domingo, diciembre 18, 2011

¿Está capacitado Peña Nieto para ser Presidente? : Alejandro Páez Varela


¿Está capacitado Peña Nieto para ser Presidente?

Alejandro Páez Varela 


Obligado por las circunstancias, Enrique Peña Nieto ha debido abandonar la burbuja en la que fue recluido durante casi toda su vida política. Supuestamente escribió un libro, y debió acudir a la Feria Internacional de Guadalajara a promoverlo; es candidato cuasi oficial del PRI a la presidencia de México, y debió aceptar, por bien de su propia imagen, una entrevista con El País.

Zas, dos marrazos.

La primera aventura le salió cara: ni siquiera pudo mencionar tres libros que marcaran su vida. En el segundo evento, no supo mencionar el salario mínimo y el costo de los productos básicos.

Poco a poco, a juzgar por lo que hemos visto hasta ahora, Peña Nieto nos irá mostrando de qué está hecho. Será casi imposible que le niegue, por ejemplo, una entrevista a The New York Times, o que se oponga a los debates presidenciales. No tendrá argumento. Tampoco podrá contener las preguntas de los reporteros –sin armar un escándalo– por mucho tiempo, o mantener acotadas las entrevistas de la radio o de algunos impresos sin mostrarse cómo es. Tendrá, sí, muchas entrevistas hechas a modo por parte de cierta prensa que quiere impulsar su candidatura porque está calculando el beneficio –principalmente en Televisa y en algunos impresos– y una campaña fuerte de posicionamiento por otras vías, incluyendo las redes sociales.

Las entrevistas a modo que veremos en esa prensa calculadora y oportunista procurarán no sacarlo de la burbuja para que no cometa otro error. Y si se equivoca, nunca conoceremos las partes editadas.

Pero cuando esté fuera del paraguas que le ha cuidado durante años de carrera política, enseñará si está preparado o no para gobernar México en las actuales condiciones de adversidad y frente a retos muy puntuales.



A México le urge una gran cruzada a favor de la educación; Peña Nieto es, a juzgar por lo escuchado hasta ahora, un hombre muy poco preparado, por no llamarlo analfabeta –el resbalón en la FIL-Guadalajara no puede dibujarlo completo–. México requiere despolitizar la enseñanza pública, y su gran aliada es Elba Esther Gordillo, ese tumor canceroso del sistema político mexicano que ha secuestrado el sistema educativo. ¿Qué puede ofrecer Peña Nieto a favor de esta cruzada educativa? Nada.

A México le urge abrir a la competencia sectores que no permiten el crecimiento económico y el desarrollo de los mexicanos. Peña Nieto es más que un aliado de Televisa, por ejemplo; ¿puede ofrecer el fin del duopolio (incluyo a TV Azteca en esto)? Claro que no. Tampoco se enfrentará a Carlos Slim, por decir.

A México le urge una reforma política que incluya, por lo menos, cuatro herramientas ciudadanas: la revocación de mandato; la ratificación en el Congreso de los nombramientos del gabinete legal y ampliado; el referéndum y la reelección en las cámaras alta y baja. ¿Qué puede ofrecer Peña Nieto al respecto, cuando fue él quien se opuso, incluso al interior de su partido, a una reforma política de fondo?

A México le urge una estrategia de paz que se distancie de las políticas armamentistas de Felipe Calderón y que rescate a los jóvenes, ofreciéndoles educación y oportunidades laborales, de las garras del narcotráfico. ¿Qué puede ofrecer Peña Nieto? La periodista Rita Varela analizó en días pasados su libro México la gran esperanza (editorial Grijalbo), para descubrir que hay dudas incluso sobre si fue él quien lo escribió, y resalta que en su propuesta de crecimiento no está involucrada la educación, mientras que su proyecto educativo es apenas unas cuántas páginas mal tratadas.

El escritor e intelectual Juan Villoro nos decía, en un artículo publicado por el periódico Reforma la semana pasada, que si bien Peña Nieto actuó como “un mexicano normal”, promedio, cuando fue incapaz de mencionar en forma correcta un libro que no fuera la Biblia y al confundir a Enrique Krauze con Carlos Fuentes, sus aspiraciones no son normales. “Esto explica que un amplio sector de la población –que a juzgar por las ridículas ventas de libros tampoco lee mucho– condene su incompetencia”.

Con enorme certeza, Villoro agregó: “El hombre que muchos ven como virtual Presidente asistió a un acto público sin la menor preparación. ¿Actuará con la misma superficialidad en otras áreas? Hubiera sido sencillo que alguien de su equipo le pasara una lista con suficientes autores nacionales para lucir patriota, pero se sintió tan encima de la circunstancia que ni siquiera buscó una excusa del tipo: ‘Prefiero no decir títulos para no dejar fuera a nadie’. Habló como quien cumple una rutina inerte, mostrando las posibilidades de un hombre hueco. No se equivocó un líder sino un robot. Peña Nieto no delató que estaba mal preparado, sino mal programado”.

Retomo la pregunta que da paso a este artículo: ¿Está capacitado Peña Nieto para ser Presidente?

Yo creo que no. A juzgar por los datos que hasta ahora tenemos, sostengo que no. Fuera de la burbuja, Enrique Peña Nieto muestra, en efecto, a un hombre hueco que se ha vendido ante millones de mexicanos como la solución a nuestros problemas. Y con los datos que tenemos, se puede afirmar que no lo es. Sus esporádicas salidas de la burbuja permiten advertir todo lo contrario.

El problema es que muchos de los medios mexicanos, entre ellos los más poderosos, jugarán a favor del candidato del PRI porque ya babean por las ganancias, y no les importará llevar a un hombre incapaz a la presidencia de México.

Sin democracia en los medios, sin competencia, sin educación, sin desarrollo, millones de mexicanos comprarán a ese monigote armado con la fuerza de la publicidad, y aquí es en donde la serpiente se come la cola: ese ignorante que hemos conocido hasta hoy, Enrique Peña Nieto, es uno más de todos los mexicanos y llegará a Los Pinos como tal, sin que una mayoría calificada entienda que él no puede ser como todos.

A México le urge un hombre preparado y sensible, no uno hueco (Villoro dixit), soberbio y para colmo ignorante, como muchos de nosotros, los mexicanos.

Ahora falta que las brevísimas ocasiones en las que Pena Nieto se salga de la burbuja sean suficientes para que los millones de mexicanos que piensan votar por él, desesperados por la década perdida, sepan quién es en realidad Enrique Peña Nieto, y qué se guarda debajo de ese copete fijado por manos llenas de gel.

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