viernes, julio 15, 2011

Julio Hernández López : Copete Gordillo


Julio Hernández López
Astillero


Precandidatos también sufren
Copete Gordillo
Creel y los funcionarios
El aceptable Ebrard

El gobernador del estado de México, conocido como Expresión Política Nacional, ha decidido asumirse ya como rector del PRI y ejercer el deporte supremo, en ese ámbito de tres colores, de tirar línea. Primero quiso imponer la tesis de la candidatura única, para evitarse el feo espectáculo del jaloneo y la competencia interna, y ahora ha establecido que para regresar a Los Pinos los priístas deben aliarse con el Panal de la profesora Elbeja Reina, a pesar de que ni ella ni su partido ni los organismos públicos por donde ha pasado su mano de arreglista gozan en estos momentos de buenas estimaciones públicas.

Sin embargo, el antes mencionado aspirante presidencial ha decidido meterse por sí mismo en el embrollo gordillista porque pretende conjurar el golpe con el que Los Pinos han tratado de impedir o hacer muy costosa la anunciada alianza entre el peñanietismo y las brigadas electorales magistrales que en 2006 sirvieron para una cosa y ahora Felipe no quiere que sirvan para otra. Pagar desde ahora los servicios por venir es una decisión que ha tomado EPN porque, como lo demuestran sus aires de virtual ganador de 2012, cree llegada la hora de trazar rutas, establecer criterios y dictar órdenes, diga Manlio Fabio lo que haya de decir (disputa por arreglarse que, por lo pronto, tendrá un episodio todavía de forcejeos sueltos a la hora de renovar el Consejo Político Nacional del PRI).



Santiago Creel ha metido en un brete a la alta burocracia federal que desde cargos públicos busca construir candidaturas partidistas. En especial a Ernesto Cordero, quien combina de manera poco aceptable la delicadísima función técnica de manejar la hacienda pública con la muy ruda tarea clientelar de hacerse pasar como aspirante preferido de Los Pinos a la sucesión. Creel, quien a su vez fue el candidato oficial de Fox, ha generado irritación en el equipo calderonista por su solicitud de licencia al cargo senatorial y, en especial, por el dardo envenenado que hacia las alturas ha dirigido al señalar que puede haber conflicto de intereses cuando se desempeñan ciertas funciones públicas y al mismo tiempo se realizan trabajos partidistas de interés personal.

Para confirmar los enojos del circulito íntimo del felipismo y, a la vez, involuntariamente, la pertinencia del alegato de Creel, el secretario federal del Trabajo le contestó airadamente ayer desde Puebla, su estado natal adonde fue en visita de trabajo oficial, dedicando recursos públicos a la atención de temas del panismo y, en estricto sentido, tratando de censurar a un ciudadano sin cargo alguno que con legítimo derecho está interesado en buscar una candidatura de su partido. En ese contexto, el propio Javier Lozano dejará pronto la Secretaría del Trabajo para dedicarse a promover la postulación de Ernesto Cordero, aunque para disfrazar esa decisión tomada arguye que ha mandado hacer una encuesta personal para resolver si sostiene su presunta precandidatura, en la que se hace llamar el gallo azul, o la declina para sumarse a quien ya ha dicho sería su única opción, el mencionado Cordero, al que probablemente las encuestas de almohada de Lozano reportarán como gran puntero en la contienda panista. El relegado Lujambio, mientras tanto, nada más observa cómo se van alineando los planetas del sistema calderonista en torno al opaco Cordero pretendiendo convertirlo en estrellable estrella.

Marcelo Ebrard no enfrenta presiones en su partido para que deje de gastar tiempo de gobierno en andanzas grupales. Por el contrario, se le ha festejado que dedique tiempo y recursos a asistir a actos de candidatos perredistas en otras partes de la República, en algunas de ellas llegándosele a considerar un patrocinador fundamental de victorias aliancistas. Sin embargo, y a pesar de que ha anunciado que será a fin de año cuando deje su cargo (se entiende que sería para asumir la candidatura de la izquierda, o para encargarse de alguna tarea partidista de relieve, por ejemplo la coordinación de campaña de quien resultara mejor posicionado), el tiempo político corre para Ebrard en sentido inverso al de los panistas: éstos pelean para que un funcionario consentido deje o siga en tal colocación, entendiendo que ésta le da ventajas y privilegios, mientras que en el caso de la izquierda electoral ese encumbramiento burocrático no le reporta ganancias vitales a Marcelo si tiene enfrente a un adversario, Andrés Manuel López Obrador, dedicado sin descanso a hacer campaña en favor de su candidatura y rodeándose de instrumentos a futuro (PT y Convergencia, este partido en vías de denominarse Movimiento Ciudadano en una asamblea nacional el último día de este mes para acomodarse a los requerimientos de 2012, en especial para dar cabida a candidaturas del lopezobradorismo) que abrirían caminos alternos en caso de que la maquinaria chuchoperredista haga ganar con sus conocidas artes en procesos internos al mencionado jefe del gobierno capitalino.

López Obrador ha ido afilando su discurso no solamente para advertir de los riesgos que el año entrante significará la pretensión de repetir a nivel nacional las andanzas de perversión del proceso electoral que ya se vivió en el estado de México, sino también contra las maniobras de lo que él reiteradamente llama la mafia del poder, para quitarlo de las boletas electorales y, ha de entenderse, colocar una opción menos peligrosa para esos intereses mafiosos. Dado que solamente son dos los aspirantes oficiales a la candidatura perredista, ha de colegirse que la opción blanda, cómoda, aceptable, sería la de Ebrard, a quien poco ayuda en esa etiquetación negativa el desempeño de burocracia condescendiente con el calderonismo y los principales grupos de poder que realiza desde la administración capitalina.

Y, mientras el gobierno federal, Televisa y los banqueros anuncian un día de estos un fondo de becas para hijos de civiles asesinados durante la misma guerra en que han caído soldados, marinos y policías federales, ¡feliz fin de semana, con Mexicana asomándose a otra posibilidad de salvamento!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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