María Teresa Jardí
Calderón no quiere irse. Seis años le deben parecer nada y en cambio una vida por delante, sin el ejercicio del poder, para Calderón, debe ser pensada sin sentido y eterna. Y Calderón va a enfilar todas sus baterías contra AMLO, que nadie lo dude. De eso habla la desestabilización que claramente se propicia con golpes tardíos a políticos de partidos que están en la contienda electoral. Como sí en el PAN todos fueran impolutos. Por eso Calderón no se ha medido al masacrar cada días con más saña al Ejército nacional hasta lograr acabar con todo viso de prestigio. Por eso ha ido subiendo de tono a la violencia hasta exhibirla como barbarismo.
Pararnos a entender la elección del lugar y de las empresas en el caso de los incendios de las bodegas “Sabritas” puede ayudar a encender las alarmas. El Bajío como lugar elegido, en sí mismo da una pista. Un lugar donde no se toca ni con el pétalo de una rosa al cártel dedicado al negocio que propician las anfetaminas. Y ni qué decir de la empresa elegida que es una de las cuales más se opuso a la llegada de AMLO en 2006, dando como resultado incluso que algunos nos hayamos restado, desde entonces y para siempre, de la compra de sus productos chatarras.
Desesperados, como el resto de mexicanos, deben estar los narcotraficantes mexicanos esperando que llegue un presidente menos entreguista. Un presidente que se dedique al control de daños. Los criminales organizados desde fuera del poder entienden que a unos les toca prevenir y combatir el delito y así lo asumen. Y ellos se dedican a burlar lo que los otros persiguen, generalmente con suerte, porque además hay mucho arreglado desde el imperio yanqui. Los narcos sí entienden claramente que el narcotráfico es un mal impuesto por el imperio gringo. Y que las drogas se mantienen como mercancías clandestinas porque eso es lo que genera los raudales de dinero con lo que mantiene su sistema financiero el gobierno estadunidense. Lo que también han entendido los gobernantes de casi todo el resto de países del mundo. Manejando el fenómeno a base del control de daños y previniendo el uso de las drogas en sus respectivos territorios a base de destinar dinero a la educación de los niños y alertando, para que no se les olvide, a los jóvenes.
A los narcos la violencia les fastidia el negocio. Entre ellos pueden entenderse y repartirse el territorio sin violencia. “Los Zetas” salen de grupos de elite entrenados por los yanquis a petición del desgobierno panista que encabeza Calderón. Y lo mismo puede decirse del resto de grupos paramilitares. Funcionarios mexicanos abrieron la puerta a los kaibiles, como Jorge Tello fue a hacerlo con las del presidio, a nombre de Fox, para que saliera “El Chapo”.
La campaña contra el PRI que encabeza Calderón es un gustito que se ha querido dar quien desde siempre ha reconocido su odio a ese partido.
Calderón se enfila para ir contra AMLO. De ahí la elección, quizá, de común acuerdo con la empresa, de las bodegas quemadas. No tardaremos en saber que son “admiradores de AMLO” u otra sandez por el estilo los fabricados como responsables de manera rauda en un país donde la única certeza es la impunidad en la que queda todo delito que aquí se cometa.
De lo que va la cosa es de imponer un Estado de sitio, si no logra Calderón que suba algo “La Chepina” —para que algún viso de “democracia” tenga su imposición con otro fraude— impidiendo que la elección se concretice el primero de julio. Y ahí es donde partidos y sociedad debemos tener encendidas todas las alertas. Y claro que pueden inflar a la panista. Para eso sirven los a modo y los instrumentos que el desgobierno maneja. Los estudiantes no estarían a la altura de las circunstancias si no entendieran la necesidad de comprometerse con el único que genera la esperanza del cambio. Calderón no quiere irse y es necesario entender lo que busca hacer. Y en particular es importante que lo entiendan AMLO y el Ejército nacional. Es imprescindible si se aspira a parar lo que es claro que está buscando hacer el panista usurpador que se sabe que va ser juzgado como el genocida que ha elegido ser...
(* ) Ernesto Che Guevara
A los narcos es claro que no puede interesarles que continúe la violencia. No los favorece. Los acaba. Les fastidia el negocio...
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