miércoles, septiembre 28, 2011

Los éxitos catastróficos del gobierno : Alejandro Gertz Manero



Los éxitos catastróficos del gobierno
Por Alejandro Gertz Manero



Es indispensable hacerle entender al gobierno que los “éxitos” que presume, que tanto le satisfacen y publicita, son en realidad un fracaso y un verdadero azote para la inmensa mayoría de la población del país.
Por otra parte, la arrogante y supuesta “valentía” de esos burócratas, que exhortan a la población a que se enfrente con agallas a sus verdugos, la expresan verbalmente detrás de murallas impenetrables y protegidos por una multitud de “guaruras”, que los rodean y los blindan, mientras una red de espionaje, con cobertura aérea, terrestre y naval les da un nivel de seguridad que es totalmente diferente al que se vive en las calles o en las carreteras del país, donde asesinan, maltratan y despojan a diario a muchísimos mexicanos que no tienen a nadie que los defienda, porque policías, ladrones y autoridades son lo mismo.
Un ejemplo de esa esquizofrenia burocrática, que sólo quiere ver lo que le conviene, es el de su guerra contra el “crimen organizado”, en la cual el gobierno ya tiene en su haber más de 50 mil muertos y desaparecidos en lo que va del sexenio, en un “éxito” catastrófico, ya que la inmensa mayoría de esos delitos han quedado en la impunidad, cuando es obligación indeclinable y absoluta del gobierno impedir y prevenir la comisión de cualquier delito, y cuando ello ocurre también debe evitar, bajo su responsabilidad, que éstos queden impunes, en lugar de estar argumentando en forma falaz que esos crímenes no son de su responsabilidad porque se deben a encontronazos y a ajustes de cuentas entre delincuentes, lo cual, si bien ocurre, de ninguna manera exime al gobierno de su responsabilidad de evitar y castigar esos delitos.


En su cúmulo de “éxitos”, el gobierno federal ha logrado la extraordinaria hazaña de multiplicar en forma exponencial la deuda interna y externa del país, llevándola de un billón 804 mil millones de pesos, en 2006, a tres billones 500 mil millones, en 2011, lo que significa que casi la ha duplicado; mientras sus “grandes avances” en el empleo, después de la pandemia de 2009 y la crisis económica de 2010, nos van a dejar con una inmensa población desempleada, en tanto la pobreza en los sectores mayoritarios del país sigue incrementándose y el peso sube y baja sin control y sin orden.
Sus cacareadas inversiones carreteras chocan con las declaraciones de los propios funcionarios de Comunicaciones y Transportes, que señalan el estado deplorable, de abandono e ineficiencia que sufre el sistema carretero, mientras Mexicana de Aviación se ha convertido en una de las pifias operativas y financieras más escandalosas y más dañinas para las comunicaciones y los servicios aéreos de nuestro país, que han multiplicado sus costos para los usuarios gracias a esta ineptitud monumental para manejar un sector prioritario y estratégico del país.
Las sequías, inundaciones y catástrofes hídricas recurrentes nos enfrentan con toda crudeza a la incapacidad, la falta de previsión y el desatino en el manejo del sistema acuífero nacional, y el horror de la trata de mujeres, y la explotación de migrantes y los crímenes que se cometen en su contra evidencian la brutal ineptitud y corrupción del Instituto Nacional de Migración.
Así podríamos seguir recorriendo los aspectos estratégicos del país, la situación que vive cada mexicano y la crisis que nos acecha en todos los rubros de la vida nacional, mientras una pequeña élite de favoritos y cómplices extranjeros se apoderan de nuestras riquezas, como la minera, la financiera y la energética, y hacen aquí lo que les da la gana y lo que jamás se atreverían a perpetrar en sus propios países, para que luego veamos que en España se escandalizan políticos “socialistas” y financieros, que se dicen tan amigos de México y que ahora “rasgan sus vestiduras” en defensa de la “hispanidad” porque Pemex, en una operación bastante opaca y cuestionable, se atrevió a incrementar a un 9.8% su participación en Repsol, pero, en cambio, bien se cuidan de no hablar de “mexicanidad” cuando han venido a adueñarse de los principales bancos mexicanos, donde reciben los beneficios financieros del Fobaproa, y nos cobran comisiones y costos verdaderamente usurarios. Estos mismos inversionistas que tanto defienden la hispanidad son los que ahora quieren devolver el tren rápido a Cuautitlán porque el “negocito” no les salió como querían, mientras cobran a su antojo los precios que se les da la gana en las obras públicas y los contratazos que monopolizan en diversos sectores del país. A todos ellos debemos recordarles lo mucho que estimamos y le debemos a otros españoles, que llegaron con la República y que honraron a nuestra patria con su talento y su cultura, y a tantos migrantes hispanos que sí se fundieron con nuestra nacionalidad y que realmente crearon riqueza y valor para México.
La burocracia que sufrimos es tan ciega que no puede ver estas diferencias tan claras entre éxito y fracaso, y entre verdad y mentira que todos los mortales percibimos, y por eso, muy pronto tendrán que irse; y aquellos que vayan a llegar ojalá y entiendan que los tiempos del cinismo y el engaño se están terminando muy rápidamente.

Comentarios: editorial2003@terra.com.mx

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