Desplumadero
“Gallo” se vuelve Cordero
Sicilia y el reformismo
El brazalete de Greg
Conmovedora resultó la ceremonia oficial en que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, anunció a la expectante nación su fallo inapelable (¡masas, absténganse de insistir en que el patriota, autodenominado El gallo azul, reconsidere su desplumado sacrificio!) de no buscar más la candidatura panista a la Presidencia de la República.
Lozano pronunció un estremecedor discurso de despedida, en el que anunció que su capital político no será puesto al servicio de ninguno de los sobrevivientes del raro proceso panista de selección de aspirante presidencial, aunque días atrás ese mismo Javier había dicho que su alternativa era el cordero oficialista que actualmente ocupa la secretaría de Hacienda. Testigo de la dimisión fue el artículo de escenografía apellidado Madero, al que la superioridad ha ordenado que “depure” las listas de aspirantes y nomás no haya cómo cumplir la instrucción pinolera. De los siete presuntos buscadores iniciales de la candidatura, Lozano es el primero en abandonar formalmente el barco en miniatura, aunque otro tirador por accidente, el sinaloense Heriberto Félix Guerra (titular de la Sedeso, por si alguien sí lo sabía y lo quisiera confirmar) lo ha hecho por una vía más expedita, pues simplemente ya no fue a una comida “clave” con el antes mencionado Madero y no ha vuelto a decir “esta aspiración es mía”. Y los cinco restantes se reducen a Creel, Chepina y Cordero.
En realidad, la burda maniobra tan cantada del ex funcionario zedillista busca presionar a otros precandidatos para que abandonen la lista de solicitantes. Además, la declinación sin fondos le servirá al polémico abogado y pianista para negociar futuras posiciones (ayer, a una pregunta de la prensa, dijo con voces predestinadas a ser escritas con oro en muros patrios de honor que él está dispuesto “a seguir sirviendo” al país). Por ejemplo, puede ser coordinador de campaña de Cordero (con ello garantizarían buena asistencia en auditorios, tan sólo con la participación de contingentes del SME), o encargado de finanzas de la campaña (recolectaría fondos bajo la mercadotécnica oferta de “coopelas o cuello”), o candidato a senador por Puebla y tirador prematuro a la siguiente elección de gobernador en esa entidad. Bueno, en un descuido hasta podría encargarse un rato más de la secretaría federal del trabajo.
El presidente del comité nacional panista, Felipe Calderón, continuó ayer su ronda de encuentros voluntaristas para ver si los mandos del partido de tres colores se compadecen de sus propuestas reformistas y le hacen la caridad de dictaminar iniciativas de ley y convocar a periodo extraordinario de sesiones. La primera búsqueda de acuerdos tuvo como personaje único a Manlio Fabio Beltrones, en una sesión gastronómica en Los Pinos que más bien parecía mandar un mensaje a Enrique Peña Nieto, a unas horas de las sucias elecciones del estado de México, de que un sonorense podría ser el contrapeso, con apoyo calderónico, frente a un mexiquense que ya se sentía candidato único y virtual ganador de 2012. Luego, F.C. comió con diputados encabezados por Francisco Rojas. Y ayer pasó el trago amargo de sentarse a compartir alimentos con quien le ha ganado casi todo en lo que han competido en Coahuila, Humberto Moreira (por cierto, y con ganas de hacer las paces, el presidente nacional del PRI podría aleccionar a Felipe sobre la manera de hacer gobernador a un hermano). Pero, en resumidas cuentas, más allá de las comidas y los boletines oficiales, lo cierto es que Calderón sólo ha logrado de los priístas vagas promesas de apoyo a sus pretensiones reformistas. Signo de los tiempos: poder que cae (aunque, ¿alguna vez estuvo de verdad arriba?).
Sin necesidad de protocolos alimenticios, un grupo de activistas, con el poeta Javier Sicilia al frente, buscó ayer empujar la voluntad de diputados y senadores que se tardan en estudiar y dictaminar sobre probables reformas políticas de corte menor. Atendido que fue ese grupo por algunos personajes directivos del ámbito legislativo, solamente el PAN ofreció muestras de coincidencia operativa y conceptual plena con los esfuerzos de los manifestantes. Ya de por sí inmerso en una discusión nacional respecto a procedimientos y objetivos de la marcha nacional contra la violencia, sin ser superado aún el golpe no solamente visual que produjo El abrazo de Chapultepec, y en muy denunciado riesgo de acabar siendo utilizado por el poder para convalidarlo, el poeta Sicilia incursiona en terrenos muy engañosos, enarbolando la bandera de una supuesta reforma política que solamente pretende generar apariencias y novedades, sin estar pensada de verdad para transformar la realidad política nacional, ni dar paso a auténticas expresiones independientes.
Víctima del más crudo de los pragmatismos, el ex candidato a gobernador de Quintana Roo por el PRD, Gregorio Sánchez, conocido como Greg, se mueve ahora en libertad restringida por un brazalete electrónico de control. Dueño de un historial lo suficientemente denso como para no meter ni un dedo de una mano al fuego en defensa de su inocencia, Greg ha sido, sin embargo, injustamente tratado por la facciosa administración calderonista que le impidió continuar en la contienda por el gobierno de la entidad, estratégica en términos de trasiego de drogas, mediante una clásica maniobra judicial que a fin de cuentas ha resultado tan fallida como otras tantas jugarretas policiacas pinoleras. Lo único cierto es que el felipismo impidió a un ciudadano competir por un cargo público relevante a través de acusaciones de presunta delincuencia que acabó sin poder demostrar.
Y, mientras un juez de distrito ha abierto la posibilidad de revisar, y castigar judicialmente, las maniobras realizadas por Gastón Azcárraga al frente de Mexicana de Aviación, que le permitieron salvaguardar su interés económico personal y hundir a la empresa en la crisis de la que aún no sale y que algunos consideran terminal, ¡hasta mañana, con Michoacán convertido en obsesión de un hermano por imponer a una hermana, haiga de ser como haiga de ser!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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