jueves, octubre 14, 2010

Jaime Ornelas Delgado : Los delirios de Calderón

TENDAJÓN MIXTO
Los delirios de Calderón
Jaime Ornelas Delgado

Poco después de convocar a la unidad nacional, alrededor de él por supuesto y de su guerra emprendida sin consultar a nadie, Felipe Calderón, convertido ahora en jefe de la actividad electoral de su partido, insistió en lo que fuera el eje de la campaña sucia de 2006: “Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México”, frase, aseguró Calderón, que expresaba lo que pensábamos, dijo, 15 millones de mexicanos, para terminar diciendo en pleno delirio: “López Obrador le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y odio antes y después de las elecciones.”

Pero si a esas vamos, primero debemos recordarle a quien presume ser presidente de la República que 25 millones de ciudadanos (10 millones que votaron por Roberto Madrazo del PRI y 15 millones por López Obrador) pensamos que no era capaz de ser presidente de la República, cosa que cinco años después hemos comprobado a plenitud; sin embargo, él se empeñó en serlo y lo fue “haiga sido como haiga sido”, rebasando cualquier límite impuesto por la decencia.


Finalmente, también debemos decir que no fue la campaña de antes y después emprendida por López Obrador para alcanzar la presidencia y luego en la resistencia cono presidente legítimo que es lo que tiene al país en las penosas condiciones actuales provocadas por la política de Calderón, de su equipo y de las fuerzas económicas que lo apoyan, política empeñada en sostener la modalidad neoliberal del capitalismo, a pesar, esa si, de los daños que ha ocasionado en el tejido social, el orden político y la economía nacional.

Los millones de pobres a lo largo y ancho del país, las dificultades crecientes de acceso a la salud y la educación, el desempleo y la falta de crecimiento económico no son resultado de la resistencia del pueblo de México frente a la usurpación, sino de un modelo que pronto habrá de ser enviado al basurero de la historia en el cada vez más próximo 2012, que tan nervioso tiene a la derecha panista y priista en el poder.

El foxismo sigue dando de que hablar

Es de justicia felicitar al señor Vicente Fox porque ha logrado con tesón y disciplina mejorar en mucho su cultura e información. Si no lo cree, vea usted lo que acaba de hacer míster Fox con motivo del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa. Pues bien, como corresponde a quienes se identifican ideológicamente, Fox, a través de su cuenta de Twitter, le escribió al peruano–español: “¡Felicidades Mario, la hiciste! Ya son tres Borges, Paz y tu (sic)”. Pero como todo humano puede errar, Fox erró pues no son tres sino seis los latinoamericanos premiados con el Nobel de Literatura: dos chilenos, Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971); un guatemalteco, Miguel Ángel Asturias (1967); el mexicano Octavio Paz (1990) y el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y ahora Vargas Llosa. Pero además de esos olvidos, le debemos informar al señor Fox que el argentino Jorge Luis Borges, que no José Luis Borgues como alguna vez lo llamó, nunca fue Premio Nobel y difícilmente lo será, pues ya murió.

La verdad es que míster Fox padece incontinencia verba crónica y sus excesos, además de ocasionar risa, hacen reflexionar sobre cómo pudo el país soportar a los dos últimos presidentes. ¿Será México un país de caricatura como lo son esos dos personajes?

Deuda eterna

Imagínese usted que el gobierno de Felipe Calderón colocó en el extranjero un bono por mil millones de dólares a un plazo de 100 años, sí 100 años. Este es el primer paso de una operación de hasta 80 mil millones de dólares, al mismo plazo: un siglo. Así es que debemos prepararnos para pagar y pagar al capital financiero un dinero que no va a servir para mejorar la competitividad o mejorar la infraestructura, la atención de salud o dotar de vivienda digna a los mexicanos, sino para sustituir deuda y alargarla.

Por cierto, la deuda externa del gobierno mexicano (que ahora vemos será eterna), creció en el actual gobierno 75 por ciento. Finalmente la deuda eterna contratada y su aumento excesivo en este sexenio, muestra las debilidades de un sistema fiscal que al favorecer notoriamente a los empresarios y ofrecer demasiados caminos para la evasión, resulta pobre e incapaz de permitir los recursos indispensables para el funcionamiento de los aparatos gubernamentales.

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