Laura Bolaños Cadena
Muy aparte de si hubo o no mano negra en el conflicto de la normal rural guerrerense de Ayotzinapa, el gobernador Angel Aguirre Rivero recoge el fruto del estilo PRI de gobernar. Aunque haya sido postulado por el PRD a la gubernatura, su forma de atender el conflicto estudiantil no se diferencia de la de los gobiernos priístas.
No supo, no pudo o no quiso resolver las demandas de los normalistas y sólo se le ocurrió acallar la protesta. Frenar el “alboroto”. Dar largas al asunto esperando que los descontentos se cansen. El desprecio a la gente, característica muy priísta, no es exclusiva de este partido. El PAN la comparte ampliamente y buena parte del PRD padece del mismo mal.
Es muy posible que Aguirre Rivero no haya dado órdenes de disparar sobre los muchachos y que por ahí se haya colado la mano negra. La vida de dos jóvenes no cuenta para estos facinerosos de la política; el escándalo ayudará a sus fines. Pero en todo caso el gobernador guerrerense contribuyó a cavar su propia tumba con la falta de voluntad para resolver el problema. El desprecio a la gente. La prepotencia del mandamás. Y es ahí donde reside su culpa.
Aunque en mayor o menor medida todos los partidos políticos sean herederos de la mentalidad del PRI, pasaron ya los tiempos en que reinaba la impunidad para el gobernante. Bueno, la impunidad persiste, pero depende de cuestiones como formar parte de una u otra facción política. Y Aguirre Rivero va a pagar su culpa porque carga con la mala condición de no pertenecer a los partidos predilectos del gobierno federal. Peores delitos cometieron Ulises Ruiz, en Oaxaca, y Mario Marín, en Puebla, durante sus respectivos gobiernos, pero los protegieron las siglas del todavía poderoso PRI, y salieron intocados por los gobiernos panistas.
En cambio Salazar Mendiguchía, ex gobernador de Chiapas —por cuya inocencia de los delitos que le imputan NO meto la mano al fuego—, está pagando muy caro el haber obtenido su cargo impulsado por el PRD. Y hay intereses tanto panistas como priístas metidos en el asunto de la normal de Ayotzinapa.
Te lo buscaste, Angelito
El gobierno federal panista sigue la línea de la prepotencia y el desprecio. Alejandro Poiré Romero, secretario de Gobernación, no recibió a los normalistas guerrerenses que solicitaron diálogo para resolver las cuestiones que los mantienen movilizados. No es casual que Gobernación repita la misma forma oficial de actuar que llevó a la exacerbación del conflicto. Sirve, en este caso, al propósito de desestabilizar a Aguirre Rivero.
En vista de no ser atendidos, los jóvenes estudiantes amagan con seguir la movilización ante la angustia del gobernador. La decisión de los jóvenes de no cejar en su lucha por mejorar las condiciones de su casa de estudios, a la que se añade la exigencia de justicia por el asesinato de dos de sus compañeros, amenaza al turismo, principal fuente de ingresos del estado, en días en que la afluencia de visitantes es mayor. Nadie quiere encontrarse en medio de una balacera.
Angel está tronándose los dedos y suplicándoles no bloquear la Autopista del Sol.
Josefina y el peligro para México
La precandidata a la Presidencia de la República por el PAN, Josefina Vázquez Mota, en reunión con militantes y adherentes panistas de Tlaxcala, defendió el combate contra la delincuencia organizada que realiza Felipe Calderón. Sus palabras no tienen desperdicio y son la misma justificación que FC hace de la estrategia que sigue desde hace cinco años. “O se seguía permitiendo el avance y el control de territorios del crimen organizado, o se enfrentaba una realidad (…) Otra alternativa era tener prácticamente un Estado rendido al crimen organizado”.
Esto se parece a las sabias advertencias que nos hicieron en 2006 señalándonos los horrorosos peligros que se cernían sobre México si López Obrador llegaba al poder. Se hundiría la economía, se agudizaría el desempleo, se devaluaría el peso, huirían los capitales… Jesús, qué miedo. Por fortuna entre PAN y PRI nos libraron del abismo en que iba a hundirnos nuestra necedad de votar por el Peje.
Así hoy, gracias al valor heroico de Felipe para enfrentar al crimen organizado, nos hemos librado de todos esos males que advierte Josefina, y más. De no ser por FC, los delincuentes controlarían territorios enteros, estarían metidos en nuestras casas, como nos previene la propaganda oficial, secuestrarían y matarían civiles y tendrían en jaque al Estado mexicano. Les faltó prevenirnos de que habría desaparecidos. Felipe de Jesús nos protege de la debacle económica y de los ataques de la delincuencia organizada. ¡Uf!, qué descanso.
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