domingo, diciembre 25, 2011

El PAN, corrupción de campeonato : Jorge Canto Alcocer



El PAN, corrupción de campeonato
Jorge Canto Alcocer


Hace más de 40 años, cuando el panista Víctor Manuel Correa Rachó gobernó la ciudad de Mérida, es fama que sus cuentas fueron escudriñadas durante meses por avezados contadores. Finalmente, tras días y noches de un trabajo minucioso, descubrieron un par de irregularidades por un monto ridículo. La información se usó política y mediáticamente, pero a la luz de la historia resulta más como un homenaje a un político conservador, reaccionario incluso, pero escrupulosamente honesto.
En aquellos años del Partido Unico, Correa Rachó no era una golondrina perdida en el verano, era uno más de los muchos panistas incorruptibles, comprometidos con ideas equivocadas y antiprogresistas, pero honestos en su actuar. Pero llegó el salinato con sus “concertacesiones”, y la tentación del dinero y del poder fue demasiada para muchos de aquellos derechistas. Unos cuantos resistieron, se apartaron del PAN y se retiraron de la política. Algunos otros, como el distinguido abogado Bernardo Bátiz, militan hoy, leales a su amor por México y a su honestidad, en las filas del movimiento popular.
Paradojas de la política: el hijo del congruente y vertical Víctor Manuel Correa Rachó fue uno de los primeros beneficiados por las corruptas maniobras de Salinas, premiado con la alcaldía de Mérida a la que tanto lustre dio su padre, y a la que tanto estiércol embarraron los neopanistas. Del mismo modo llegó Carlos Medina Plascencia a la gubernatura de Guanajuato y muchos otros panistas corruptos a diversos puestos en toda la geografía nacional.
Llegados por la puerta de atrás, los panistas de nuevo cuño, junto con algunos tradicionalistas que sin rubor participaron en la rebatiña, como Diego Fernández de Cevallos, se dieron a copiar y mejorar los métodos corruptos del Partido Unico. La antigua democracia interna fue sustituida por las simulaciones e imposiciones desde el poder, y los puestos públicos convertidos en dorado botín de saqueadores.


La victoria electoral de Vicente Fox terminó por acanallar completamente a quienes durante décadas denunciaron la corrupción y podredumbre del sistema. En los momentos en los que la nave priísta se hundía, muchos de sus más nefastos ratones, como Elba Esther, Miguel Angel Yunes y Javier Lozano —tan sólo para mencionar a algunos— entraron en componendas traidoras o de plano de afiliaron al partido azul. El paso del manejo corrupto del erario a la absoluta traición a la democracia y la consumación del fraude electoral en 2006 fue, en dichas circunstancias, casi automático.
El sexenio calderonista ha superado con creces las “realizaciones” del foxismo. En materia de corrupción, los ejemplos abundan y afectan prácticamente a todas las dependencias federales. El caso más recientemente conocido, el de Mony de Swaan, presidente de Cofetel, del que se divulgaron sus sucias relaciones con el abogado Peter Bauer, quien ha obtenido millonarias ganancias ilícitas a través de contratos injustos y onerosos para el erario, es tan sólo una pequeña gota dentro del océano de perversa corrupción de la administración actual.
Todo parece indicar que los mexicanos nos libraremos el próximo julio de estos aventajados alumnos del cochinero priísta. Pero no debemos de descuidarnos, pues usarán todo su poder económico y político para volver a usurpar la presidencia. Tampoco invita a la tranquilidad el regreso de los dinosaurios, pues su candidato, como se ha hecho más que manifiesto en las últimas semanas, hace declaraciones tan tontas y superfluas que nos recuerda lastimosamente a Vicentito Fox. El panismo ha sido tan nefasto que muchos ven el retorno del PRI como una bendición, pero ¿No sería acaso el triunfo del PAN tricolor de Peña Nieto una victoria de la continuidad?

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