JESUSA CERVANTES
Eruviel Ávila obtuvo la candidatura del PRI al gobierno del Estado de México gracias al exgobernador Arturo Montiel.
No obstante, si el domingo 3 se hacen realidad las encuestas que han mantenido al priista en la cumbre durante su campaña proselitista, deberá agradecerle el triunfo a Elba Esther Gordillo, la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Y es que a raíz de que la maestra dio su respaldo a Arturo Montiel para que la candidatura priista la obtuviera Eruviel Ávila y no Alfredo Del Mazo –como lo anhelaba Enrique Peña Nieto–, el gobierno mexiquense cerró la llave de apoyos a la campaña del exalcalde de Ecatepec.
Urgido de dinero y teniendo frente a sí el infranqueable dique de Luis Videgaray, que Peña Nieto colocó en la presidencia local del PRI para que no fluyera el apoyo al aspirante priista, Eruviel Ávila buscó a la maestra.
Desde entonces, una de las hijas de Gordillo cambió su residencia de manera temporal al Estado de México para financiar y vigilar desde ahí la campaña de Eruviel, que podría ser el nuevo gobernador… gracias a Gordillo.
Siendo así, y con esa habilidad que la caracteriza para mantenerse cerca del poder hasta llegar a ser parte de él, los apoyos de la líder del SNTE le costarán caro a Ávila, como le costó a Carlos Jonguitud Barrios su cercanía con la maestra chiapaneca, a quien, luego de abrirle las puertas, ésta le asestó un golpe por la espalda cuando durante tres días, escondida en una de las oficinas de la Secretaría de Gobernación, veló la caída de “su líder”.
En mayo de 1989, el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, mantuvo “escondida” a Elba Esther en una pequeña oficina, y al tercer día llevó ante su presencia al viejo líder magisterial y, sin más, le comunicó que su tiempo al frente del magisterio había concluido y que sería relevado por una persona joven, capaz de hacer frente a la disidencia que en ese momento amenazaba con arrebatarle al gobierno el control político del SNTE.
Molesto, Jonguitud exigió el nombre del traidor. Antes de que alguien dijera algo, una de las puertas contiguas se abrió y en ese instante apareció Gordillo Morales.
Esa cercanía con la maestra rural le costó caro a Jonguitud, y lo mismo le ocurrió a Roberto Madrazo, quien, para ganar la dirigencia nacional del PRI, tuvo que aliarse con Elba Esther, ya que era ella quien tenía la estructura necesaria para lograr el puesto y posteriormente la candidatura presidencial.
Fue muy elevado el costo que pagó Madrazo a cambio del apoyo de Gordillo, pues ésta no sólo dividió a la fracción del PRI en la Cámara de Diputados, sino que expuso mediática y políticamente al priista al demostrar que ella, y no Madrazo, era quien gozaba del apoyo de Carlos Salinas de Gortari, sobre todo para negociar lo que tanto le interesaba al entonces presidente de la República: el aumento al IVA.
Otro que pagó muy caro el respaldo de la maestra fue Felipe Calderón. Desde la misma elección presidencial en 2006, las maniobras de la maestra para darle votos al panista se hicieron públicas cuando se evidenciaron en las conversaciones telefónicas que la dirigente magisterial sostuvo con sus fieles gobernadores.
El costo que Calderón pagó fue cederle a Elba Esther las direcciones de la Lotería Nacional y del ISSSTE, además del secretariado del Consejo Nacional de Seguridad Nacional. En su momento todo eso se dijo, pero ahora la propia Gordillo lo relató en una conferencia de prensa que ofreció el pasado miércoles, traicionando la secrecía de los acuerdos y exponiendo aún más al presidente de la República, a quien por lo menos buena parte de los mexicanos culpan del horror y violencia que se vive en México.
Sabedores de que la presidencia de la República le dio grandes réditos a Gordillo, en caso de que Eruviel Ávila gane la gubernatura del Estado de México, el partido fundado por la maestra, Nueva Alianza, se mantendrá vivo al ir el alianza con el PRI y el PVEM.
Mientras tanto, la operadora directa de Gordillo Morales en uno de los laboratorios donde se analiza la elección presidencial –el Estado de México– es Mónica Arreola Gordillo, exdiputada federal, exasambleísta y actual secretaria general de Nueva Alianza, el partido de su progenitora.
Y si Eruviel finalmente gana las elecciones este domingo 3, habrá que preguntarle cuáles serán las direcciones y secretarías del gobierno del estado que serán endosadas a Elba Esther Gordillo Morales.
Si resultan ser aquellas donde el presupuesto puede ordeñarse tan impunemente como se hizo en el ISSSTE o la Lotería Nacional, es entonces el próximo candidato presidencial del PRI también le debía algo a Gordillo.
Sin duda, los corruptos acuerdos políticos entre Elba Esther y Eruviel Ávila serán dados a conocer por la misma líder sindical, cuando el próximo gobernador (en caso de ganar) le cierre alguna de las llaves que seguramente hoy ya le prometió a la insaciable maestra.
Por cierto, habrá que preguntarse qué será lo que Calderón ya no le quiso dar o mantener a la chiapaneca para que desatara su furia.
DATO: Las encuestas dicen que Eruviel Ávila ganará este domingo. La lógica dice que ante las inundaciones de cada año en Ecatepec, lugar que gobernó en dos ocasiones, seguramente perderá ese municipio, el más grande del estado. Pero…
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
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