Laura Bolaños Cadena
Los jóvenes y la contienda
www.poresto.net
El despertar de una parte
de la juventud da un vuelco de muchos grados a la situación actual. Es una
inyección de fuerza al movimiento ciudadano, pero todavía falta una mayor suma
de las voluntades en lucha. Los grupos y organizaciones en resistencia,
electricistas, mineros, empleados de líneas aéreas; organizaciones de derechos
humanos; defensores de migrantes, familiares de desaparecidos y de víctimas del
feminicidio; los civiles que sufren atropellos a mano de policías, Ejército,
Marina, etc., aún están dispersos. Si se coordinan representarán una real fuerza
que obligará a los detentadores del poder, en lo inmediato, a respetar la
voluntad popular en las urnas.
No es contra Peña
La protesta
juvenil es contra el sistema. Contra una forma de gobernarnos como a súbditos,
no como a ciudadanos. Contra la corrupción, la impunidad, la violencia. Contra
una clase política que ha generado mayor pobreza, exclusión, violaciones de los
derechos humanos. Que ha llevado a cabo la mayor entrega de la economía del país
al extranjero. Millones de jóvenes excluidos de la educación superior, grave
desempleo. Incremento exponencial de la delincuencia organizada con decenas de
miles de muertos en una guerra sin sentido. Con autoridades delincuentes que
maltratan, extorsionan, secuestran y asesinan migrantes centro y sudamericanos.
Contra el asesinato de periodistas y activistas sociales. Un sistema que ha
hundido al campo. Peña Nieto representa la continuidad de ese sistema que no se
rompió con la entrada del PAN al gobierno, antes empeoró.
Calderón y
Josefina reprueban como pintores
Pero no se hagan bolas los que se creen
a salvo de las críticas del movimiento. Felipe Calderón, que se ufana de no ser
atacado por los muchachos y Josefina, no pintan nada. Calderón está de salida y
Josefina se diluye día con día. Ninguno de los dos es blanco principal, y no
merecen que se les dé una importancia de la que carecen... El peligro para
México es Peña Nieto.
La lucha pacífica
El mayor acierto de los
jóvenes es optar por la vía pacífica. Tiempo ha que concluyó el ciclo de las
revoluciones armadas, salvo alguna excepción. Los movimientos en diversas partes
del mundo han dejado de lado los métodos violentos. Los pueblos no son dueños de
las armas ni tienen ejércitos, policías, marinos y paramilitares. Sólo tienen
sus manos, su corazón y su inteligencia. Su indignación. Los jóvenes estudiantes
mexicanos han impuesto en sus filas el rechazo a cualquier signo de violencia.
Esto indica un alto grado de conciencia y el predominio de la razón sobre los
impulsos.
El menor hecho violento ofrecería un magnífico pretexto para dar
paso a la represión. De ahí el uso de provocadores, agentes del sistema que
aparecen en los actos en ocasiones hasta encapuchados y se ponen a romper
vidrios, atacar comercios, incendiar vehículos. Nada de esto ha sucedido gracias
a la actitud de los jóvenes y a la vigilancia que ejercen en las
reuniones.
Aprendizaje
Los mexicanos, en general, no hemos sabido
protestar. Acostumbrados en mayoría a “callar y obedecer”, porque no creemos
tener derechos, solemos dejarnos atropellar por quien ostente un cargo oficial
cualquiera. Hasta por el o la conserje de las escuelas públicas. Sólo
reaccionamos cuando ya estamos “hasta la madre” y entonces nos ponemos
violentos, y lo único que conseguimos es que nos den en la ídem. Pero se ha ido
asimilando la lección.
Recuérdese que el propio EZLN, que se levantó en
lucha armada, comprendió, con inteligencia y lucidez que su lucha debe ser
pacífica. El error de una marcha amenazante de apoyo a los zapatistas, indujo la
votación a favor de Zedillo. La consulta ciudadana acabó de convencer de ello a
los zapatistas, y desde entonces enarbolan la bandera del movimiento pacífico.
Otro gremio en lucha por justas causas, los maestros de la CNTE, vieron
retraerse el apoyo popular a causa de sus métodos violentos. Ojalá aprendan la
lección.
El despertar ciudadano
Quienes nos hemos quejado de la
pasividad de la gente, de la apatía juvenil, de la indiferencia que induce a
preferir un concierto de rock a un acto político –nada contra el rock–
vislumbramos ahora una esperanza. ¿México está cambiando? Desde luego que sí.
Los mexicanos empiezan a darse cuenta de su fuerza. Comenzó la resistencia
organizada desde hace tiempo con las numerosas ONG de derechos humanos y por la
libertad de los presos políticos. Hoy existen muchas organizaciones en lucha por
diferentes objetivos. Y a la marea creciente de los últimos tiempos, se añade el
movimiento juvenil, eminentemente pacífico, que da un fuerte empuje a la
resistencia general. Esto rinde frutos de inmediato. El sistema no puede
reaccionar con violencia. También ellos perciben nuestra fuerza. México ya no
podrá ser gobernado como antes.
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