martes, septiembre 20, 2011
Los Zetas y los Larrazábal con su factor común de la narcopolítica : Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri
Los Zetas y los Larrazábal con su factor común de la narcopolítica
Los panistas made in calderolandia (como antes en foxilandia), salieron peor que los más corruptos del priísmo, y que Salinas, a rape como un verdugo, busca reposicionar con Peña para consumar su reelección que no pudo llevar a cabo tras su perverso sexenio. Una muestra es la de los hermanitos Larrazábal: Jonás y Fernando, quienes han querido encubrir su corrupción con el negocio de los quesos oaxaqueños que –según ellos– les compraban en los casinos.
No se sabía que talladores y tragamonedas otorgaban como premios tlayudas con quesillo, quesadillas y otros platillos de la cocina oaxaqueña, de donde son originarios los Larrazábal. Tres de ellos emigraron a Nuevo León donde se hicieron, Fernando con un braguetazo, integrantes de familias con dinero. Éste se metió a la grilla del PAN donde prosperó y en el foxismo dio el salto, para tener dos cargos federales. El periodista Carlos Loret de Mola, en su columna Historias de reportero (El Universal: 7/IX/11), nos ofrece una síntesis “biográfica” de Fernando Larrazábal.
Quizá desde mediados de sexenio delamadridista (1982-1988), el narcotráfico levantó cabeza (cuando el periodista Manuel Buendía empezó a tratar en su columna el tema de la narcopolítica y fue objeto de un homicidio); por cierto, en la próxima Feria del Libro de Guadalajara, se presentará el libro biográfico sobre Manuel Buendía de Miguel Ángel Granados Chapa, el Francisco Zarco de nuestro tiempo. Y el del periodista sonorense Carlos Moncada, sobre periodistas asesinados de 1860 a la fecha). En el sexenio salinista, el narcotráfico era ya un factor de poder que se expandió y consolidó con el zedillismo. Y el foxismo dejó escapar al Chapo Guzmán, ahora favorecido por el calderonismo, sexenio donde el narcotráfico es ya narcopolítica.
Lo de los Larrazábal es lo que asoma del iceberg de esa narcopolítica. Aunque los panistas aseguran combatir a esos delincuentes, los sobornos en dólares en Nuevo León por los Zetas, prueba que son parte de esa delincuencia. Y se asegura que la moneda de los cárteles (copiados a los cárteles nazifascistas: ver los dos tomos de Charles Bettelheim: La economía alemana bajo el nazismo, editorial Fundamentos), tiene por una cara a los narcotraficantes y, por la otra, a funcionarios enriquecidos con sobornos y lavando ese dinero a través de las finanzas públicas.
Por eso han emergido las relaciones de encubrimiento a los narcotraficantes y a los casinos, como en Monterrey, donde el narcotráfico tiene uno de sus más activos espacios (igual que más de la mitad del territorio). Los panistas han completado las complicidades y esa temible delincuencia ha penetrado los pasillos del poder de todos los niveles, de tal manera que ni los militares y policías honrados que sí cumplen con su deber, han podido arrinconarlos. La estrategia calderonista tiene dos principales fallos: no interviene, con su Unidad de Inteligencia Financiera, los dineros de politiquillos panistas ni los del narcotráfico. Así se repetirán los casos como el de los Larrazábal y los Zetas.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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