CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA
México SA
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De pactos e inversiones
Incumplimiento empresarial
¿Compromiso por México?
Los recientes encuentros que han tenido los cuatro candidatos al hueso mayor con la cúpula empresarial (cuando menos los que se han hecho públicos) recuerdan aquella cumbre política disfrazada de pacto (el denominado de Chapultepec, en septiembre de 2005, muy cerca ya del arranque del proceso electoral), durante la cual, y con miras a la sucesión presidencial, los dueños del capital no se cansaron de exhortar a gobierno y empresas, pero particularmente a éstas, a fortalecer el estado de derecho, impulsar el desarrollo del país, incrementar la inversión interna y aumentar la generación de empleo, con el fin de fomentar el crecimiento y el desarrollo nacionales, algo que, dicho sea de paso, destaca, pero por su ausencia.
Como en aquella ocasión, ahora ambas partes repiten el estribillo los autodenominados abanderados partidistas y la cúpula empresarial; unos piden y los otros ofrecen, sin mayor garantía de cumplimiento. Como se ha comentado en este espacio, entre los abajo firmantes de aquel pacto de Chapultepec aparecían Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga, Gastón Azcárraga (el de Mexicana de Aviación), Eugenio Garza, Carlos Hank Rhon, Juan Diego Gutiérrez Cortina, Gilberto Borja Navarrete, Claudio X. González, Manuel Medina Mora, Ricardo Salinas Pliego, Héctor Rangel Domene, Lorenzo Servitje, Olegario Vázquez Raña, Roberto Hernández y Alfredo Harp, quienes se manifestaron a favor de invertir y generar empleo en casa, con el fin de, entre otras prioridades, contribuir a redistribuir el ingreso, no sin subrayar que postergar un acuerdo de unidad nacional que postule el estado de derecho, el desarrollo, la inversión y el empleo sería una irresponsabilidad histórica que profundizaría inequidades y problemas sociales; estas convicciones son las que nos han reunido ahora. Y lo postergaron.Cierto es que invirtieron, pero en terceros países, en los que difícilmente fortalecieron el estado de derecho, pero sí impulsaron, incrementaron la inversión y aumentaron la generación de empleo. Por ejemplo, de acuerdo con la más reciente información de la Cepal, 69 por ciento de la inversión total de Cemex (de Lorenzo Zambrano, uno de los abajo firmantes del citado pacto) se mantiene fuera del territorio nacional. Sesenta y nueve de cada cien dólares invertidos por este corporativo no contribuyen al crecimiento ni al desarrollo interno.
Desde luego que el de Cemex y el de Zambrano no son casos únicos. En el mismo tenor, el consorcio América Móvil (de Carlos Slim, el principal promotor del pacto de Chapultepec) mantiene fuera de México 36 por ciento de su inversión; para el caso de Fomento Económico Mexicano (Femsa, que preside José Antonio Fernández Carbajal) la proporción es de 18 por ciento; Grupo Alfa, 73 por ciento; Bimbo, de la siempre pía familia Servitje, 61 por ciento; Grupo Modelo, 16 por ciento; Grupo Casa Saba, 54 por ciento; Grupo Televisa, que preside Emilio Azcárraga, 22 por ciento, y Grupo Elektra, del futbolero Ricardo Salinas Pliego, 29 por ciento. No son casuales, pues, los 123 mil millones de dólares que en 2011 captaron por concepto de ventas, de acuerdo con la Cepal.
Esos grupos empresariales y sus dueños firmaron el pacto de Chapultepec y exhortaron a propios y extraños a que invirtieran en México y fortalecieran el estado de derecho, impulsaran el desarrollo del país, incrementaran la inversión interna y aumentaran la generación de empleo. Siete años después siguen invirtiendo, pero en terceros países. Y este discurso se repite ahora –de nueva cuenta en pleno proceso electoral– cada que se reúnen con los candidatos, de tal suerte que el incumplimiento de los compromisos (así los calificaron) no sólo corresponde a los políticos. Entonces, nada raro sería la aparición de otro pacto, ni extraño sería su incumplimiento por los dueños del capital. El compromiso con México, de saliva.
En vía de mientras, la Cepal precisa que en 2011 los flujos de inversión extranjera directa desde América Latina y el Caribe hacia el exterior cayeron 50 por ciento respecto de 2010, con lo que se situaron en 22 mil 605 millones de dólares, a consecuencia de la fuerte caída de los flujos de Brasil, que fueron negativos, aunque ello no implica una marcha atrás en la internacionalización de los consorcios de aquel país. Para el caso de México, la inversión de recursos en el exterior se redujo 29 por ciento en ese año, pero no por ello los barones mexicanos pierden su calidad de grandes inversionistas en el exterior. A pesar de la tendencia al alza de las salidas de IED desde la región, que han superado los 30 mil millones de dólares en promedio durante los últimos seis años, dentro de la cuenta de capital de los países de la región la inversión extranjera directa sigue siendo menos importante que los préstamos y depósitos, englobados en otra inversión (este renglón suma 103 mil millones de dólares entre 2000 y 2012).
A pesar de la caída de los flujos al exterior en 2011, motivada principalmente por el comportamiento de Brasil y, en menor medida, de México, no hay razones para pensar que la tendencia de los últimos años hacia una mayor expansión internacional de las principales compañías translatinas de la región se vaya a revertir. La gran volatilidad de la IED al exterior está relacionada con el hecho de que el número de grandes empresas translatinas sea relativamente reducido, lo que hace variar los flujos agregados según los proyectos individuales de expansión de estas compañías. Así, el proceso de internacionalización empresarial en la región está aún muy concentrado. Algunas empresas, como Petrobras o PDVSA, tienen un gran tamaño, pero concentran casi todos los activos en su país de origen, mientras que otras desarrollan actividades en muchos países de la región, como América Móvil, o incluso a nivel mundial, como Cemex. Muchas otras empresas están comenzando su proceso de internacionalización: algunas grandes compañías tras un cambio de estrategia, y otras por un proceso natural de crecimiento. Asimismo, existen varias firmas translatinas que han internacionalizado sus operaciones en Europa, puntualiza la Cepal.
Las rebanadas del pastel
Algo más que nerviosismo provoca que, en medio del triunfal y autocomplaciente discurso gubernamental en materia económica y su reiterada negativa sobre posibles efectos por la crisis europea, el tipo de cambio peso-dólar escale posiciones por arriba de las 14 unidades (y contando). ¿El catarrito ataca de nuevo?
cfvmexico_sa@hotmail.com
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