Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Más sobre las cenas de Calderón (con cargo al pueblo)
Antes de Fox y Calderón, de 1939 al 2000, los del sexagenario PAN se presentaron como la antítesis del PRI que se fundó en 1946. Los panistas, con toda la mala leche, lo hacen un anciano de 72 años. En el entendido de que el PRD es, como desprendimiento del PRI, hermano de éste. Los tres partidos, tras la derrota del priísmo en el 2000, han estado disputándose y distribuyéndose los cargos de representación, con un cambalache de priístas que se mudaron al PRD y otros al PAN y del PAN al PRD, no por ideales ni convicciones, salvo excepciones, sino por oportunismo electoral.
Ya con Calderón y Fox, los panistas desperdiciaron hacer un buen gobierno, aunque fuera de derechas e incluso confesional (como han sido), pero honrados (que se confunde con honestidad… y no son castos ni honestos); en cambio, salieron mucho más ladrones (rateros) que los del priísmo y ahí la llevan con los del perredismo y los verdes. Los del PAN pregonaron que si llegaban al poder presidencial, iban a ser el reverso del PRI… ¡y mire usted, lector, que han superado la corrupción de sus adversarios. A quienes Calderón odia “con odio jarocho” y a ningún precio está dispuesto a entregarles el cargo. Y de reojo, no concediéndole a los lópezobradoristas ninguna posibilidad porque están divididos y no han podido superar su tribalismo, estuvo dispuesto, vía Manuel Camacho, con Ebrard de candidato del PRD chuchista, a una alianza con el PAN si Cordero (quien hace burla de su apellido al decir que “el corderito se les va a indigestar”), es el candidato.
A como dé lugar, Calderón trata de imponer a Cordero por sobre la popularidad de Josefina y la terquedad de Creel. La columna Templo mayor, que firma F. Bartolomé (y reportean todos a una los reporteros del periódico Reforma: 27/X/11), informó que Calderón quiere que Cordero sea el candidato del PAN. Para lo cual invita a empresarios y banqueros (no faltan Salinas Pliego y Azcárraga; los Aguirre de Radio-Centro, etc.), a convivios con carísimos platillos (que se van a la basura orgánica, pues el 80 por ciento se desperdicia).
El costo del cubierto (no menos de 10 invitados dos o tres veces a la semana, desde hace dos meses hasta la nominación del candidato panista), corre a costillas de los mexicanos que pagan impuestos, las alzas de los combustibles, lo sustraído de las utilidades de Pemex y de otras partidas. Calderón no paga de su bolsillo y aprovecha para echar tierra a los del PRI y PRD, con la amenaza de que si el PAN no continúa en la Presidencia de la República, que Dios nos agarre confesados, ya que profetiza que el PRI, el PRD o el PT van a realizar un desastre económico (mayor que el que deja PAN-Calderón-Cordero). Estas cenas, con dinero del pueblo, son para asustar a los cenadores de que la oposición quiere pactar con los narcos (¡huy, huy, huy, qué miedo y qué malos: quieren hablar con el diablo!), para cancelar la inseguridad y que lo único que debe prevalecer es la actual guerra y sus baños de sangre. Son las cenas con cordero de quienes sólo hablan con Dios.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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