Defender el voto es una tarea por demás urgente
Ricardo Andrade Jardí
http://www.poresto.net/
El siniestro y siempre antidemocrático PRI mueve ya las estructuras territoriales de su partido para intervenir (robar urnas, rellenarlas y mal contar los votos) en cada fisura donde vea la oportunidad para hacerlo el 1 de julio del 2012. Y no lo hará solo. Se acompaña ahora de Manuel Espino, exdirigente nacional del PAN, que en el 2006 dejó ver que la voluntad popular no vale nada, frente a la defensa “patriótica” de sus particulares intereses.
Manuel Espino convoca a los panistas, ante la evidente caída de Vázquez Mota, a votar por Peña Nieto, por aquello de que es “puntero indiscutible”, según los monopolios telebasura, para impedir que el enemigo común, es decir AMLO, llegue a la primera magistratura del país. Con quien tal vez, sólo tal vez, las cosas cambien medianamente para bien de todos.
En fin... las dos corrientes fundamentales del PRIAN vuelven a hacer públicas las desviaciones pornográficas de la mal llamada clase política. La que carece de la más mínima congruencia en sus discursos políticos e ideológicamente es evidente que entre el PAN de Manuel Espino y el PRI de Peña Nieto no existe ninguna diferencia sustancial.
Convencidos, que estaban los priístas, de que comprando la imagen y derrochando dinero público en la promoción de su candidato chatarra tenían asegurado el regreso a Los Pinos y por ende el porvenir de su corrupta forma de vida, que no fueron capaces de medir el hartazgo y de comprender el sentir de una nueva generación, que gracias y contra lo que pudiera suponerse de las nuevas tecnologías informáticas ha logrado dar un salto cuántico entre la pasividad enajenada que durante décadas nos fue implantando la telecracia con su programación basura. Generación que va imponiendo, una mediana cuando menos, reflexión crítica, que impulsa hoy a cientos de miles de jóvenes a exigir un mínimo de respeto por parte de quienes por décadas han tratado a la ciudadanía como idiota.
Las protestas contra la manipulación informativa son una esperanza para México, una esperanza de sabernos capaces aún de reaccionar contra la manipulación y la mentira de quienes se sienten vencedores o dueños del país sin ser ni lo uno ni la otro.
Pero lo que el movimiento juvenil/estudiantil auto-llamado “Yo Soy 132” no debe limitarse sólo a denunciar la manipulación informativa, denuncia fundamental, pero no única, debe concentrar sus energías en la cimentación de nuevas formas de participación política ciudadana y fundamentalmente y por la urgencia de la jornada electoral, en la que el país se está jugando su destino, en la defensa del voto, independientemente de las preferencias políticas.
Este despertar ciudadano debería ser capaz de comprender que la democracia representativa le ha costado sangre, dolor y sufrimiento a las generaciones pasadas, que los jóvenes que hoy saldrán a votar pertenecen a un México donde la elección ya no es organizada ni presidida por el secretario de Gobernación, como nos tocó mucho tiempo, a quienes tuvimos que votar antes del 2000 y donde no era ni siquiera pensable hablar de debates y mucho menos ver a los candidatos de oposición en los medios electrónicos de comunicación. Pero todas esas “libertades” son conquistas de años de luchas sociales y políticas contra el partido de Estado y sus medios masivos de control (Televisa).
Televisa a lo largo de su historia nunca ha sido una empresa democrática. Ni le ha aportado nada sustancial a nuestro precario camino en busca de la consolidación de la democracia mexicana. Y sí ha sido, es y seguirá siendo representante de todo lo contrario.
Por lo mismo la exigencia de democratizar los medios de comunicación pasa necesariamente por nuevas formas de organización social, por la elaboración de leyes y por la puesta de candados sociales que sean realmente aplicados.
No será Televisa la que de un día a otro se convierta en una empresa comprometida con la construcción de la democracia. Eso va contra todos los privilegios que durante años ha consolidado gracias al chantaje y la falta de transparencia en sus relaciones con la vida política del país.
Ahora veremos dos nuevos rostros de la corrupción. La telecracia hará como que es demócrata y escucha, unos días, las demandas de los jóvenes y el PRIAN hará como que se deslinda de su evidente dependencia con el dúopolio telebasura e incluso denunciará la falta de equidad en los medios y hablarán los priístas hasta de abrir la competencia a nuevos concesionarios. Pero atrás de esas mentiras se está orquestando de nuevo el fraude electoral, la imposición de la barbarie para que estos reptiles sin llenadera terminen de rematar y repartirse el país.
Por eso la certeza electoral será la única garantía que nos permita un tránsito hacia una nueva cultura, la cual tiene que desterrar la ilegitimidad de quienes nos desgobiernan.
La exigencia debe ser porque en la jornada electoral del 1 de julio no quede ni una sola duda de quién es el candidato electo y para eso es urgente que cada casilla esté representada por aquellos que hoy toman las calles y creen en el juego democrático, por aquellos que aún creen que el voto puede cambiar algo. Que todos los votos se cuenten y se cuente bien. Permitirnos otra imposición es la cancelación definitiva del futuro de México.
En la defensa del voto, es decir, en la defensa de la voluntad popular, inicia todo el proceso de democratización que el país requiere empezando por los tendenciosos medios de comunicación. Sólo un Presidente fuerte, con respaldo popular y legitimidad podrá enfrentar a los poderes fácticos que hoy conducen a la decadencia del país.
Por otro lado es urgente que los ciudadanos seleccionados por el IFE para ser funcionarios de casilla y que aún no han sido capacitados, ni acreditados ante los comités distritales federales como funcionarios de casilla, como está sucediendo en Yucatán, inicien las denuncias en la FEPADE, para no permitir que la ignorancia y los “400 pesos” se apoderen de los Centros de votación y se cuenten los votos como el amo ordena y no como la voluntad popular lo expresa.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario