Replantear la política agropecuaria
SUSANA RAPPO
El alza de los precios de los cereales en los últimos días depende más de la especulación que del comportamiento de los mercados físicos, con relación a volúmenes ofrecidos y demandados a nivel mundial.
Sin embargo, y si bien el alza de los precios actuales se deriva de movimientos en el mercado de futuros, acorde a las expectativas del comportamiento que tendrá la producción y el comercio mundial futuro, los precios internacionales vigentes se ven influidos por ellos.
Por ejemplo, en el caso del trigo, Rusia, que es el tercer exportador mundial de trigo, cerró sus fronteras para la exportación en lo que resta del año, a raíz de la sequía que se presentó desde abril pasado y que se agravó en julio y agosto, afectando la cuarta parte de sus cultivos, mientras que otros países buscaron garantizar su consumo interno, demandando mayores cantidades, ante los temores de escasez el precio se incrementó.
SUSANA RAPPO
El alza de los precios de los cereales en los últimos días depende más de la especulación que del comportamiento de los mercados físicos, con relación a volúmenes ofrecidos y demandados a nivel mundial.
Sin embargo, y si bien el alza de los precios actuales se deriva de movimientos en el mercado de futuros, acorde a las expectativas del comportamiento que tendrá la producción y el comercio mundial futuro, los precios internacionales vigentes se ven influidos por ellos.
Por ejemplo, en el caso del trigo, Rusia, que es el tercer exportador mundial de trigo, cerró sus fronteras para la exportación en lo que resta del año, a raíz de la sequía que se presentó desde abril pasado y que se agravó en julio y agosto, afectando la cuarta parte de sus cultivos, mientras que otros países buscaron garantizar su consumo interno, demandando mayores cantidades, ante los temores de escasez el precio se incrementó.
Para los países importadores y sus empresas que necesitan mantener un flujo continuo de abastecimiento, los efectos se dejarán sentir en la balanza comercial. Tendrán que disponer de una mayor cantidad de divisas para importar los mismos volúmenes de granos, lo que influirá no sólo a nivel macroeconómico, sino de manera directa en el precio de los alimentos, afectando el salario real e ingresos de la población.
Según un documento de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), titulado Perspectiva de la agricultura OCDE–FAO 2010, la volatilidad de los precios en el corto plazo ha aumentado y lo que es claro es que “el grado en que los precios mundiales se trasladan a los mercados internos varía notablemente por país y depende del nivel de integración del mercado”, pudiéndose detener por medidas en la frontera, apoyo a los precios internos y puntos débiles en la infraestructura.
Las incertidumbres en torno al estado del tiempo, los factores macroeconómicos, las intervenciones normativas y sobre todo, se afirma, los precios de la energía, indican que los precios de los productos básicos serán imprevisibles. Lo anterior supondría la necesidad de valorar opciones normativas para considerarse en el nivel interno como en el internacional.
En México el aumento del precio de los alimentos no ha escapado de las tendencias mundiales, básicamente porque en un mercado liberalizado donde la producción nacional se ha sustituido por el abastecimiento internacional, la variación de precios y el alza de los mismos afecta directamente los encadenamientos internos, ya que la industria alimentaria depende en gran medida de esa importación. Las actuales expectativas de los mercados, su inestabilidad y los riesgos que ello conlleva en materia de seguridad alimentaria deberían bastar para replantear la política agrícola, con el fin de estimular la producción nacional.
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