme : ¿Expande EU su “Comando-Norte” a México por petróleo y necesidad demográfica?

¿Expande EU su “Comando-Norte” a México por petróleo y necesidad demográfica?

Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

El desfondado “México calderonista” está a punto de ser fagocitado por el esquema del “Comando Norte” (NorthCom) —sucesor del antiguo NORAD, por sus siglas en inglés: Defensa Aeroespacial de Norteamérica de la guerra fría— que ahora delinea la esfera de control militar por EU de toda América del Norte que incluye a Canadá y México, con el fin de capturar los hidrocarburos del Golfo de México, al tiempo que afianza su presencia bélica hasta Colombia (donde ha instalado siete bases militares) mientras domina gradualmente su nuevo mare nostrum: el Mar Caribe (ver Radar Geopolítico; Contralínea; 21.2.10), con las recientes “adquisiciones” de Honduras y Haití.

¿Cuántas bases militares instalará EU en México con la anuencia tácita de Calderón, un sosia del colombiano Uribe?
Un año antes de los lamentables asesinatos de funcionarios estadunidenses en Ciudad Juárez ya habíamos advertido “la ruta trágica de los hombres perversos” que desembocaría en la incrustación del “México neoliberal calderonista” al Comando Norte, en un artículo que hoy cobra su dimensión trascendental histórica (ver Bajo La Lupa; 15.4.09) que sugerimos (re)leer a los dilectos lectores y, sobre todo, a los patriotas mexicanos que todavía quedan.
¿Los asesinatos de funcionarios estadunidenses, 9 días antes de la presencia programada el 23 de marzo de una relevante delegación que encabeza nominalmente la Secretaria de Estado Hillary Clinton, sirvieron de coartada exquisita para que EU pase de la Iniciativa Mérida/Plan México (similar al Plan Colombia en su concepción militar) a la siguiente fase de la absorción del “México neoliberal calderonista”, con los pletóricos hidrocarburos del Golfo de México, por el Comando-Norte?
¿Nos encontramos ante otro “micro-11/9” consentido relajadamente por Calderón?
Más allá de Hillary Rodham Clinton, quien preside la delegación en forma coreográfica, acompañada de la polémica Janet Napolitano (a cargo de la “seguridad del hogar”), la presencia militar y de los servicios de inteligencia fue avasalladoramente impactante frente a su exigua contraparte panista: “Bob” Gates, Secretario del Pentágono, Almirante Michael Mullen, jefe de las fuerzas armadas conjuntas, y Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional.
Seis días antes a la sumisión masoquista de Calderón a los dictados de la “seguridad militar nacional” del Pentágono, una pléyade “plural” de entreguistas cenadores/senadores (donde no podía faltar la representación de los “Chuchos” que busca el primitivo “hermafroditismo político” con quien sea y como sea, lo cual, como en biología representa una forma inferior de reproducción), había emprendido “el viaje a Canossa” para ser voluntariamente indoctrinada y “condicionada” con los consabidos métodos conductistas pavlovianos en la sede central del Comando Norte en Springs (Colorado).
Lo interesante radica en que los insignes cenadores/senadores “mexicanos” acudieron a la sede del Comando Norte cuatro días después de los asesinatos de los funcionarios estadunidenses en Ciudad Juárez.
Todo lo que opera Calderón —desde su “reforma energética” de “desnacionalización de PEMEX” (ver nuestro libro de mismo título; Grupo Editorial Orfila Valentini; 2009), pasando por su hilarante “guerra contra el narcotráfico”, hasta su más reciente propuesta de “reforma laboral” neoliberal— conduce ineluctablemente al control militar de los hidrocarburos del Golfo de México por el Comando Norte cuyos alcances rebasan la esfera propiamente bélica y alcanzan hasta la intimidad de la salud y la salubridad (ver Bajo la Lupa; 3.5.09), en caso de pandemias reales o montadas, como la influenza calderonista, con la colaboración maligna de la OMS, como ha denunciado correctamente el Parlamento Europeo.
A nuestro juicio, una de las consecuencias de la fagocitosis del Ejército mexicano por el Comando Norte colocará nada improbablemente al “México neoliberal”, totalmente digerido, en una doble situación delicada: por un lado, adoptará innecesariamente a todos los enemigos de EU en el mundo, que son legión y, por otra parte, incrementará los menguados efectivos de EU con abundantes soldados mexicanos de infantería que tanto necesita en el futuro inmediato cuando la carrera demográfica transfronteriza los rebase en el frente doméstico (a favor del segmento etnodemográfico “latinoamericano” en general y mexicano en particular, lo cual puso en pánico a Samuel Huntington antes de su muerte).
Para felicidad conjunta de los apátridas Castañeda Gutman y Aguilar Camín, según se han expresado en público, ¿convertirá el Comando Norte al Ejército mexicano en un grupo similar a los condottieri (los célebres mercenarios al servicio de las Ciudades-Estado italianas de finales de la Edad Media hasta mediados del siglo 16) y/o de mercenarios post-modernos mediante un novedoso outsourcing (“deslocalización”) militar en la transfrontera controlados tecnológicamente por el Pentágono?
La asimetría tecnológica de los dos ejércitos transfronterizos es enorme y tampoco se puede soslayar que ahora las invasiones militares de EU (corta en efectivos por lo que recurre a la automatización de los drones por doquier), se han acompasado por un séquito de empresas privadas de mercenarios como la siniestra Blackwater (dotada de 20,000 homicidas).
Aunque suene paradójico y sea políticamente incorrecto para la vigente propaganda neoliberal, a nuestro juicio, es EU quien requiere de ayuda de las huestes del Ejército mexicano (sin agregar irreverentemente a los cárteles mexicanos de las drogas), mucho más que el propio México de parte del ejército estadunidense hoy sobre-extendido y empantanado en Irak y Afganistán.
Curiosamente las guerras de Irak y Afganistán comparadas por el Comando Norte con la guerra contra las drogas en el “México neoliberal calderonista”, no solamente se han prolongado y gangrenado, sino que, peor aún, corren el riesgo de balcanizar a tales países, fatalidad que le augura Stratfor, centro de pensamiento texano-israelí, a México (ver Radar Geopolítico; Contralínea; 17.1.10).
Hace 14 años,antes de la imposición de Calderón y la existencia del Comando Norte, el entonces Secretario del Pentágono Caspar Weinberger ya había previsto el escenario presente en la transfrontera en su libro La Próxima Guerra (con prologo de la británica Maggie Thatcher).
¿Con la incorporación del ejército mexicano, en una primera etapa, se latinoamericaniza la infantería del ejército estadunidense del futuro para preservar sus fronteras presentes y su primera línea defensiva que llega hasta Colombia y abarca al Golfo de México y su nuevo mare nostrum, el Mar Caribe, al unísono del súper-estratégico Canal de Panamá?
En un escenario nada improbable de amnistía generalizada posterior, ¿Incorporará el Comando Norte en su seno a los bien entrenados y pertrechados cárteles mexicanos, gracias a su milagroso abastecimiento de armas estadunidenses?
Alea jacta est: hace 22 años que “los dados fueron arrojados”, desde la firma del TLCAN neoliberal y del que la incorporación de México al Comando Norte es el epílogo natural.

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