viernes, diciembre 23, 2011

Un día de estos...: María Teresa Jardí



María Teresa Jardí
Un día de estos...



Primero que nada mis más sentidas condolencias a Mario Renato, el director de nuestro diario, las que hago extensivas a toda su familia y a los compañeros de trabajo por tan irreparable pérdida. La muerte se lleva a los más sensibles de manera temprana, en tiempos difíciles cuando las buenas nuevas casi siempre escasean. La muerte, implacable e irreversible, y por eso siempre lamentable, para los que quedan hace imposible expresar con palabras lo que a la mente trae cada deceso que va sumando la ida de los más necesarios.
Andrés Manuel López Obrador, favor de abstenerse de hacer campaña y exigir condiciones iguales para las campañas. Peña Nieto cuenta con la telebasura y el PAN tiene garantizados todos los derechos por el usurpador sentado, “haiga sido como haiga sido”, en la silla del Ejecutivo. Se trata de no dejar llegar a AMLO. Para eso se “eligió” al hermano, de la más fascista, de entre los varios fascistas, ministros de la Tremenda Corte impartidora de Injusticia.
Por eso se van adelantando los mejores ante el horror que enfrentará México en 2012 y siguientes años que se avizoran ya, a la vuelta de la esquina.


De las muchas felicitaciones navideñas, me quedo con un texto enviado por Mario Monroy, de Eduardo Bejarano, músico popular y poeta, fundador de Huerque Mapu y Sanampay, acogido en el exilio por los mexicanos, y fallecido prematuramente, días antes del regreso a su Patria querida, para compartirlo con ustedes a propósito, incluso, de los difíciles años que aún le esperan a los habitantes del planeta en general y, en particular, a los mexicanos que pareciera que hemos sido condenados a no llegar ya nunca a ningún lugar, en ninguna época y sin poder alcanzar la Justicia ni la igualdad.
“Un día de estos, igual que tantos otros, la injusticia se va a empachar de flores. No sé si morirá, pero aprovecharemos a reírnos un poco mientras tose. Y haremos el amor, y nacerán niños y casas, jugaremos a hablar con los amigos, fabricaremos sillas, nos leeremos poemas, podremos darnos libros, pasteles de manzanas y cuentos sobre viajes, y dibujos o trocitos de queso, o aceitunas o lo que más le guste a cada uno. Juntaremos sueños, para soñar más juntos. Y mientras tanto, seguiremos molestando a la injusticia, y le agregaremos por los cobros atrasados, pero cada vez que regrese a continuar con su mandato verá que, una vez más, es demasiado tarde y recordará lo mismo que nosotros: a ella, que se cree eterna, el tiempo no le alcanza y a nosotros, los que construimos esperanza, nos basta con todos nuestros ratos”.
Los seres humanos para vivir bien, es decir con dignidad y sintiendo el respeto hacia el otro, lo que pasa necesariamente por el sentimiento de respeto propio, necesitan un mínimo de cosas, que se pueden resumir en un lugar para vivir sin agobio de deudas impagables, transporte público decente, comida suficiente para el cuerpo, educación y libros para el alma. Escuela para los hijos y un eficiente sector encargado de la prestación del derecho a la salud, sin lo cual no es posible la vida digna. Trabajo, por supuesto, y salario digno, salario que alcance para cubrir las necesidades señaladas y la posibilidad de pagar algunos días de vacaciones cada año para disfrutarlos con la familia. Lo que en México se ha convertido en no alcanzable para millones de personas para disfrute de los amigos empresarios dueños de las concesión del país entero, incluidos sus habitantes, como servidores también de los políticos, para disfrute también de los inmorales salarios que se otorgan los integrantes de los tres poderes, a cargo del botín en que los mismos también han convertido al erario para servirse de él como monedero propio.

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