No será fácil engañar a los electores
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Es preocupante, pero al mismo tiempo satisfactorio, que la dirigencia real del PAN no entienda nada de política, como quedó comprobado nuevamente con la oportunidad que le dio a Andrés Manuel López Obrador de contar con un gran foro nacional que lo catapulta como candidato idóneo de las clases mayoritarias para los comicios del 2012. Al igual que lo hizo Vicente Fox con el juicio de desafuero, ahora Felipe Calderón repite la errónea estrategia persecutoria a través del IFE, con lo que se le facilita el camino al tabasqueño para seguir avanzando a paso seguro hacia la primera magistratura del país, en un momento histórico propicio, luego que se ha demostrado plenamente que el partido blanquiazul fracasó en el ejercicio del poder.
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Es preocupante, pero al mismo tiempo satisfactorio, que la dirigencia real del PAN no entienda nada de política, como quedó comprobado nuevamente con la oportunidad que le dio a Andrés Manuel López Obrador de contar con un gran foro nacional que lo catapulta como candidato idóneo de las clases mayoritarias para los comicios del 2012. Al igual que lo hizo Vicente Fox con el juicio de desafuero, ahora Felipe Calderón repite la errónea estrategia persecutoria a través del IFE, con lo que se le facilita el camino al tabasqueño para seguir avanzando a paso seguro hacia la primera magistratura del país, en un momento histórico propicio, luego que se ha demostrado plenamente que el partido blanquiazul fracasó en el ejercicio del poder.
La comparecencia a la que fue convocado por el IFE, a petición expresa del PAN, demostró con plena objetividad el pánico que les produce la posibilidad de que el tabasqueño siga avanzando hacia la candidatura por la Presidencia de la República. Sin embargo, como van las cosas en el país, la única alternativa para evitar una catástrofe apocalíptica, sería tener a López Obrador al frente de un Ejecutivo incluyente, con capacidad real para frenar una crisis estructural largamente anunciada, como así lo están entendiendo cada vez más ciudadanos de todas las clases sociales, agobiados por el cúmulo de problemas que se agravaron a partir del año 2000.
Para las elecciones del 2012 no será fácil engañar a los electores indecisos y tampoco a los empresarios. Así lo patentizan los mítines y reuniones con representantes de diversos sectores que está teniendo López Obrador en sus constantes recorridos por el territorio nacional. Ha quedado claro que el verdadero peligro para México está en las ambiciones y la voracidad de una oligarquía desnacionalizada, muy alejada de los intereses prioritarios de los mexicanos. Y por otro lado, ante la quiebra del neoliberalismo en el mundo, se abren posibilidades para que aquí se pongan en marcha políticas públicas que favorezcan un crecimiento real de la economía, y con ello un desarrollo social incluyente.
Las grandes y dramáticas movilizaciones sociales en varios países europeos, donde parecía impensable un recrudecimiento de la pobreza, son el preámbulo promisorio de cambios profundos en beneficio de las clases mayoritarias, si es que antes no estalla una tercera guerra mundial, como lo quisieran irracionalmente los grandes emporios trasnacionales que buscarían aprovecharse de un conflicto bélico mundial. Sin embargo, el riesgo de una escalada con armamento atómico es lo que hasta el momento ha frenado a quienes quisieran iniciar el bombardeo. Por lo pronto, se contentan con la lucha controlada contra el “terrorismo” islámico que les reditúa muy buenas ganancias, y lo seguirán haciendo hasta que deje de ser un magnífico negocio.
De cualquier forma, la bancarrota del neoliberalismo permite abrir espacios a prácticas hechas a un lado hace tres décadas, como así habrá de suceder en Europa para poder superar la crisis social en que ahora se encuentran países fundamentales para el capitalismo mundial, como Francia y el Reino Unido. Así comienzan a comprenderlo empresarios mexicanos no pertenecientes al cerrado grupo oligárquico, quienes en estas tres últimas décadas han perdido capacidad competitiva y en no pocos casos hasta sus negocios. Esto lo ha estado corroborando López Obrador, tal como sucedió el pasado martes en Monterrey, donde participó como conferenciante en un foro económico.
Allí puntualizó que cada vez más empresarios “están buscando acercamiento con nosotros y nosotros también buscamos acercamiento con ellos. Creo que nos vamos a entender. Claro, yo me voy a entender con los empresarios, no con los traficantes de influencias, que son otra cosa”. En efecto, un verdadero empresario, que se arriesga por crear fuentes de empleo, es insustituible en un proceso económico sano, no en un modelo pernicioso y torcido como el que nos fue impuesto a los mexicanos desde el exterior, para llevarlo a sus últimas consecuencias, como las que estamos padeciendo de manera por demás dramática.
Por eso les resulta contraproducente toda acción encaminada a frenar los avances de López Obrador, ya que así se le facilita el camino para que en el 2012 México inicie un proceso de cambios vitales que permitan revertir las calamidades de un modelo hecho exclusivamente para beneficiar a unos pocos traficantes de influencias y vende patrias. Mientras más persiguen a López Obrador, más lo catapultan hacia Los Pinos, pues a los ojos de la ciudadanía queda muy claro que lo acosan porque no se pliega a los intereses apátridas de la oligarquía. Así lo están entendiendo cada vez más ciudadanos sin partido, empresarios comprometidos con el país, intelectuales y empleados que anhelan vivir sin tanto sobresalto y amargura, como ahora que encabeza al grupo en el poder quien “demuestra cotidianamente que no es más que un jefe de facción y un operador político de la oligarquía”, como dijo AMLO.
(gmofavela2010@hotmail.com)
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