LA VIOLENCIA EN MÉXICO Y LA DESCOMPOSICIÓN SOCIAL.
Norberto Amaya
25- Oct- 2010
Es preocupante que la violencia en México se vuelva parte de lo cotidiano y de la nota roja, no debemos acostumbrarnos a ello y por el contrario, es urgente aplicar una serie de medidas colectivas que hagan posible la recuperación de nuestros espacios, de nuestros derechos y del futuro de nuestros hijos. Recuerdo, que en 1994, cuando fui candidato a diputado federal, expresaba con firmeza ante los medios de comunicación y a la gente durante la campaña, mi enorme preocupación porqué nuestro país estaba en ruta de seguir los pasos de la violencia y la descomposición social. Con datos, análisis y cifras, dimos a conocer nuestras razones, pocos las atendieron y menos las escucharon en la justa dimensión de lo que preveíamos y hoy está sucediendo.
Abrir las páginas de periódicos, escuchar, oír o ver los medios de comunicación en general, es poco gratificante. ¿Qué pasará por las mentes nuestros niños cuando obtienen la información sobre la violencia cotidiana? ¿Cuáles serán sus reacciones presentes y futuras? ¿Será posible que los jóvenes asuman así porque sí un esquema de estado policiaco? No lo creo, pero si es grave que la sociedad en su conjunta pueda quedarse callada y aceptar sin reparos la toma de decisiones para fortalecer el control político y disminuir nuestras libertades, limitando aún más nuestros derechos. En ese camino va la concentración de poder de Calderón y la derecha que gobierna, ya está el ejército en las calles, realizando tareas que no le competen y denigrando a la institución, hacía allá vá el asunto de la policía nacional y el mando único, violentando soberanías estatales y autonomías municipales. ¿Que acaso no somos una República Federal? Es increíble observar como la mayoría de los gobernadores en funciones - y los electos también- se ponen de tapete y sin análisis alguno, aceptan las decisiones del señor de Los Pinos, la abyección es una conducta humana poco digna y envilece a los que la asumen.
La violencia de norte a sur, avasalla a todos, las ejecuciones y la guerra permanente en Chihuahua, donde el fin de semana - otra vez- decenas de jóvenes perdieron la vida. Decenas de familias viven en la angustia y la desesperación por sus hombres y mujeres heridos, que al mismo tiempo se callan porque le tienen miedo a todo y a todos, otra vez, la imposición del miedo para tener a una sociedad mimetizada y escondida, una sociedad que desconfía de todos y pronto de ella misma , una política policiaca que como bien dicen , lleva a hacer del país nuestro , un país de soplones y miedosos ante cualquier propuesta de cambio y a exigir nuestros derechos.
Pero no sólo es Chihuahua, ahí están, ciudades y estados; Tijuana, Monterrey y Morelia; Baja California, Nuevo León y Michoacán, que son una parte enunciativa de los estados del norte. Al mismo tiempo que se agravia a la ciudadanía, también se humilla a los poderes estatales y/o municipales, da pena ver como muchos agachan indignamente la cabeza y aceptan agravios sin alzar la voz digna de quien debe defender a sus gobernados y ciudadanos, ahí están los ejemplos de Leonel Godoy Rangel y de otros que a su ineptitud, le suman cobardía y escasa valentía para denunciar violaciones a las leyes estatales y a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esto es, el norte es azotado por el narcotráfico, un gobierno federal inepto- y espurio- y gobiernos locales ineptos y corruptos. La derecha contribuye a la descomposición, violenta las garantías individuales y colectivas, despedaza a sus adversarios políticos, pero se da tiempo para festejar y proponer, es así como en territorio de Michoacán se reúnen prominente yunquistas, miembros del gabinete panista federal y gobernadores de ese partido, para celebrar sus "hazañas" e impulsar la candidatura de la hermana del “jefe”, de la señora “cocoa" ósea de María Luisa Calderón Hinojosa como próxima candidata al gobierno de ese estado arrollado por la impunidad del ejecutivo federal. Así se las gastan.
¿Y el sur? igual, a la depredación de nuestras riquezas naturales y a la enorme pobreza, se suman la muerte y los agravios sociales, como respuesta a las exigencias de igualdad y equidad, eso sucede en Oaxaca, donde los grupos de poder económico y político buscan a costa de lo que sea mantener sus privilegios y consolidar posiciones y relaciones con el gobierno entrante de Gabino Cué Monteagudo. Los asesinatos de Bety Cariño, Catarino Torres Pereda y Heriberto Pazos, entre otro, no son hechos aislados, son consecuencia de la enorme descomposición social que se vive en esta entidad y que la élite política se niega a aceptar, por el contrario busca mantener el “status quo” y sus privilegios, para ello cuenta con grandes aliados en el mafioso gobierno del déspota y asesino Ulises Ruíz Ortiz, pero también tienen aliados en la Coalición Política del gobierno entrante, eso no puede seguirse permitiendo, en Oaxaca se votó por un CAMBIO real y por un GOBIERNO AL SERVICIO DEL PUEBLO, no para únicamente cambiar nombres y roles, que quede claro en ese estado la PARTIDOCRACIA no ganó, el triunfo fue de la sociedad y las organizaciones, reivindicando añejas demandas y con una enorme acumulación de fuerzas, pero se requería un candidato y logos con registro electoral, así se hizo, hay que entenderlo-
¿Y los demás? ¿Qué pasa? ¡Claro! Así sucede con la negociación del derecho a organizarse en Chiapas y Guerrero, la descomposición social y los agravios contra la sociedad en Tabasco y Veracruz. A los que se suman los desastres y las tragedias causadas por los embates de la naturaleza. Pero todo es culpa de los huracanes, etc. No es cierto, también está la mano de los poderosos que se han enriquecido a costa de la devastación de montes, selvas, ríos y valles, de los gobiernos corruptos que han permitido la urbanización y el fraccionamiento de la tierra, las playas y las costas en beneficio del gran capital, de esos que han hecho infraestructura para enriquecerse, al igual que lo hacen con la obra pública y los dineros públicos. Esa es la realidad del sur-sureste. Claro que falta hablar de otros estados. En otro momento lo abordamos.
¿Y el bajío, occidente y el centro? Sí, también tenemos que hablar de la violencia, las corrupciones y la descomposición política, económica y social en esta parte de la geografía. Donde el campo se hunde en la miseria y el desempleo se acentúa en las grandes ciudades.
¿Este es el país que tenemos y vivimos? Si, por desgracia, así es. Hay que construir organización, proyecto y propuestas para que juntos, de la mano con la gente, hagamos posible un México Nuevo. Vale. Nos leemos y escribimos en el próximo. AMAYA-NFD
E-Mail: nor.amaya@live.com.mx
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