La opacidad en el gasto público federal
Virginia González Melgarejo
Se ha presentado ante la Cámara de Diputados el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, con un gasto histórico de 3 billones 647 mil 907.1 millones de pesos, ¡ni más ni menos! Gobierno rico, pueblo pobre.
En el proyecto de gasto enviado por el Ejecutivo se privilegia, una vez más, el gasto en seguridad nacional, rubro que ha tenido un incremento de más de 300 por ciento en los cinco años de administración felipista. Es evidente que el señor Calderón ha centrado su legitimidad en esta guerra absurda, que ha cobrado la vida de miles de mexicanos, sin reportar beneficio alguno para la sufrida población de país.
Una de las dependencias, cuyo presupuesto se propone elevar sustancialmente es la Procuraduría General de la República, cuyo aumento alcanza 23 por ciento; sin embargo, hasta ahora los dinero público destinado a la Procuraduría no se ha reflejado en la efectividad, los indicadores a la alza en los rubros de secuestro, asaltos, robo, trafico y consumo de drogas, homicidios, así lo indican.
Algo que resulta inexplicable es que mientras los recursos destinados a las dependencias del gobierno federal se incrementan crecen también los subejercicios, que en los años recientes se vienen registrando en las diferentes secretarias y de los cuales ha dado cuenta puntual la Auditoria Superior de la Federación. Esos subejercicios en el presupuesto, se refieren al dinero asignado pero que no es aplicado; este dinero que no se gasta, son traslados mañosamente a cuentas que no pueden ser auditadas, es decir es dinero que queda en el limbo o en el “cochinito” que parece están engordando para el año electoral que se avecina.
Las cifras no son menores; vea usted algunos de los subejercicios del gobierno federal, todos ellos de acuerdo al gasto observado hasta el mes de junio de 2011: la Secretaria de Hacienda ha “ahorrado” mil 426.9 millones de pesos (nada mal para el arranque de campaña); la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, no ubico 5 mil 417 millones de pesos; Educación Pública ha dejado de ejercer 3 mil 511 millones de pesos; la Secretaria de Economía también tiene sus “ahorritos” que alcanzan los mil 294.2 millones de pesos, y en Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación han dejado de ejercer 4 mil 749 millones de pesos; la secretaría que registra el mayor subejercicio, es la de Comunicaciones y Transportes, que no ha gastado 8 mil 442.8 millones de pesos (y eso que es el “sexenio de la infraestructura”). Las razones por las cuales estas dependencias han congelado los recursos que estaban fijados en sus presupuestos, simplemente, se desconocen. Así que a la hora de asignar el nuevo presupuesto, sería muy conveniente que los señores diputados llamaran a cuentas a estos secretarios y que transparentaran hasta el último centavo que se les ha otorgado, recordándoles siempre que ese dinero no es de su propiedad sino de todos los mexicanos y, en consecuencia, su correcta aplicación es indispensable para el desarrollo del país y obligación indiscutible de los funcionarios responsables de ejercerlo. La opacidad daña enormemente a la nación y la exigencia de transparencia radica en que estamos frente a un proceso electoral que será histórico para terminar con toda esta corrupción.
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