jueves, marzo 04, 2010

Jaime Ornelas Delgado : El camino es a la izquierda

TENDAJÓN MIXTO
El camino es a la izquierda
Jaime Ornelas Delgado

Al inicio del siglo XXI, las causas que dieron origen a las luchas revolucionarias del siglo pasado siguen presentes, y pese a los fracasos del “socialismo real”, que falsa y dolosamente se identificó con todo socialismo posible, en buena medida el ascenso del movimiento social sigue dependiendo de la izquierda, de su fortaleza y claridad del momento que se vive, la necesidad de construir nuevas alternativas que permitan impulsar el reclamo social de justicia y equidad pues la izquierda es, ante todo, una forma de rechazo a un mundo injusto y la búsqueda de una sociedad más humana, en la que no exista la explotación de las personas o la exclusión de grupos e ideas sociales.



De esta manera, el punto de partida de cualquier movimiento que se considere de izquierda es el respeto a la libertad, la justicia, la igualdad, la verdad, la honestidad, la fraternidad y la solidaridad, valores que se oponen, por supuesto, a las mentiras y desigualdades que difunde y caracterizan al capitalismo y se acentúan en su modalidad neoliberal.


En todo caso, la izquierda como proyecto ético–cultural y político–social supone convicción, lo que le permite ocupar un lugar en el mundo de las ideas y de los principios en tanto que ser de izquierda es una ética de vida, cuya dimensión social supone luchar contra la explotación, por la justicia social y la democracia radical.


Esos valores e ideas, que han alentado la lucha de millones de seres humanos que muchas veces sacrificaron en ella su tranquilidad, cuando no su libertad o la vida, siguen siendo los anhelos más caros de izquierda bajo las condiciones de la globalización neoliberal. Esa lucha resulta vital, en tanto es el eje articulador de los ideales con la práctica social empeñada en realizarlos. Esto, debe enfatizarse, es finalmente lo que da sentido al ser de izquierda, pues ésta no es sólo teoría sino esencialmente una práctica transformadora del mundo. En este sentido, si ser izquierda significa asumir una actitud de transformación de la sociedad, la izquierda reivindica su papel como “contrapoder” frente a cualquier forma de dominación.


La izquierda, que ubica al capitalismo como la causa común de todos los problemas y las crisis económicas, políticas y sociales que viven las naciones dependientes como la nuestra, encuentra su solución en la transformación revolucionaria del capitalismo. Sin embargo, para llegar a ese momento, en el corto y mediano plazos, la izquierda reivindica el logro de la democracia y la igualdad como ideales imprescindible en conjunto, es decir, en estos tiempos la izquierda exacerba su búsqueda por alcanzar la igualdad en la práctica radical de la democracia, lo que implica combinar la lucha por las reformas como camino a la Revolución y la construcción de otro mundo posible donde quepamos todos.


Asimismo, los militantes de la izquierda viven plenamente la lucha de clases, rechazan y combaten a los explotadores, los racistas, a quienes promueven la dependencia y el neoliberalismo; al mismo tiempo, la izquierda impulsa la democracia participativa en todos los ámbitos, desde la familia hasta los más altos niveles del gobierno, así como el respeto a los derechos sociales e individuales. Opuesta a cualquier forma de explotación, la izquierda hoy, debe recuperar la forma como se constituyó históricamente: ser una alternativa a la explotación del ser humano.


Algo más, la izquierda se presenta como un proyecto ético de vida, no es pues un proyecto económico de gestión empresarial fundado en la ganancia del capital, el egoísmo individualista, el lucro o la alienación humana, eso es el capitalismo neoliberal. En ello radica la diferencia que separa a la izquierda de la derecha y por eso las alianzas entre ellas son imposibles y ofenden.


La izquierda, se prepara para otro mundo posible, la derecha para preservarlo; la izquierda si bien lucha electoralmente también se vincula con el movimiento social, que nunca le es ajeno y marcha plenamente identificada con él en el proceso de construcción de un proyecto alternativo de la nación; la izquierda, siempre se involucra en nuevas luchas, defiende los recursos naturales impidiendo su privatización; se opone a la injerencia de organismos financieros del imperio en los asuntos que competen a la soberanía nacional; organiza las movilizaciones en defensa de los intereses populares, es solidaria con los grupos indígenas y respeta su cultura, lucha por la democracia, combate la exclusión y la marginación.


Todo, todo eso diferencia a la izquierda de la derecha. ¿Cuáles pueden ser entonces los principios éticos y políticos de las alianzas entre fuerzas cuyos fines son alternativos?

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